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Almudena Grandes imagina una España ultracapitalista y populista tras la pandemia
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Almudena Grandes imagina una España ultracapitalista y populista tras la pandemia

El último libro de la escritora madrileña, 'Todo va a mejorar', es una fabulosa distopía futurista en la que el país está gobernado por un partido que gestiona el país como una empresa

Foto: Presentación de la novela póstuma de Almudena Grandes esta mañana en Madrid (EFE)
Presentación de la novela póstuma de Almudena Grandes esta mañana en Madrid (EFE)

Lo dejó todo atado. Su marido, Luis García Montero, fue el que se encargó de poner el punto y final con el último capítulo, pero Almudena Grandes, fallecida hace casi un año -lo hará el próximo 27 de noviembre- escribió prácticamente entera su última (y póstuma) novela, ‘Todo va a mejorar’ (Tusquets), y tenía bastante claro lo que quería contar: la deriva de un país, España, hacia el ultracapitalismo y el populismo tras varias pandemias en las que se producen durísimos confinamientos -a lo China- , un apagón absoluto de Internet y la subida al poder de un partido -Movimiento Ciudadano ¡Soluciones Ya!- que pretende gobernar el país como si fuera una empresa con la consiguiente destrucción de las instituciones democráticas. Una distopía futurista -la historia transcurre hacia 2030 y 2050- en la que, como siempre, hay personajes buenos, resistentes, idealistas que se enfrentan a esta debacle. Una novela que encantará a sus miles de fans. Se ha previsto una tirada de 200.000 ejemplares, un número altísimo para la industria editorial actual.

placeholder 'Todo va a mejorar', de Almudena Grandes
'Todo va a mejorar', de Almudena Grandes

“Con Los Episodios, Almudena quiso analizar el pasado para entender el presente. En esta novela ha hecho lo contrario porque también conviene imaginar el futuro para entender los problemas del presente. Y ella quiso imaginar qué podía suceder en un país como España en el que nos hubiera sorprendido una pandemia”, comentó esta mañana su viudo, Luis García Montero, durante la presentación de la novela en la Biblioteca Nacional. Un acto que, además, estuvo amenizado por la lectura de varios fragmentos a cargo de la actriz Aitana Sánchez-Gijón - “yo era de las que iba el primer día a comprar su nueva novela”- y de un vídeo en el que se recordaba a la autora y cómo se gestó esta novela.

"En esta novela ha hecho lo contrario a lo habitual porque también conviene imaginar el futuro para entender los problemas del presente"

Porque si la pandemia tiene un protagonismo especial es debido a que Grandes la empezó a pensar un 1 de abril de 2020, en pleno confinamiento, y las sensaciones que le causó no poder ver a sus hijos. En una entrevista que le hicieron por aquel entonces con mascarilla -se hace raro ver ahora este tipo de imágenes- ya dijo que estaba pergeñando una historia “de futuro en una era de pandemias”. El 7 de mayo, después de un mes esbozando el argumento, los múltiples personajes -es una novela muy coral- se puso a escribirla. Fue su regalo de cumpleaños. A partir de septiembre, cuando le diagnosticaron el cáncer tras una revisión ginecológica, “se convirtió, además, en la tabla en la que apoyarse, la disciplina para seguir los tratamientos. La redactó hasta unas tres semanas antes de morir, cuando ya vimos que no había salida. Ahí me pidió dos cosas. Que se publicara en Tusquets, como todos sus libros, y que yo terminara el último capítulo siguiendo sus indicaciones”, explicó García Montero.

La democracia, en peligro

Grandes había imaginado un país en el que, según su viudo, hay cosas que ya se están viendo, aunque no sea directamente en España. En la novela están todas las preocupaciones que sentía hacia 2020 y 2021. Escrita en periodos de confinamiento, la autora creía que este tipo de medidas endurecidas “podían llevar a una dictadura, y eso ya lo vemos en China”, afirmó García Montero. Después, a la autora no se le había pasado el manoseado concepto de libertad de los últimos años. “La libertad ilimitada para elegir”, afirma constantemente el partido-empresa de la novela. “Es toda esa gente que entiende la libertad como el sálvese quien pueda y para hacer negocios sin escrúpulos. Eso sí lo estamos viendo aquí. Libertad pero sin un marco social de convivencia”, añadió el escritor.

"Es toda esa gente que entiende la libertad como el sálvese quien pueda y para hacer negocios sin escrúpulos. Eso sí lo estamos viendo aquí"

Otro de los aspectos que se evidencian en la novela es el desprestigio de la política. “Eso que se dice tanto de que si todos los políticos son iguales o los medios de comunicación o la justicia. Es perder el respeto a las instituciones, la prensa y la justicia”, manifestó García Montero, que añadió un último punto: “La creación de una sociedad hedonista y narcisista. Esa que dice que el cliente siempre lleva la razón. Al final constituye una degradación de la democracia”.

También se llevan su crítica los nuevos estrategas y jefes de gabinete de los políticos -más de un lector pensará en alguien tipo Iván Redondo o Miguel Ángel Rodríguez-, que han adquirido protagonismo “por encima de los que militan en un partido por sus ideales, y que han convertido todo en golpes de efecto”, añadió García Montero, que algo sabe de estrategias políticas ya que se ha presentado a elecciones por Izquierda Unida.

placeholder La directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos Aramburo (2d), junto al poeta Luis García Montero (d), el editor de Tusquets Juan Cerezo (i) y la actriz Aitana Sánchez Gijón (2i) durante la presentación de la novela póstuma de Almudena Grandes (EFE)
La directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos Aramburo (2d), junto al poeta Luis García Montero (d), el editor de Tusquets Juan Cerezo (i) y la actriz Aitana Sánchez Gijón (2i) durante la presentación de la novela póstuma de Almudena Grandes (EFE)

La novela, al fin y al cabo, es una defensa de las instituciones democráticas, también de las fuerzas de seguridad, como la policía nacional que cree en la defensa y protección de los ciudadanos y a la que homenajea.

Una escritora vitalista

Pese a estos malos augurios, Almudena Grandes era una mujer vitalista y esperanzada. Así la definió ayer su viudo. De hecho, en esta novela, y como ocurre en todas las suyas, siempre hay algo a lo que agarrarse. García Montero recordó unas bonitas palabras del poeta Ángel González, “es importante aprender a perder para no darse por vencido”, y apuntó a que en la novela se critica tanto el optimismo ciego -ese todo va a mejorar como letanía falsa- como el pesimismo cínico -ese todo va a ir a peor -para encontrar una calle del medio que es la de responder con dignidad ante los peligros.

Esta es posiblemente su obra más clara, más comprensible y menos barroca. Como quisiera ir realmente al grano de lo que quería contar

Todo esto es pura marca de la casa Grandes, aunque es posible que el lector más avezado encuentre algún toque distinto en la novela con respecto a otras. Como se dijo esta mañana en la presentación, esta es posiblemente su obra más clara, más cristalina, más comprensible y menos barroca. Como si la autora quisiera ir realmente al grano de lo que quería contar y sin muchos recovecos. De hecho, en las tres primeras páginas ya está el conflicto montado y se va desarrollando de forma lineal. Y se podría decir que toda la historia va de menos a más.

Críticas

La figura de esta escritora no ha estado exenta de polémica desde el primer minuto de su fallecimiento. Esta mañana también se le preguntó a su viudo por las palabras del alcalde José Luis Martínez-Almeida cuando manifestó que no merecía ser hija predilecta de Madrid. García Montero no ha querido añadir más leña al fuego aunque no ocultó su malestar: “El alcalde metió la pata. Fueron unas declaraciones innecesarias que se le han vuelto en contra. Es de primero de democracia saber que las instituciones son de todos. Quizá motivado por sus problemas internos salió con declaraciones muy antipáticas. Pero no tengo intención de hablar con él”. Sí recordó que la estación de Atocha pasará a llamarse Almudena Grandes-Estación de Atocha, como así lo ha señalado el Gobierno, posiblemente el año que viene.

Esta será la última novela de esta escritora que ha dejado 18 libros para sus lectores. No hay nada más en el cajón

Su viudo se centró en momentos bonitos. Como los que tienen que ver con las reconciliaciones. Hoy su hija Elisa, que ha coqueteado con Falange, estaba en la presentación. Y García Montero contó cómo cuando ya se imprimió ‘Todo va a mejorar’ llevó un ejemplar a la tumba de su madre. “Por supuesto, alguien se lo llevó pero a cambio nos encontramos después un libro de Pablo Neruda. Quiero pensar que quien se lo llevó dejó en su lugar el de Neruda”.

Esta será la última novela de esta escritora que ha dejado 18 libros para sus lectores. No hay nada más en el cajón. Tenía en mente otro de sus Episodios, ‘Mariano en el Bidasoa’ sobre los topos de larga duración, pero García Montero confirmó que ni siquiera estaba esbozada. “No, no tenemos otra novela”. Ya lo saben. Aparte de todas las relecturas posibles, esta es la despedida final de Almudena Grandes.

Lo dejó todo atado. Su marido, Luis García Montero, fue el que se encargó de poner el punto y final con el último capítulo, pero Almudena Grandes, fallecida hace casi un año -lo hará el próximo 27 de noviembre- escribió prácticamente entera su última (y póstuma) novela, ‘Todo va a mejorar’ (Tusquets), y tenía bastante claro lo que quería contar: la deriva de un país, España, hacia el ultracapitalismo y el populismo tras varias pandemias en las que se producen durísimos confinamientos -a lo China- , un apagón absoluto de Internet y la subida al poder de un partido -Movimiento Ciudadano ¡Soluciones Ya!- que pretende gobernar el país como si fuera una empresa con la consiguiente destrucción de las instituciones democráticas. Una distopía futurista -la historia transcurre hacia 2030 y 2050- en la que, como siempre, hay personajes buenos, resistentes, idealistas que se enfrentan a esta debacle. Una novela que encantará a sus miles de fans. Se ha previsto una tirada de 200.000 ejemplares, un número altísimo para la industria editorial actual.

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