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Los rojos no llevan corbata, y tampoco salvarán el planeta
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'TRINCHERA CULTURAL'

Los rojos no llevan corbata, y tampoco salvarán el planeta

Qué importante hubiera sido esperar. Aprovechar los datos del paro y del PIB para amortiguar el bofetón del IPC. Hacer balance del primer semestre y ya está

Foto: Pedro Sánchez. (EFE/Chema Moya)
Pedro Sánchez. (EFE/Chema Moya)

En 2010 un compañero de trabajo entrevistó a José Manuel Entrecanales. Al volver a la redacción, me dijo: "¡Qué calor hace en ese despacho, por Dios!". La compañía acababa de presentar un 'Plan de ahorro, ropa informal y sostenibilidad' con dos ideas que recogimos casi todos los medios: eliminar la corbata y ajustar el aire acondicionado para ahorrar energía. Un año después, el ministro Miguel Sebastián proponía algo parecido en el Congreso de los Diputados y José Bono nos sacó del baúl la palabra "decoro" —tan de 'El florido pensil'— para recriminarle semejante osadía.

En 2016 se unió al sincorbatismo Juan Roig, presidente de Mercadona, y animó a hacer lo mismo al resto de los directivos de su compañía. Íñigo Errejón propuso hace cosa de un mes moderar el aire en el Congreso, argumentando que no tiene demasiado sentido que a las ocho de la mañana esté encendido haya o no personas en él. Y el viernes se presentó sin corbata el presidente del Gobierno, con un segundo botón de la camisa, luchando durante toda la comparecencia por liberarse de aquel ojal. Quién sabe si también del dueño.

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"A lo Boric: presidente de España llama a no utilizar corbata para ahorrar desde el punto de vista energético", tituló el diario chileno 'El mostrador' minutos después de irse Sánchez a los Balcanes. Ya ven que está todo inventado.

Les cuento estos ejemplos porque las 'ideícas' las valoramos dependiendo de quién las lance. En 2010 los cuellos al aire de Entrecanales fueron recibidos con un hipócrita entusiasmo. Ahorrar energía, qué cosa tan magnífica y más después de la crisis de 2008. Y qué alegría librarse de las corbatas en verano, con el calor que dan. Entonces no se hablaba tanto de sostenibilidad porque eran temas de personas con bastante tiempo libre e ínfulas de modernidad. Quitarse la corbata para ir al despacho fue considerado entonces el típico gesto de gente descansada. Pero no lo dijimos.

Este manejo de los tiempos y de los gestos, presidente, también está inventado

Ahora han salido los del club del chuletón a mofarse de Sánchez. Dicen cosas muy elaboradas y propias de personas con enorme comprensión lectora, como que se van a poner la corbata hasta para ir al gimnasio y para dormir con tal de llevarle la contraria. Qué malotes. Quizá alguno haya empezado a decir por ahí que el gobierno nos quiere prohibir las corbatas y para eso contaremos con la inestimable ayuda de algún empresario que dirá que ha tenido que cerrar su tienda de corbatas por culpa del Gobierno. Esta película también la hemos visto.

Sánchez lleva mucho tiempo hablándonos de crisis climática. En todos los apellidos que le pone a su gobierno, además del más progresista de la historia, está la palabra verde. Y resulta decepcionante que, como aperitivo a lo que aprobará este lunes en Consejo de Ministros, nos diga que liberar los cuellos ayudará a salvar el planeta. Es un plan al que le veo algunas lagunas, por mucho que luego dijera que no hace falta más que ir a un centro comercial para comprobar la temperatura a la que se someten nuestros hombros al aire mientras vagamos por sus pasillos.

Qué importante hubiera sido esperar. Aprovechar los datos del paro y del PIB para amortiguar el bofetón del IPC. Hacer balance del primer semestre y ya está. Anunciar que algo pasará el lunes y es entonces, en pleno arranque de agosto, cuando uno aparece con ese rostro tono 'siempre es verano' y sin corbata, con ese segundo ojal de la camisa queriendo llamar al 112. Y avisar el domingo a los ministros. "Venga, chavales, a dar ejemplo". Notaríamos el detalle, claro, porque para eso llevamos un cotilla dentro, pero hablaríamos de quién pagará la fiesta. Quién se verá obligado a tomar medidas y quién no. Hablaremos de que se nos recomienda un esfuerzo porque ya sabemos que lo de los hogares es una cosa voluntarista y sobre todo antielectoral. Algún experto en la sala dirá que además de las corbatas habría que hablar de tejidos. Otros hablarán de que eso ya está inventado, que se llama 'smart casual'. Pero habría más economistas que aspirantes a estilista.

Este manejo de los tiempos y de los gestos, presidente, también está inventado.

En 2010 un compañero de trabajo entrevistó a José Manuel Entrecanales. Al volver a la redacción, me dijo: "¡Qué calor hace en ese despacho, por Dios!". La compañía acababa de presentar un 'Plan de ahorro, ropa informal y sostenibilidad' con dos ideas que recogimos casi todos los medios: eliminar la corbata y ajustar el aire acondicionado para ahorrar energía. Un año después, el ministro Miguel Sebastián proponía algo parecido en el Congreso de los Diputados y José Bono nos sacó del baúl la palabra "decoro" —tan de 'El florido pensil'— para recriminarle semejante osadía.

Trinchera Cultural Pedro Sánchez
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