Fantasmas del pasado: el documental español que gana festivales llega a Cineteca

Alejandro Vázquez San Miguel decidió un día que quería pasar más tiempo con sus abuelos. Ese tiempo no solo dio como resultado mayor cohesión familiar y emocional, sino un documental sobre el día a día de sus abuelos, Una zona ajardinada demasiado tranquila para mí, ópera prima premiada en varios festivales internacionales y que ahora se preestrena en la Cineteca de Matadero (el viernes a las 19 y sábado a las 19:30).

Bajo la pausada cotidianidad que describe el filme -cuando todos los días se parecen demasiado entre sí y nada (ni siquiera la cámara del nieto que todo lo graba) parece quebrar la rutina de hierro de los abuelos (despertarse, comer, tomar la medicina, cenar y dormir)- brotarán poco a poco las frustraciones de una vida a punto de cerrarse, los recuerdos crudos de una abuela que ha visto cosas que los más jóvenes no creerían (la noche oscura de la posguerra), el monólogo final que da sentido a todo.

El filme ganó el premio del jurado en el Doclisboa y el de mejor documental español en el Documenta Madrid, cuyo jurado destacó cómo un “espacio cercano e íntimo se dibuja a través de los gestos de la cotidianidad. Es un espacio de soledad, y también de memoria y afectos. Ahí nos llega la historia, no solo de Choni, pero también de tantas y tantos”.

El crítico Allan Hunter, de Screendaily, escribió sobre el filme:

1) “San Miguel no sólo observa a sus abuelos en su apartamento, también organiza el rodaje, reubicando el escenario o, en ocasiones, solicitando una nueva toma. ‘No sé qué estás haciendo’, afirma su abuela. También silencia el sonido para que sea posible simplemente mirar y admirar a su abuela. Hay una tierna intimidad en esos momentos mientras contemplamos en silencio sus rasgos animados y el brillo en sus ojos. San Miguel captura los ritmos y el tedio de la vida de los abuelos mientras él camina por el apartamento y duerme una siesta o ella se queda en el balcón, todavía fumando a pesar de las órdenes de los médicos. Sentimos el tictac del tiempo que se ralentiza a medida que sus vidas llegan a su fin".

2) "A medida que las imágenes se disuelven unas en otras o se desvanecen de la vista, se siente como si ya fueran fantasmas en su propia casa. Es evidente que ella todavía está muy comprometida con el mundo y frustrada porque ya no es posible ir a lugares ni conocer gente. También está claro que no está en paz”.

Pero la abuela va a hablar a la cámara de su nieto, vaya que si va a hablar. Y si al final de su testimonio no se quedó en paz, seguro que se quedó a gusto.