Así consiguió la cuñada socialista de Van Gogh que se convirtiera en una estrella del arte

Pintó unos 800 cuadros y más de 1.600 dibujos, pero sólo consiguió vender uno de ellos en toda su vida. Murió a los 37 años en la pobreza más absoluta, siendo un perfecto desconocido, ignorado por el mundo entero.

¿Qué diantres ocurrió entonces para que Vincent van Gogh se convirtiera en el artista archifamoso, híper reverenciado y súper cotizado que es hoy? ¿Qué mecanismos desencadenaron que justo cien años después de su muerte su Retrato del Dr. Gachet se vendiera por 82,5 millones de dólares, convirtiéndose durante un tiempo en la obra de arte más cara de la historia?

La creación del mito van Gogh es el nudo gordiano al que responde la exposición Eligiendo a Vincent. La muestra, con la que el museo Van Gogh en Ámsterdam celebra sus 50 años de existencia y que se podrá contemplar hasta el próximo 10 de abril, revela los fascinantes entresijos que llevaron al autor de Los Girasoles de la oscuridad más profunda a los focos de la fama interplanetaria.Y lo hace a través de documentos nunca antes vistos, de objetos familiares y, por supuesto, de obras de Vincent van Gogh y de sus contemporáneos.

La exposición muestra documentos nunca vistos, objetos familiares y, por supuesto, obras de Vincent van Gogh y de sus contemporáneos

Spoiler: fueron las decisiones tomadas por tres miembros de su estrechísimo círculo familiar las que lograron catapultarle a la fama. El mérito de hacer de él una estrella del arte se lo reparten su hermano Theo, su cuñada Jo van Gogh-Bonger (la mujer de Theo) y Vincent, el hijo de la pareja. Cada uno de ellos, a su modo y con sus propias elecciones, determinó el curso de la historia respecto al artista. Pero la principal artífice fue probablemente Jo van Gogh-Bonger.

Vincent van Gogh murió en 1890 tras dispararse un tiro en el corazón. Pero hasta en su suicidio fracasó: estuvo varios días agonizando, y aunque no llegó nunca a recobrar la conciencia, su hermano Theo no se movió en ningún momento del cabecero de su cama. En cuanto se enteró de que su hermano estaba moribundo, abandonó París y se precipitó a la localidad de Auvers-sur-Oise, donde el artista se encontraba ingresado en un hospital psiquiátrico.

Los dos hermanos siempre estuvieron muy, muy unidos, a pesar de ser muy distintos. Vincent era un artista atormentado y con un carácter complicado, Theo (cuatro años menos) era un marchante de arte acomodado que llevaba una tranquila vida burguesa. Pero Theo nunca dejó de apoyar a su hermano.

Unidos desde la infancia

Ya durante la infancia establecieron vínculos estrechos. La dureza y severidad del padre, un pastor calvinista, probablemente actuó como aglutinante entre ellos. Y también ayudó a cohesionarles el tener que vivir en distintas localidades, siempre siguiendo los pasos del padre pastor. Cuando el clérigo fue por ejemplo enviado a Brabante con el objetivo de tratar de hacer saltar por los aires el sólido frente católico de esa región, la soledad y el aislamiento que los dos hermanos experimentaron allí les unieron aún más.

La prueba es que Theo acogió en su casa en París a Vincent cuando éste era un joven artista que aún se estaba formando. No solo le prestó siempre apoyo financiero sino que, por supuesto, se hizo cargo de su obra, al tiempo que coleccionaba trabajos de otros artistas contemporáneos de su hermano.

La relación tan especial entre los dos hermanos también fue abrazada por Johanna Borger tras su boda en 1889 con Theo. Jo no dudó en adoptar a Vincent y, al igual que su marido, siempre cuidó de él.

Pero el matrimonio duró poco. El suicidio de Vincent afectó enormemente a Theo, quien además padecía sífilis. Murió seis meses después que su hermano, dejando a Jo van Gogh-Bonger viuda y a cargo de Vincent Willem, el hijo de la pareja, que por entonces apenas tenía un año.

Johanna heredó el apartamento de Theo en París y aproximadamente 200 obras de su cuñado Vincent, obras que por entonces no tenían ningún valor. Fueron muchos los que le aconsejaron que se deshiciera de los cuadros de Vincent, pero ella decidió no hacerlo; al igual que Theo, tenía una fe ciega en el talento artístico de su cuñado.

Tarea de promoción

Regresó a los Países Bajos y empezó una ingente e incansable tarea de promoción de la obra de Vincent. En su afán por darla a conocer organizó exposiciones de sus cuadros, prestó inteligentemente algunos de ellos para muestras (como los 200 dibujos que en 1914 cedió al Museo Stedelijk de Ámsterdam), llegó a viajar en 1915 a Nueva York y se consagró a editar la ingente correspondencia entre los dos hermanos, cuya publicación contribuyó a cimentar el mito de Van Gogh como un pintor apasionado y asediado por sus problemas mentales.

Jo van Gogh-Bonger falleció en 1925. El testigo de dar a conocer la obra del pintor pasó entonces a manos de su hijo Vincent, a quien el tío artista adoraba y para quien pintó Almendro en flor, cuadro que ahora abre la exposición Eligiendo a Vincent.

El sobrino del pintor no se dedicó al mundo del arte: estudió ingeniería. Pero los cuadros de su tío le acompañaron durante toda su vida y, sobre todo, no cejó en el empeño de su madre de promover el trabajo de su tío Vincent. Y también al igual que su madre, que fue una de las fundadoras del movimiento socialista de las mujeres, se implicó en la lucha política. Se enroló en el movimiento estudiantil socialdemócrata y entró en contacto con el grupo Kunst aan het Volk (el arte del pueblo), que tenía como objetivo llevar el arte a las casas obreras.

La cuñada de Van Gogh fue una de las fundadoras del movimiento socialista de las mujeres

Influido por las ideas de ese colectivo, el ingeniero dejó de vender obras de su tío, mantuvo intacta la colección (en la que también había obras de Toulouse-Lautrec, Manet o Gauguin) y construyó en la localidad de Laren una villa para acogerla y mostrarla al públicó. Todo ello mientras proseguía incansable con la tarea de dar a conocer la obra de su tío, logrando en 1930 que el museo Stedelijk le dedicara una importante retrospectiva con 95 cuadros y unos 150 dibujos, lo que dio el impulso definitivo al reconocimiento del artista.

En 1960 llegó la consagración final: la fundación Vincent van Gogh alcanzó un acuerdo con el estado neerlandés por el cual aceptaba prestar de manera permanente toda la colección de arte de la familia a cambio de que se construyera un museo en donde exhibirla. El arquitecto Gerrit Rietveld se encargó de proyectar el edificio que desde 1973 acoge el Museo Van Gogh y donde además de numerosos cuadros del artista se conservan dibujos, libros y objetos que fueron suyos. Los descendientes del pintor siguen profundamente involucrados en el Museo.