Aparece un minicerebro de más de 500 millones de años que trastoca a los científicos
El fósil pertenece a un gusano marino que vivió hace 525 millones de años y esto lo convierte en el cerebro más antiguo jamás hallado
En 1984, en la provincia chinca de Yunnan, se encontró un fósil de Cardiodictyon catenulum, una criatura marina en forma de gusano que mide menos de 1,5 centímetros de largo. Sin embargo, hasta ahora los científicos no se habían dado cuenta de que, en el fósil, se conservaba perfectamente todo el sistema nervioso de la criatura, incluido su diminuto cerebro. Gracias a la tecnología actual, han sido capaces de analizar de nuevo el fósil y hacer nuevos descubrimientos, publicados en la revista Science.
El Cardiodictyon Catenulum pertenece al período Cámbrico, situado hace 540 millones de años. Estas criaturas, llamadas lobópodos acorazados, vivían en el fondo marino y se desplazaban empleando sus múltiples patitas. En la actualidad, el animal más parecido que existe es el gusano de terciopelo, que vive en Australia y América del Sur.
Lo que más ha asombrado a los científicos encargados del estudio, pertenecientes al Departamento de Neurociencia de la Universidad de Arizona, es que los fósiles analizados revelan un animal con un tronco segmentado en el que se repiten disposiciones de estructuras neuronales conocidas como ganglios. Sin embargo, su cabeza y cerebro carecen de evidencia de segmentación.
Se resuelve un enigma que duró décadas
Nicholas Strausfeld, profesor en el Departamento de Neurociencia de la Universidad de Arizona y cabeza de proyecto, afirma que “esta anatomía fue completamente inesperada, porque las cabezas y los cerebros de los artrópodos modernos y algunos de sus ancestros fosilizados se han considerado segmentados durante más de cien años”.
El cerebro y el sistema nervioso central de los artrópodos evolucionaron por separado
Los biólogos llevan desde 1880 creyendo que tanto el tronco de los artrópodos como su cabeza eran segmentadas. Sin embargo, “el Cardiodictyon muestra que la cabeza temprana no estaba segmentada, ni tampoco su cerebro, lo que sugiere que el cerebro y el sistema nervioso central probablemente evolucionaron por separado”, indicó Strausfeld. Esto pone fin a la antigua creencia de la composición de la cabeza de los artrópodos (arañas, crustáceos e insectos) y abre todo un mundo de posibilidades.
El hallazgo ha confirmado que los cerebros se fosilizan, algo que los científicos dudaban hasta el reciente hallazgo de varios casos de cerebros preservados en una variedad de artrópodos fosilizados. Esto llevó a la comunidad científica a revisar los fósiles de 1984, junto con otros fósiles de artrópodos actuales, para reafirmar la existencia de “una firma común de todos sus cerebros y cómo se forman”.
En 1984, en la provincia chinca de Yunnan, se encontró un fósil de Cardiodictyon catenulum, una criatura marina en forma de gusano que mide menos de 1,5 centímetros de largo. Sin embargo, hasta ahora los científicos no se habían dado cuenta de que, en el fósil, se conservaba perfectamente todo el sistema nervioso de la criatura, incluido su diminuto cerebro. Gracias a la tecnología actual, han sido capaces de analizar de nuevo el fósil y hacer nuevos descubrimientos, publicados en la revista Science.