"Los personajes masculinos pueden tener cualquier edad, las mujeres no"

Existen películas que nacen con un extraño vínculo con su director. Historias tan personales que sólo ellos son capaces de llevar a la gran pantalla. Lo hacen en un proceso catártico en el que se abren en canal para mostrar al espectador una ficción que tiene mucho de sí mismos. Es el caso de Daniela Fejerman, directora argentina afincada en España que estrena este viernes 'La adopción', un filme sobre el difícil proceso que sufrió en 2009 hasta que pudo adoptar a un niño ucraniano. Siempre supo que en esa odisea había una película que llega seis años después y tras haber estudiado otras muchas historias parecidas.

Un filme que nos pone en la situación de una pareja que viaja para adoptar a un niño a un país de Europa Oriental en el que la corrupción y el tráfico de niños están a la orden del día, lo que pondrá al límite también su relación. Un “thriller íntimo”, como lo define su coguionista Alejo Flah.

Daniela Fejerman reconoce ese punto de catarsis que ha tenido este filme, aunque no era consciente de ello mientas la rodaba. "En ese momento no lo piensas, te empiezas a preocupar de otras cosas, de cómo contarla, de no perder el hilo ni la tensión ni la emoción. Te preocupas de que se pueda llegar a hacer, de los actores, de cómo contarla visualmente, así que el efecto catártico es acumulatorio”, explica.

Una película que habla sobre la maternidad, dirigida por una mujer, y con una protagonista femenino, algo atípico en cualquier cinematografía (también la española) en la que el rol de la mujer tiene un papel casi testimonial. “Hay muy pocas mujeres que se dediquen al cine. Antes pensábamos que la dificultad estaba en la educación, en que las mujeres no se llegaban a plantear ser directoras. Pero es que en las escuelas de cine ahora hay muchas mujeres, así que la barrera puede estar en el acceso a la profesionalización. Esta situación reproduce lo que ocurre en cargos directivos en toda la sociedad, pero no por eso deja de ser preocupante”, analiza.

Hay muy pocas mujeres que se dediquen al cine. Esta situación reproduce lo que ocurre en cargos directivos en toda la sociedad, pero no por eso deja de ser preocupante

Para Fejerman el problema no está sólo en las pocas mujeres que escriben o dirigen películas, sino en la imagen que se da de la figura femenina en la mayoría de las historias que se cuentan: “Por un lado los personajes femeninos que se retratan son roles pocas veces protagonistas. Pocas veces llevan la acción y hay un universo de historias que no llegan a ser contadas. Hay pocas mujeres”. Una situación que viene producida por la falta de riesgo de unos productores que siguen pensando que los hombres son un seguro para la taquilla. “Sigue habiendo miedo y condicionamientos, el hombre en el cine puede ser cualquier cosa y tener cualquier edad, y las mujeres no. Ocultamos a las protagonistas femeninas mayores de 45 años”, zanja denunciando puro “machismo estructural”.

Mirada femenina

Daniela Fejerman no se imagina este proyecto en manos de otra persona. No cree que sea un producto dirigido a mujeres y que tuviera que estar hecho por mujeres, simplemente sabía que tenía que ser ella la que la dirigiera. A pesar de ello “intento equilibrar los puntos de vista”, aunque es consciente de que “hay una vinculación con la maternidad diferente en el hombre y en la mujer y por ello la película está muy pegada a la mirada de ella”.

Fejerman se aleja en 'La adopción' de sus anteriores películas, siempre unidas a la comedia, un género que “comercialmente es muy agradecido” y en el que hay que diferenciar: “Hay comedias y comedias, te puedes encontrar desde la película más 'mainstream' hasta la más refinada y peculiar”.

Películas como estas, cercanas, que hablan de cosas de la vida, cada vez tienen menos cabida. Antes tenían tiempo para que el boca a boca hiciera efecto

Quizás por ello ha sido una película tan difícil de producir, Fejerman tiene la sensación de que esto responde a que hay un tipo de cine que se está perdiendo. “Películas como estas, cercanas, que hablan de cosas de la vida, cada vez tienen menos cabida. Antes encontraban su hueco porque tenían tiempo para hacer su recorrido, tiempo para que el boca a boca hiciera efecto. Vivimos una situación polarizada entre los grandes estrenos comerciales de las majors y las películas apoyadas por las cadenas privadas y el reducto del cine de autor radical”, opina.

La directora se identifica con su protagonista femenina en que ha sacado adelante este proyecto por su “empecinamiento” cuando hasta sus amigos le decían que abandonara. “Fue una cuestión de cabezonería, tenía que agotar todas las posibilidades y encontré a Gerardo Herrero, que es un productor al que le gustan este tipo de historias”, cuenta aliviada. Su película, como su proceso de adopción ha tenido un final feliz, y llegará a las salas el viernes, donde la criatura se encontrará, por fin, con su público.