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Joselito, Belmonte, Sánchez Mejías y los toreros que cambiaron el arte en los convulsos años 20
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Joselito, Belmonte, Sánchez Mejías y los toreros que cambiaron el arte en los convulsos años 20

El cuarto encuentro del ciclo '1924 (2024) El pasado es la vanguardia' se centró en la discusión sobre la relevancia de la tauromaquia en entreguerras y su necesidad de ser considerada un arte

Foto: Los ponentes del cuarto encuentro del ciclo '1924 (2024) El pasado es la vanguardia'.
Los ponentes del cuarto encuentro del ciclo '1924 (2024) El pasado es la vanguardia'.

Los convulsos años 20 sirvieron para que muchos artistas canalizaran la desazón propia de entreguerras mediante las vanguardias. Asociamos aquella época al charlestón, el art decó, el Gran Gatsby o el dadá, pero en nuestro país fue particularmente fértil el arte que más se relaciona con nuestra idiosincrasia, denostado con el paso del tiempo: el toreo. Desde el año 20, con la muerte de Joselito, hasta el 34, con la de su cuñado Ignacio Sánchez Mejías, la tauromaquia fue fundamental en la vida de los españoles.

Eso es lo que ha reivindicado el cuarto encuentro cultural de Arquia Banca en colaboración con El Confidencial, celebrado el pasado 20 de mayo en el Espacio Arquia Banca y coincidiendo deliberadamente con el mes de San Isidro. De nuevo centrado en los años 20 del siglo pasado, como ha venido siendo habitual en el resto de sesiones, en esta ocasión Un inciso: la tauromaquia, que contó con Luis Francisco Esplá (matador de toros y pintor), Fernando Fernández Román (periodista y crítico taurino) y Araceli Guillaume (escritora y catedrática emérita de la Universidad Sorbona) como ponentes, y que moderó una ocasión más el periodista y escritor Rubén Amón, quería reivindicar la importancia de la tauromaquia para la cultura. "Si los toros no son cultura, peor para la cultura", señaló Amón al principio de la sesión, tajante.

El recorrido por la época de entreguerras, centrado en la tauromaquia ("la relación entre hombre y toro tiene más de 3.000 años", señalaron los ponentes) partía y terminaba con dos momentos funestos: las muertes de los dos toreros antes mencionados. Los años 20 comenzaban resintiéndose con la muerte de Joselito el Gallo y de la cornada prematura que acabó con la vida de Granero, lo que no impidió el salto al toreo moderno que conllevaron al liderazgo de Belmonte y la irrupción de Chicuelo, hasta la llegada de Sánchez Mejías, un referente para la generación del 27.

"Murieron varios toreros, pero también sirvió para concebir una nueva forma de entender el toreo: mediante el estilismo"

"Fue una década luctuosa", señaló Fernández Román durante la ponencia. "Joselito era una figura especial en aquella época. Además, murieron varios toreros durante aquellos años —12 en total, entre 1920 y 1934, lo que es una gran cantidad—, pero también sirvió para concebir una nueva forma de entender el toreo: mediante el estilismo. En el 28 surgió una nueva forma de torear, el toreo de ida. También el gitanismo aportó cosas nuevas".

Joselito, niño prodigio del toreo, es considerado en la actualidad el torero más completo de la historia de la tauromaquia. Es conocido por aportar modificaciones que sirvieron para la tauromaquia moderna (promover la construcción de plazas de toros monumentales o sentar las bases de selección de los toros en las ganaderías bravas fueron algunas de ellas). Aunque falleció excesivamente pronto, con tan solo 25 años, su rivalidad con Belmonte —al que también consideraba un gran amigo— durante la llamada Edad de oro del toreo a principios del siglo XX también fue de obligada mención durante la ponencia. "Joselito era el timonel, pero Belmonte llevaba el barco" aseguró Esplá en relación con ambas figuras y sus maneras de torear, que sentaron las bases de la modernidad.

placeholder Fernando Fernández Román, periodista y crítico taurino; y Luis Francisco Esplá, matador de toros y pintor; durante el coloquio.
Fernando Fernández Román, periodista y crítico taurino; y Luis Francisco Esplá, matador de toros y pintor; durante el coloquio.

Parece irremediable la comparación con el momento actual, y durante la ponencia no se pudo menos que señalar varias veces, en un momento como el actual, particularmente polémico para el toreo (recordemos que a principios de mes, el Ministerio de Cultura decidió suprimir el Premio Nacional de Tauromaquia por contribuir al maltrato animal).

"El toreo ahora mismo está vilipendiado por la izquierda, pero no entienden que es de todo menos conservador", señaló Amón. "Es activismo, reinvindicación y arte. Y hay otra cuestión: los antitaurinos creen que se le da nombre al toro para vejarlo cuando en realidad es para exalzarlo. Es innegable que la tauromaquia en la actualidad está sufriendo una gran opresión".

placeholder Araceli Guillaume, escritora y catedrática emérita en la Universidad de París-Sorbona.
Araceli Guillaume, escritora y catedrática emérita en la Universidad de París-Sorbona.

Ese cambio de mentalidad lleva a otra diferencia fundamental entre los años 20 de un siglo y los del siguiente: la permeabilidad entre las artes y la consideración en España, sin ninguna duda, del toreo como un arte más durante la época de entreguerras. "La sensibilidad artística de muchos de estos toreros iba más allá de la tauromaquia", apuntó Guillaume. "Belmonte, un torero del barrio de Triana, demuestra estar a la altura de los intelectuales de la época con su ingenio y carisma, le aceptaron como uno más. Fue el dadá del toreo y creo que la permeabilidad entre las artes queda clara en la influencia que su figura tuvo en Chaves Nogales. El torero es un personaje que actúa en la plaza y fuera de ella".

"Belmonte, un torero de Triana, demuestra estar a la altura de los intelectuales de la época con su ingenio y carisma. Fue el dadá del toreo"

El final de aquella época de entreguerras, dulce como un sueño, coincide proféticamente con el fallecimiento de otra figura fundamental en España: Ignacio Sánchez Mejías. Su influencia en la generación del 27 —que, con Dámaso Alonso al frente, bajaron a Sevilla para hacer un homenaje a Góngora en el Ateneo y entonces fue Mejías quien los acogió— tiene su punto de inflexión en aquella elegía de Lorca, que compone alguno de los poemas más bellos de su repertorio. "Era un hombre muy polifacético con una profunda vida interior" indicó Guillaume, recordando que Mejías además de aficionado a la literatura fue también dramaturgo.

placeholder Asistentes al encuentro 'Un inciso: la tauromaquia' celebrado en el Espacio Arquia Banca.
Asistentes al encuentro 'Un inciso: la tauromaquia' celebrado en el Espacio Arquia Banca.

Por último, volviendo al presente, se habló también de Morante de la Puebla y de su capacidad para dejarse dictar por el toro. "Morante escucha y saca el mejor toro en cada animal", también quiso señalar Esplá. La reflexión última consiguió un aplauso del público, pues los toros sin el ritual que los acompañe no son nada. "El amor sin rito es sexo, la comida sin rito es alimentación, la religión sin rito es solo superstición y el toreo, sin todo el rito que va unido a él, es un sinsentido salvaje".

El próximo encuentro será el 26 de junio, sobre literatura. Para más información sobre el ciclo, haga clic aquí.

Los convulsos años 20 sirvieron para que muchos artistas canalizaran la desazón propia de entreguerras mediante las vanguardias. Asociamos aquella época al charlestón, el art decó, el Gran Gatsby o el dadá, pero en nuestro país fue particularmente fértil el arte que más se relaciona con nuestra idiosincrasia, denostado con el paso del tiempo: el toreo. Desde el año 20, con la muerte de Joselito, hasta el 34, con la de su cuñado Ignacio Sánchez Mejías, la tauromaquia fue fundamental en la vida de los españoles.

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