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estreno de 'invencible'

Angelina Jolie se pone seria y se estrella

La actriz vuelve para dirigir su segunda película, 'Invencible', un filme basado en la vida de Louis Zamperini, atleta olímpico y prisionero de guerra

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No hay nada peor que un director que quiere ponerse trascendente y no sabe hacerlo. Rápidamente se le ven las costuras, esa querencia por emocionar, por realizar el filme definitivo del que todos hablen. En Hollywood esa relevancia suele ir unida con las ganas de ganar el Oscar. Para conseguir la estatuilla hay que emocionar al respetable, ser profundo, hablar de cosas trágicas, nada de humor ni ejercicios de estilo.

A Angelina Jolie le ha podido la fiebre del oro. Con su ópera prima, En tierra de sangre y miel, ya demostró que le gustaban los temas intensos, sin medias tintas, los dramones sin matices. La crítica acusó el trazo grueso del filmey quizás por ello para su segunda aventura tras la cámara contrató a los hermanos Coen para pulir el guion de Invencible.

Una materia prima muy potente que con la ayuda de Joel y Ethan Coen quitando grasa y sentimentalismo podría dar como resultado un peliculón dispuesto a arrasar con las lágrimas de los espectadores y con todos los premios posibles.

Finalmente no ocurrirá ninguna de las dos cosas. Invencible es un filme impersonal y convencional, con una falta de apasionamiento que hace que el aburrimiento termine apoderándose del público.

Algo falla cuando las imágenes reales de Zamperini en los títulos de crédito finales emocionan más que las dos horas anteriores donde se ve todas las penurias que pasó. La mano de los Coen no se nota y da miedo pensar cómo era el guion antes de que ellos le pusieran unos parches. Porque en el filme hay varias escenas llenas de tópicos subrayadas por la música de Alexander Desplat. El momento en elque los tres compañeros miran las estrellas mientras hablan de la inmensidad del universo podría ser intercambiable con cientos de otros filmes.

A la historia le hace falta una nueva reestructura que limpie escenas innecesarias y potencia otras que deberían ser clímax emocionantes sin llegar a conseguirlo. Además nada aporta la clásica estructura del biopic de manual en el que con un par de flashbacks (cargados de tópicos) se nos muestra la infancia y juventud del protagonista

Jolie cumple tras la cámara ofreciendo un trabajo tan calculado como deudor de otros filmes. La actriz convertida en directora consigue planos de gran belleza como ese cenital con los prisioneros en el río, una escena que bebe demasiado de La lista de Schindler, con una planificación muy similar a aquella en la que Spielberg retrató el camino a las duchas de las mujeres en el campo de concentración.

Un producto tan medido y manufacturado que no permite que entre la más mínima emoción y que además se ve lastrado por una decisión de Jolie de potenciar el aspecto espiritual y religioso de la historia constantemente.

Desde las primeras escenas Angelina Jolie muestra una tendencia a ensalzar la figura de Zamperini mientras lo compara con varios símbolos religiosos. El castigo y perdón de su padre con un crucifijo que preside la habitación y, sobre todo, la escena en la que levanta una viga convirtiendo al protagonista en un Jesucristo moderno chirrían en el conjunto y subrayan un mensaje lleno de moralina que obtiene su cénit con las manidas frases que aparecen cuando termina el filme.

Otro de los topicazos de los filmes basados en la vida de alguien es que tiene que terminar describiendoquéle ocurrió a los personajes. Aquí se cumple la norma, realzando la importancia de la fe y del perdón de Zamperini. Un mesías moderno en manos de Jolie y ante el perplejo espectador que acudirá con asombro a una historia de superación más increíble en la teoría que en la práctica.

Invencible

Dirección: Angelina Jolie

Duración: 137 minutos

Género: Drama

Nacionalidad: EEUU

Reparto: Jack O'Connell, Domhnall Gleeson, Garrett Hedlund, Jai Courtney, Alex Russell

No hay nada peor que un director que quiere ponerse trascendente y no sabe hacerlo. Rápidamente se le ven las costuras, esa querencia por emocionar, por realizar el filme definitivo del que todos hablen. En Hollywood esa relevancia suele ir unida con las ganas de ganar el Oscar. Para conseguir la estatuilla hay que emocionar al respetable, ser profundo, hablar de cosas trágicas, nada de humor ni ejercicios de estilo.

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