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'El año de la República' o el increíble comienzo del Sexenio Revolucionario
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'El año de la República' o el increíble comienzo del Sexenio Revolucionario

El nuevo libro de José Calvo Poyato noveliza la convulsiva y brevísima vida de la I República Española, tan increíble como olvidada

Foto: Alegoría de la Primera República
Alegoría de la Primera República

Uno de los periodos más agitados de nuestra historia es el Sexenio Revolucionario (1868-1874) denominación con la que se conocen los años que van desde la caída de los Borbones —destronamiento de Isabel II en septiembre de 1868— hasta la restauración de la dinastía en la persona de Alfonso XII, en diciembre de 1874. En esos años se sucedieron los cambios de gobierno e incluso se cambió el modelo de Estado. En ese periodo se proclamó la Primera República, tras la abdicación de Amadeo de Saboya —10 de febrero de 1873—, que vivió su final a comienzos de enero de 1874.

En los once meses escasos que hay entre esas dos fechas la inestabilidad política fue la nota dominante, al sucederse, en tan corto espacio de tiempo, cuatro presidentes de gobierno: Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar, cuyo concepto de república era diferente como también lo eran sus fórmulas para consolidarla. Alguno dimitió en circunstancias un tanto especiales o por razones que llaman poderosamente la atención. Los cuatro hubieron de enfrentarse a situaciones conflictivas, muchas de ellas derivadas de la permanente amenaza de que se produjera un golpe de Estado. También debido a los enfrentamientos vividos en el seno del republicanismo hispano, que estaba muy lejos de tener un fuerte anclaje social y era visto con reticencia entre amplias capas de la población de la época.

El principal problema de la Primera República fue el movimiento cantonal

Más allá de esas dificultades, el principal problema al que los gobernantes tuvieron que hacer frente fue el conocido como movimiento cantonal, que se extendió por amplias zonas del levante y el sur peninsular. Desencadenó un conflicto bélico que venía a añadirse a los otros que el gobierno había de afrontar: la guerra en Cuba, iniciada en 1868 y la tercera guerra carlista que había comenzado en 1872. Los carlistas, muy asentados en el norte peninsular —Navarra, las Vascongadas y amplias zonas de Cataluña—, contaron con el apoyo de presidente francés, el general Patrice de Mac Mahon.

¿Quién mató a Prim?

El movimiento cantonal, conocido también como cantonalismo, tuvo su epicentro en Cartagena y el problema que suponía para al gobierno se vio seriamente reforzado, al apoderase los cantonalistas de las unidades de la flota, surta en el aquel puerto. La potencia que les daba disponer de lagunas de las mejores unidades con que contaba la armada obligó al gobierno a declarar a aquellos buques como piratas lo que suponía que podían ser atacados y apresados por barcos de otras naciones, incluso dentro de las aguas jurisdiccionales españolas.

placeholder 'El año de la República', José Calvo Poyato.
'El año de la República', José Calvo Poyato.

En ese marco de tensiones, al que no fueron ajenas las intrigas políticas, se desarrolla la novela 'El año de la República'. Los lectores, de la mano de Fernando Besora, el joven periodista que nos contó unos años antes los entresijos que llevaron al asesinato del general Prim, conocerán ahora los pormenores de este año históricamente apasionante por numerosas razones. Asistirán a los debates que se vivieron en el Congreso de los Diputados, donde dejaron muestras de su oratoria personalidades como Salmerón o Castelar. Algunas de sus intervenciones nos harán pensar que, ciento cincuenta años después de pronunciados esos discursos, tienen vigencia en la sociedad actual. También comprobaran como algunos discursos, según quedaron recogidos en el Diario de Sesiones, hoy nos parecen piezas de alto valor literario.

Tertulias de café

Serán testigos de una tertulia —muy frecuentes en los cafés del Madrid de la época— a la que concurren personalidades del mundo de la cultura y de la política como Pérez Galdós, que publicó aquel año de 1873 los cuatro primeros Episodios Nacionales, don Juan Valera que estaba escribiendo su Pepita Jiménez, que publicaría al año siguiente, o José Zorrilla cuyo don Juan Tenorio era de obligada representación en torno al día de los Difuntos. También Cánovas del Castillo que andaba moviendo los hilos para restaurar a los Borbones, Miguel Morayta, catedrático de historia en la Universidad Central y uno de los prohombres del republicanismo, ligado a los planteamientos de Castelar.

placeholder Viñeta que representa a los generales Prim, Serrano y Topete
Viñeta que representa a los generales Prim, Serrano y Topete

Se verán inmersos en la vida cotidiana de entonces. La vida de las gentes que suben a los recién inaugurados tranvías, que circulaban sobre railes tirados por mulas, que les preocupara la subida de los precios del pan, del vino o del aceite para los candiles y las velas de sebo. Gente que sentían pasión por los toros, donde rivalizaban Lagartijo y Frascuelo y cuyos partidarios discutían con la misma pasión con que hoy lo hacen los seguidores de determinados equipos de fútbol. Una época en que las gentes con posibles acudían a los balnearios y a los bailes de sociedad, donde se jugaba en los casinos y, a veces, se dirimían ciertos asuntos en duelos, legalmente prohibidos, pero socialmente admitidos.

En 'El Año de la República' se rinde tributo al libro y al deseo por poseer ejemplares curiosos o únicos

En 'El Año de la República' hemos querido rendir tributo al libro y al deseo por poseer ejemplares raros, curiosos o únicos. La bibliofilia fue como una enfermedad en ciertos ambientes. La Biblioteca Nacional se encontraba entonces —el monumental edificio que Paseo del Prado estaba en construcción— en el palacio del marqués de Alcañices. Un lugar inapropiado para contener el creciente numero de obras que albergaba. La desaparición de unos valiosos ejemplares llevará a una serie de situaciones comprometidas, asesinatos incluidos, que revelarán algunos de los aspectos más recónditos de ese mundo apasionante.

La historia y la ficción se entrelazan en una novela que permite conocer los entresijos de aquella república, proclamada por un puñado de hombres que tenían un concepto de ella muy diferente a la de unas masas de campesinos iletrados cuyas condiciones de vida eran miserables a las que se sumaba un creciente proletariado que se hacinaba en las ciudades y cuyas condiciones de trabajo eran penosas. Algunos desaprensivos la presentaron como un edén que tomaría cuerpo con la simple proclamación de esa forma de Estado. Esa circunstancia hizo que la impaciencia y las demandas sociales marcasen aquellos meses de agitación e inestabilidad a los que puso fin el general Pavía en la madrugada del 3 de enero de 1873, donde tropas a sus órdenes irrumpieron en el Congreso de los Diputados. Una leyenda señala que el general golpista entró a caballo.

Uno de los periodos más agitados de nuestra historia es el Sexenio Revolucionario (1868-1874) denominación con la que se conocen los años que van desde la caída de los Borbones —destronamiento de Isabel II en septiembre de 1868— hasta la restauración de la dinastía en la persona de Alfonso XII, en diciembre de 1874. En esos años se sucedieron los cambios de gobierno e incluso se cambió el modelo de Estado. En ese periodo se proclamó la Primera República, tras la abdicación de Amadeo de Saboya —10 de febrero de 1873—, que vivió su final a comienzos de enero de 1874.

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