"Denunciaba los crímenes de guerra rusos y ella misma ha muerto en un ataque criminal"

Escribo estas palabras compelido por la urgencia de comunicar a todos algo más personal y profundo que las noticias habituales que reflejan los hechos, con toda la inmediatez que la profesión de los periodistas exige.

La vida tiene tremendas coincidencias —la misma noche que falleció mi padre entre el 1 de julio y el 2 de julio, ahora hace 17 años, ha fallecido nuestra amiga Victoria Amelina— y también tremendas paradojas —nuestra felicidad de verla publicada en español hace pocos días se trastoca ahora en una tristeza inmensa—.

Victoria Amelina ha fallecido en Dnipro (Ucrania) en el Hospital Mechnikov, en la noche del 1 de julio, como resultado de las gravísimas heridas sufridas en el ataque criminal con misiles rusos producido el 27 de junio contra la población civil de la ciudad de Kramatorsk, en el este de Ucrania.

Cuando el pasado viernes comí en Madrid con Héctor Abad Faciolince, que estaba con Victoria Amelina cuando ocurrió el criminal ataque en Kramatorsk, para celebrar que había regresado a Madrid sano y salvo, y a pesar de conocer la gravedad del estado de Victoria, no dejamos de confiar en su recuperación, con toda nuestra esperanza volcada en ello.

Se trunca la vida de una gran persona y de una excelente escritora. A diario vemos noticias de muertes en Ucrania y las dejamos que crucen por delante de nuestros ojos, casi anestesiados por la reiteración. Es distinto cuando le ocurre a una amiga. También es distinto cuando el muerto tiene una trascendencia pública como escritor, como cuando mataron a García Lorca, a Ramiro de Maeztu o a Muñoz Seca en nuestro país. Y es verdaderamente distinto cuando se da la trágica paradoja de que la persona asesinada es alguien que ha luchado desinteresadamente, que ha dedicado un año y medio de su vida a denunciar precisamente semejante clase de crímenes.

Estamos decidimos a convertir la sinrazón de su muerte en un constante homenaje y recuerdo de Victoria, y mantener viva su lucha frente a los crímenes de guerra contra la población civil, como el que ella misma sufrió. Seguiremos con el Pen Club de Ucrania y su familia en esta justa lucha para que se juzguen los crímenes de guerra, actividad que nos redime como personas y nos permitirá mantener el recuerdo de Victoria y seguir su ejemplo.

Victoria Amelina nació en 1986 en la maravillosa ciudad de Leópolis, a la que tanto amaba. Estaba casada y tenía un hijo de solo 10 años. Había publicado otra novela en el año 2014, Syndrom Lystopadu, y su gran éxito la convenció de que debía dedicarse a la literatura, aunque su formación estuviera centrada en la ingeniería informática. Ha escrito también varias obras de literatura infantil y muy numerosos artículos relacionados con su constante actividad en defensa de los derechos humanos. En español, solo ha publicado Un hogar para Dom en nuestra editorial Avizor.

A las personas que lean esto: que la inmediatez no se transmute en olvido, que conservemos el recuerdo presente de Victoria Amelina y que su justa lucha se mantenga siempre

Sus familiares y amigos organizarán unas celebraciones religiosas en Kiev y en Leópolis en recuerdo de una persona con una fuerza interior tan notable, con un amor a los demás tan sobresaliente, con una belleza interior que yo, que la conocí, puede atestiguar no tiene fácil parangón.

Ahora todo es urgente para que todo el mundo conozca su muerte. Esa urgencia en la que viven los periodistas por la naturaleza de su profesión. Solo les pido, a ellos y a las personas que lean esto, que nos acompañen en el futuro, que la inmediatez no se transmute en olvido, que conservemos el recuerdo presente de Victoria Amelina y que su justa lucha se mantenga siempre.

“¡Victoria está viva!”. Victoria zhyvy!

*José Manuel Cajigas es uno de los socios de Avizor Ediciones, la editorial que ha publicado en España la novela de Victoria Amelina Un hogar para Dom.