Es noticia
Acoso escolar: cuando no hay policía, manda la mafia
  1. Cultura
Juan Soto Ivars

Por

Acoso escolar: cuando no hay policía, manda la mafia

Mi idea sobre el abuso en la escuela es simple, cartesiana e impopular: cuando se neutraliza el monopolio de la violencia y se desmonta el concepto de autoridad, aparece la mafia

Foto: Alumnos del IES Elena García Armada de Jerez recuperan la normalidad tras la agresión. (EFE/Román Ríos)
Alumnos del IES Elena García Armada de Jerez recuperan la normalidad tras la agresión. (EFE/Román Ríos)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Un chaval de 14 años apuñala a tres profesores y dos alumnos en un instituto de Jerez de la Frontera. Lo primero que pienso: ¡suerte que no tenemos ametralladoras en casa como los americanos! Allí, tras cada masacre, se preguntan por qué. Y la respuesta la tienen en nuestra noticia: el mismo alumno envilecido por la humillación que nos ha dejado cinco heridos, allí te levanta una pila de muertos.

Debate concluido. Me interesa hablar en realidad del acoso escolar, es decir, sobre la normalización de la violencia en las aulas, sobre la humillación del débil y la tiranía de los fuertes, de los chulos y los arrogantes; sobre el aplastamiento que la multitud socialmente popular ejerce sobre los solitarios, sean mejores o peores que el resto. Mi reflexión sobre el tema es tan impopular como lógica.

Foto: Padres y madres en la entrada del instituto tras el ataque con arma blanca en un instituto de Jerez de la Frontera. (EFE/Francisco Jiménez)

Hay gente que cree que hoy los chavales son más malos o más violentos. O más blandos o menos entrenados para la vida. O más locos, pornógrafos, autistas, suicidas, etcétera. Pero los chavales son más o menos como siempre, la especie no ha cambiado en tan poco tiempo. Lo que ha cambiado en décadas de forma radical es el contexto en el que se crían, tanto en casa como en la escuela.

En casa, los padres pasan menos tiempo con ellos y los parientes tienden a estar más lejos, en otras ciudades. Esto, ya, es mala señal, pero es que en la escuela, gracias a la pedagogía buenista, el profesor tiene que acompañarlos en su apasionante viaje hacia el conocimiento. Viaje que, en la práctica, sabemos perfectamente que conduce a la indigencia intelectual. Y quien lo siga negando, miente.

Bien, demos ahora un salto atrás, al pleistoceno educativo en que los maestros iban repartiendo pescozones a los revoltosos. ¿Qué hay del acoso escolar en aquella época? Pues también existía, pero los episodios de burlas y palizas eran más breves, menos agudos y sus consecuencias menos terroríficas. Lo digo porque el suicidio en adolescentes se ha multiplicado y los estudios dicen que el 70% de los jóvenes con ideaciones suicidas sufren acoso escolar.

Foto: Vecinos recuerdan a joven arrollada en Alfafar, Valencia. (EFE/Ana Escobar)
TE PUEDE INTERESAR
Suicidios de adolescentes extranjeros: el drama que sobrevuela el suceso de Oviedo
Antonio Villarreal Alfredo Pascual Gráficos: Marta Ley

¿Podemos concluir que los niños siempre han sido unos cabrones, pero hoy la vida en la escuela está expuesta a una violencia más radical entre alumnos mientras el profesorado tiene menos herramientas para controlarlos? ¿Podemos acordar que, aunque siempre han existido abusones, nunca han tenido estos un poder tan poco compensado por la autoridad de la escuela?

En otros tiempos la violencia se ejercía por parte de algunos profesores sádicos y entre los alumnos. Hoy, una violencia más constante e intensa se ejerce entre los alumnos, que llegan a agredir impunemente incluso a los profesores.

Bien: no vamos a pintar el pasado como una panacea. Antaño podía tocarte un profesor brutal que abusara de su fuerza, y tenemos muchos cuentos de terror sobre maestros carpetovetónicos que se convierten en dictadorzuelos y aterrorizan a los niños. Sin embargo, también te puede tocar un policía sádico en un Estado democrático, pero solo los idiotas dicen "defund the police".

*Si no ves correctamente el módulo de suscripción, haz clic aquí

Mi idea sobre el abuso en la escuela es simple, cartesiana e impopular: cuando se neutraliza el monopolio de la violencia y se desmonta el concepto de autoridad, aparece la mafia, que empieza al instante a ejercer su violencia y, con ello, implanta su autoritarismo. El abuso escolar para mí no es más que esto: la mafia de los fuertes en ausencia de monopolio de la violencia.

Aplico para pensar en las aulas, sencillamente, el mismo esquema del contrato social que opera en una democracia. Cuando se desata una violencia anárquica entre ciudadanos, solo el uso de una fuerza vertical puede ejercer de pacificador. Por supuesto, sobre la autoridad hemos de ejercer un control que nos evite su exceso y su sadismo, pero en ausencia de ambas cosas estamos perdidos.

Pues esto es lo que pasa en muchos centros españoles, tanto pobres como pijos: están en manos de la mafia. Semanalmente, puedes ver vídeos en que un montón de cabronzuelos la toman con uno más débil y un profesor o profesora abúlico e impotente llama a la calma como si fuera la ONU. Podríamos pensar que fallan los alumnos o los profesores, pero lo que falla es el contrato social.

Estoy convencido de que Al Capone se hubiera prestado encantado a asistir a esas charlas absurdas en lugar de ir a la cárcel

¿Quién manda en un aula? Y repito: con esto no criminalizo, ni siquiera, a los abusones, sino que condeno la falta de herramientas para controlar su inclinación natural al abuso de la fuerza. No puede existir una paz social sin que la autoridad ostente el monopolio de la violencia y, aunque es necesario que existan herramientas de control sobre esa autoridad, sin ella estamos en manos de la mafia.

Habrá quien diga que lo que hace falta en la escuela son cursillos de empatía y talleres buenistas. Estoy convencido de que Al Capone se hubiera prestado encantado a asistir a esas charlas absurdas en lugar de ir a la cárcel.

Un chaval de 14 años apuñala a tres profesores y dos alumnos en un instituto de Jerez de la Frontera. Lo primero que pienso: ¡suerte que no tenemos ametralladoras en casa como los americanos! Allí, tras cada masacre, se preguntan por qué. Y la respuesta la tienen en nuestra noticia: el mismo alumno envilecido por la humillación que nos ha dejado cinco heridos, allí te levanta una pila de muertos.

Trinchera Cultural Educación Acoso escolar
El redactor recomienda