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Asia domina el palmarés de la Berlinale
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'Black Coal, Thin Ice' se lleva el Oso de Oro

Asia domina el palmarés de la Berlinale

Desde su presentación el pasado jueves, Boyhood, la magnífica película de Richard Linklater, se había convertido en la clara favorita para alzarse con el Oso de

Foto: El director chino Yinan Diao con el Oso de oro a la Mejor película, y el actor chino Fan Liao con el Oso de plata al Mejor actor por 'Black Coal, Thin Ice&
El director chino Yinan Diao con el Oso de oro a la Mejor película, y el actor chino Fan Liao con el Oso de plata al Mejor actor por 'Black Coal, Thin Ice&

Desde su presentación el pasado jueves, Boyhood, la magnífica película de Richard Linklater, se había convertido en la clara favorita para alzarse con el Oso de Oro. La unanimidad entre la crítica era tan aplastante como la que se vivió en el pasado festival de Cannes con Abdel Kechiche y La vida de Adele. Si en Francia el pronóstico se cumplió, en Berlín ha saltado la sorpresa. El jurado, encabezado por el productor y guionista estadounidense James Schamus, otorgó el máximo galardón de la Berlinale al film chino Black Coal, Thin Ice, de Diao Yinan.

Cualquier resultado que no fuese la victoria de Linklater se iba a considerar una injusticia, aunque hay que remarcar que Black Coal, Thin Ice estaba entre las cintas importantes del certamen. En su tercer largometraje, Diao Yinan funde el thriller con el melodrama, ambos desde una óptica turbia y aparentemente fría, para relatar la historia de un policía ahogado en la soledad y el alcohol, y de la mujer de un criminal desaparecido. Brillante tanto en la factura visual como en el manejo de una narrativa discontinua y enigmática, Black Coal, Thin Ice arranca algo deslavazada pero a medida que avanza el metraje las piezas de su trama encajan hasta convertirse en elementos fascinantes. Además, su actor principal, Liao Fan, recibió el premio a la mejor interpretación masculina.

Linklater tuvo que conformarse con el Oso de Plata al mejor director, una recompensa insuficiente para un proyecto de ambición insólita. Él mismo subrayó que “recogía el premio como representante de las más de 400 personas que trabajaron en la película durante todo este tiempo, tanto actores como equipo técnico”. Su Boyhood, rodado a lo largo de 12 años con los mismos actores, consigue transmitir las mutaciones de la infancia a la adolescencia con una fidelidad y emoción extraordinarias.

El Gran Premio del Jurado fue a parar a otro talento del cine norteamericano, Wes Anderson, por The Grand Budapest Hotel. Un premio irreprochable para uno de los trabajos más disfrutables del festival, un derroche de imaginación narrado con pulso firme.

La japonesa Haru Kuroki fue reconocida como mejor actriz por su papel en The Little House, de Yoji Yamada, film sutil, por momentos entrañable, cuyo verdadero lastre es el estilo excesivamente académico de su realizador.

Una de las decisiones más extrañas del jurado llegó con el premio Alfred Bauer a la obra más innovadora, adjudicado al veterano Alain Resnais por The Life of Riley. Se le podrían dedicar muchos elogios a la última película del maestro francés, pero el de innovador no le representa en absoluto. Se trata de un ejercicio teatral, cómico y sencillo, concentrado en seis personajes. Un Resnais menor pero estimable pese a su reducida escala.

Un de las pocas sorpresas que deparó el festival, Stations of the Cross, del alemán Dietrich Brüggemann, fue recompensada con el Oso de Plata al mejor guión. Denuncia del fundamentalismo religioso, protagonizado por una niña que lleva su fe católica a un extremo enfermizo, el film consta únicamente de 14 planos. Brüggemann convierte la austeridad de la puesta en escena en un arma infalible contra la intolerancia y la destrucción de la inocencia a manos del fanatismo.

El único galardón verdaderamente injustificable fue el que se llevó el director de fotografía Zeng Jian por su labor en Blind Massage. Centrada en un grupo de invidentes que trabajan en un centro de masajes, la película realizada por el chino Lou Ye fue uno de los trabajos más pobres y evidentes del festival, quedando por debajo de otros muchos títulos en términos técnicos y visuales.

El jurado pasó por alto algunos trabajos notables como ’71 el debut de Yann Demange, una contundente mirada sobre el conflicto del Ulster; Beloved Sisters, film de época magistralmente dirigido por el alemán Dominik Graf, sobre la vida íntima del poeta Friedrich Schiller; y el soberbio thriller griego Stratos, de Yannis Economides. Al mismo tiempo, debemos resaltar que, por fortuna, el palmarés no reflejó el nivel medio de una sección oficia plagada de películas mediocres.

Desde su presentación el pasado jueves, Boyhood, la magnífica película de Richard Linklater, se había convertido en la clara favorita para alzarse con el Oso de Oro. La unanimidad entre la crítica era tan aplastante como la que se vivió en el pasado festival de Cannes con Abdel Kechiche y La vida de Adele. Si en Francia el pronóstico se cumplió, en Berlín ha saltado la sorpresa. El jurado, encabezado por el productor y guionista estadounidense James Schamus, otorgó el máximo galardón de la Berlinale al film chino Black Coal, Thin Ice, de Diao Yinan.