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Andrés Lima: "El PP debe plantearse si su política es la censura o la libertad de expresión"
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Andrés Lima: "El PP debe plantearse si su política es la censura o la libertad de expresión"

El director estrena en el Festival de Mérida ‘La comedia de los errores’, de Shakespeare, y prepara sendos proyectos sobre la adolescencia y la Guerra Civil española

Foto: Andrés Lima durante el ensayo general de 'La comedia de los errores' en el Festival de Mérida. (Jero Morales)
Andrés Lima durante el ensayo general de 'La comedia de los errores' en el Festival de Mérida. (Jero Morales)

Dos parejas de hermanos gemelos, una madre abadesa, un exorcista, un duque, verdugos, fulleros, mercaderes, un puticlub, un dj que lo mismo pincha un sirtaki que un temazo de Otis Redding, gente de Éfeso, en Grecia, que habla como si hubiera nacido en el Puerto de Santa María, gente que está un pelín cucú, que se pega en plan Jackass, que vive dentro de una rave que no termina nunca, que se sienta en el suelo como si aquello fuera una playa, abre una cerveza fría y nos dice: “Querido público, ¿qué es la verdad? ¿Qué sería de la verdad y de lo correcto si no fuese por el error? Lo auténtico y lo correcto son siempre taaaaan planos, taaaaan aburridos, ¿no les parece?”.

Es La comedia de los errores, un texto de juventud de Shakespeare con versión de Albert Boronat con el que Andrés Lima vuelve este miércoles al Festival de Mérida (del 2 al 6 de agosto en el Teatro Romano) tras Tito Andrónico y Medea, una comedia loca y un disparate saturado de enredos y equívocos, un elogio del error y la ambigüedad que ensancha los límites de la moral y una fiesta que reivindica la libertad sexual y de género y se ríe de lo normativo y lo ortodoxo con 6 actores interpretando a 24 personajes en un alarde casi atlético de versatilidad y disfraz: Pepón Nieto (también coproductor de la obra), Antonio Pagudo, Fernando Soto, Rulo Pardo, Avelino Piedad y Esteban Garrido.

placeholder Un momento de la representación de 'La comedia de los Errores', estrenada en el Festival de Mérida. JERO MORALES
Un momento de la representación de 'La comedia de los Errores', estrenada en el Festival de Mérida. JERO MORALES

Andrés Lima, que acaba de regresar de Montevideo, donde ha colgado durante dos meses el cartel de no hay entradas con su versión de Edipo Rey para la Comedia Nacional de Uruguay en el Teatro Solís, prepara ya el estreno en septiembre, en las Naves del Español en Matadero, de Asesinato y adolescencia, un texto de Alberto San Juan en el que explora la violencia que ejercen y padecen los adolescentes, y trabaja ya en 1936, un montaje en torno a la Guerra Civil española que conserva la filosofía de sus piezas Shock I (El cóndor y el puma) y Shock II (La tormenta y la guerra). En una conversación con este diario, el director habla de la importancia del humor y de ese binomio de libertad y poder presente en gran parte de su trayectoria teatral, pero también de la censura actual y la autocensura futura, de la guerra cultural y la guerra contra la cultura.

P. ¿Por qué le interesaba este texto de Shakespeare?

R. Fundamentalmente por el juego que tiene, que no es moco de pavo. Hay un dicho que dice que ‘tienes menos gracia que una comedia de Shakespeare’. Tú coges una comedia suya y ni te inmutas, te tienes que imaginar la teatralidad de todo eso, pero es verdad que, cuando te metes en el local de ensayo, la cantidad de situaciones cómicas que salen de ahí es brutal. Pero lo teatral, para mí, tiene hoy una entidad filosófica. Es decir, esta es una compañía de hombres que tiene muy presente lo Lgtbiq+ y para mí era importante que eso se pusiera en escena con un espíritu anarquista y divertido. El hecho de que haya una explosión de fiesta sexual en la función me parece interesante como propuesta de diversión y que el error y la ambigüedad sean sanos también me parece una propuesta moral.

P. ¿Tiene algo de comedia trans?

R. En la puesta en escena, sí, desde luego que es transgénero y está esa libertad de decidir tu sexo cuando te dé la gana.

P. Viene de hacer textos muy poco cómicos —Todas las canciones de amor, Paraíso Perdido o Edipo Rey— y en el horizonte tiene los estrenos de Asesinato y adolescencia y la tercera parte de Shock en torno a la Guerra Civil española. Es como si con esta comedia estuviera parando para coger fuerzas…

R. Es completamente cierto (Risas).

Cuando una sociedad sabe reírse de sí misma es cuando tiene mayor futuro porque encaja la crítica y porque respeta la ambigüedad

P. ¿Hay una especie de reivindicación de la alegría en tiempos que no son precisamente alegres?

R. Se trata de reivindicar el humor y la risa más que la alegría. Creo que cuando una sociedad sabe reírse de sí misma es cuando tiene mayor futuro porque encaja la crítica, porque practica el cambio y porque respeta la ambigüedad. Últimamente he oído muchas veces que hay gente que es normal y gente que no y eso me pone del hígado. En ese sentido, yo me reivindico como error y como anormal.

P. La obra no solo reivindica la libertad sexual o de género… Las mujeres de La comedia de los errores se preguntan por qué la libertad de los hombres es mayor que la suya, por qué están “condenadas a someterse al domino del macho”…

R. Aquí, las mujeres plantean de una forma juguetona un cierto tipo de sometimiento y la propia obra lo que está haciendo es defender su fortaleza ante la estupidez de los hombres y el poder. Hay una vuelta de tuerca con nuestro montaje y es que, al ser interpretadas por hombres, se convierte no solamente en un asunto sobre la mujer, sino en un asunto sobre la homosexualidad. Aquí se está cuestionado ese poder del macho que lo primero que hace en la función es el ridículo.

placeholder El director teatral Andrés Lima. JERO MORALES
El director teatral Andrés Lima. JERO MORALES

P. La libertad y el poder, esa dupla que ha atravesado tantas veces las obras que ha llevado a escena desde Animalario hasta hoy...

R. Creo que es uno de los grandes temas del teatro universal. El teatro nace, sobre todo, cuando hay conflicto y la guerra es una de las mayores expresiones del conflicto, ya sea entre generaciones, la guerra de un pueblo o la guerra interna de un personaje. Es decir, de Sarah Kane a la guerra civil todo es conflicto. Y creo que es muy interesante estar revisitando continuamente el conflicto para intentar aprender a vivir y conocernos un poco más a nosotros mismos, creo que eso es infinito.

P. Una guerra que no ha citado es la cultural

R. Lo que creo que existe es la guerra y la cultura y, sobre todo, la guerra contra la cultura. Si tú ejerces la cultura es difícil que seas partidario de una guerra, a no ser que tengas que defenderte. Yo no vivo la guerra cultural como tal, lo que sí he vivido últimamente es la guerra contra la cultura: pensar que el teatro o la cultura en general pueden ser censurables, que el teatro solo sirva para contentar a una parte de la sociedad o que durante muchos años el teatro haya sido totalmente inocuo, sin el más mínimo vestigio de crítica, para no molestar al poder. Eso sí es una guerra contra la cultura y creo que es preocupante.

Yo no vivo la guerra cultural, pero últimamente sí he vivido la guerra contra la cultura: pensar que el teatro o la cultura pueden censurarse

P. Después de esos casos de censura que han acaparado titulares surgirá un movimiento silencioso e invisible de autocensura, la de programadores que no incluirán determinados espectáculos en sus teatros o creadores que suprimirán escenas de sus obras… Y eso será muy difícil detectarlo

R. Es lógico y eso es exactamente la teoría del shock. Si desde el poder utilizas el miedo para reprimir la liberad de los demás, la reacción natural en muchos casos es la de achantarse. Cuando hablamos de los años 30 en España y Alemania o de los años 70 en Latinoamérica, la ultraderecha ganaba a base de golpes de estado y hoy lo hace a través de las urnas, de procesos democráticos. Hay varios millones de personas que han votado a Vox y una parte de la población está apoyando eso, y eso es sobre lo que hay que reflexionar.

P. ¿La censura y la autocensura seguirán siendo posibles mientras no se mejoren las condiciones de precariedad en las que trabaja gran parte del sector cultural en España?

R. Ahí estás dando en el clavo porque la desigualdad es la base, muchas veces, de todo esto de lo que estamos hablando porque el miedo a quedarte en la calle, a perder el trabajo, a no poder pagar el colegio de tus hijos es lo que te hace conservador y, en muchos casos, reaccionario. Es cuando empiezas a sospechar del inmigrante, por ejemplo, y creo que esto solamente se salva con cultura dentro de un Estado democrático, o sea, es una pescadilla que se muerde la cola.

No solo por el miedo a que me censuren, sino a que la política cultural de este país se vea depreciada

P. ¿Le da miedo que los ayuntamientos, principales contratadores de giras teatrales en este país, no programen sus producciones, entre ellas su próxima obra sobre la guerra civil?

R. Llevamos muchos años ya de alternancia de partidos en los ayuntamientos y algunos muy de derechas no nos han contratado o, incluso, han hecho campaña para que no nos contratara nadie. Estoy acostumbrado a eso. Hay suficiente gira en España como para no estar excesivamente preocupado, pero en el fondo sí lo estoy. No es solo por miedo a que me censuren, sino a que la política cultural de este país se vea depreciada. Y me preocupan no solamente los ayuntamientos de derechas, sino el excesivo nacionalismo que hace que no salgas de tu comunidad, me preocupa que no exista ese intercambio tan rico de culturas y de lenguas que ha habido siempre en este país. Me preocupa mucho el centralismo atroz que nos tiene a todos dependiendo de Madrid y sí, es interesante tener aquí el Centro Dramático Nacional, pero por qué no uno en Andalucía o en Galicia. Las producciones de teatro siempre han vivido de las giras, no de las temporadas en Madrid, que son cada vez más testimoniales. Ahora haces un mes en un teatro público y es como un chollo, pero debería existir la opción de que (las temporadas) fueran más largas o que su duración pudiera depender del éxito de público. Hay muchas cosas que me preocupan, no solamente la censura, aunque creo que el PP debería plantearse si esa (la censura) es su política y no la del respeto democrático a la libertad de expresión, con un claro límite a la censura, como algo inconcebible.

placeholder Un instante de 'La comedia de los errores' de Shakespeare, dirigida por Andrés Lima, en el Festival de Mérida. JERO MORALES
Un instante de 'La comedia de los errores' de Shakespeare, dirigida por Andrés Lima, en el Festival de Mérida. JERO MORALES

P. Hábleme de Asesinato y adolescencia, el texto de Alberto San Juan que estrena el 28 de septiembre en el Teatro Español

R. Nace del intento de comprender a la adolescencia y su relación con la violencia, cómo la violencia cala y tiene un mensaje muy claro y decisivo en esa época de cambio. La mayoría de miembros de pandillas violentas se incorporan a ellas en la adolescencia y todo, al final, responde a la desigualdad social. Las pandillas nacen como tribus, para defenderse de los demás, nacen de la marginalidad.

P. ¿Le va a dar voz a esos adolescentes o se trata de una obra de boomers hablando de gente más joven?

R. Eso dicen los adolescentes que hemos entrevistado (risas). Hicimos unos talleres en los que reunimos a adolescentes y eso está en la función, es un coro que observa y que forma parte de la videocreación, integrado por algunos de esos chavales a los que entrevistamos en su día. Por otra parte, a Alberto San Juan y a mí nos interesaba la película M, el vampiro de Dusseldorf, de Fritz Lang, un clásico del cine en blanco y negro de los años 30, en una sociedad en la que, como ahora, la derecha también se cernía como una amenaza. Es la historia de un posible asesino de adolescentes y de una adolescente que puede llegar a ser su víctima, pero nosotros hemos jugado con una idea más contemporánea: cómo se puede transformar la adolescencia en algo muy violento, hasta el punto de tener dudas, en la obra, acerca de quién está ejerciendo realmente esa violencia sobre el otro.

'1936' no va a ser un repaso detenido a cada acontecimiento de la Guerra Civil. La cuestión es encontrar lo esencial dentro del conflicto

P. ¿Cómo va a meter la Guerra Civil Española en un escenario? ¿Cómo va a abordarla en ese Shock III en el que ya está trabajando?

R. Esa es la gran pregunta para mí también y estoy en pleno proceso. La obra solo se va a llamar 1936 y no va a ser estrictamente Shock III, aunque la idea se basa en la misma estructura teatral, con el público rodeando la escena para que se sienta dentro y no distanciado. En ese sentido sí es un Shock III, pero la Guerra Civil es algo tan grande y con tantos matices personales que va más allá de las dos obras anteriores. Es más comprometido porque hablamos de algo que, de alguna manera, llevamos en los genes y tiene que ver con nuestra familia, con nuestros abuelos y bisabuelos, y con nosotros mismos, que hemos vivido una dictadura. Eso le da una dimensión como para que sea en sí misma una obra sin otros referentes, pero filosófica e ideológicamente sí que es Shock. No va a ser un repaso detenido a cada acontecimiento de la guerra, eso es imposible, creo que la cuestión es encontrar lo elocuente, es decir, lo esencial dentro del conflicto. Para ello hay que revisar un poco los antecedentes y lo que sucede después, pero a mí me gustaría centrarme de 1936 a 1939 y no voy a poder repasar todas las batallas, pero está la del Ebro, la defensa de Madrid, está el golpe y la campaña del Sur… y son muy elocuentes. Te estoy dando las claves para que veas cuál es el recorrido que intento hacer.

Dos parejas de hermanos gemelos, una madre abadesa, un exorcista, un duque, verdugos, fulleros, mercaderes, un puticlub, un dj que lo mismo pincha un sirtaki que un temazo de Otis Redding, gente de Éfeso, en Grecia, que habla como si hubiera nacido en el Puerto de Santa María, gente que está un pelín cucú, que se pega en plan Jackass, que vive dentro de una rave que no termina nunca, que se sienta en el suelo como si aquello fuera una playa, abre una cerveza fría y nos dice: “Querido público, ¿qué es la verdad? ¿Qué sería de la verdad y de lo correcto si no fuese por el error? Lo auténtico y lo correcto son siempre taaaaan planos, taaaaan aburridos, ¿no les parece?”.

Teatro Vox Igualdad de género LGTBI