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A esta artista afgana la fueron a buscar para matarla: "Cada mañana mi país era la guerra"
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A esta artista afgana la fueron a buscar para matarla: "Cada mañana mi país era la guerra"

Rada Akbar ha recibido el premio Mujer Hoy 2021 por su activismo a favor de los derechos de las mujeres y ha sido reconocido por la BBC entre sus 100 personas influyentes

Foto: Rada Akbar.
Rada Akbar.

Dos supuestas enfermeras timbraron en casa de Rada Akbar hace unos meses para extraer información e intentar asesinarla. No lo consiguieron, y ahora nos atiende desde un apartamento en la ciudad de la luz a mitad de la tarde. Lleva viviendo en él desde su llegada a la capital francesa el 19 de agosto, cuatro días después de la toma de Kabul de los talibanes. Insiste en que, de momento, no lo considera hogar. Ha sido reconocida por la revista española Mujer Hoy con su galardón estrella, premiada en Holanda con el Prince Claus Award e inaugurará una exposición en Italia próximamente. Le hubiera gustado venir a Madrid para recoger el premio pero los trámites burocráticos se lo impidieron. Actualmente se encuentra como refugiada en París y su mérito es claro: la defensa constante de los derechos de las mujeres afganas a través de expresiones artísticas.

Foto: Una mujer vestida con un niqab entra en un salón de belleza donde un comerciante ha desfigurado los anuncios de mujeres en Kabul, Afganistán. (Reuters/Jorge Silva)

Akbar es conocida en su país por fundar la exposición Abar Zanan, un encuentro anual en Kabul para reivindicar el pasado, presente y futuro de las mujeres afganas. La artista escogió en 2018 a cuatro figuras relevantes de la historia del país y cuatro artistas actuales. Quería dedicar cada una de las prendas a una mujer “olvidada”, detalla.

Mucho más de su fotografía y activismo, Rada Akbar es una mujer de 33 años nacida en Kabul que pasó parte de su infancia en Pakistán y volvió a su país de origen con la llegada de los americanos en el 2001. Tiene ganas de “explicar que existe una historia previa a la llegada de los soviéticos en los 80 y los americanos hace veinte años”, explica a El Confidencial. La artista habla del origen de Abar Zanan -a raíz de un robo de toda su producción-, de las amenazas de muerte, de su salida de Kabul y de los proyectos que vendrán.

En el punto de mira

Cuando dos enfermeras se presentaron en su domicilio -en el centro de la capital afgana- preguntándole si tenía hijos para vacunarlos de poliomielitis, Akbar dudó. Si bien los guardias de los edificios no cuestionan la identidad del personal sanitario en la lucha por erradicar la enfermedad -todavía endémica en Afganistán y Pakistán-, la artista de esta historia sabía que algo fallaba. Fotógrafa, pintora, diseñadora y activista, Rada Akbar había colaborado con diferentes organizaciones internacionales -como UNFPA y UNICEF- y conocía el procedimiento de vacunación. Las enfermeras comenzaron a preguntarle por datos personales sin sentido. ¿Dónde trabajas?, ¿cuál es tu número de teléfono? "Les pedí que se fueran y solicité al guardia de mi edificio que, a partir de ahora, pidiese siempre los documentos de identificación a todo el mundo, aunque fuesen, aparentemente, mujeres enfermeras", relata Akbar a El Confidencial.

Poco después recibió una llamada del NDS (Departamento Nacional de Seguridad) advirtiéndole de que los talibanes estaban contratando a mujeres criminales para matar a otras mujeres activistas. En septiembre de 2020 empezaron los asesinatos de periodistas, activistas y población civil. "Cada día sentías que podía ser el último" -hace pausas cuando habla del tema- "empecé a recibir extrañas llamadas telefónicas y me quedé en casa encerrada unas semanas". No le duró mucho el confinamiento. “Mi madre era la que más miedo pasaba porque no tenía forma de protegernos [a ella y sus hermanos], a si que nos pedía que nos quedásemos en casa, pero era imposible dejar de salir a la calle y no trabajar”. Sus hermanos también estaban en peligro porque trabajan en la Comisión de Derechos Humanos y en el Departamento Nacional de Seguridad.

Foto: Talibanes en Kandahar. (EFE)

Abar Zanan

Rada Akbar conoció el feminismo por necesidad. “Mi padre fue un fiel defensor de los derechos de las mujeres y, desde pequeños, nos inculcó que había cosas que no se podían permitir. Nos contaba que la historia no estaba solo construida por ‘heroes’ sino ‘sheroes”. No recuerdo un momento exacto en el que descubriese lo que eran mis derechos como mujer porque he crecido sabiendo que existían”. Pero como conocer la existencia de algo no implica necesariamente su aplicación en la práctica, recurrió a la pintura y la fotografía para explicar la ausencia de libertades: “Soy mujer y he crecido en un sistema político en el que he tenido que lidiar con millones dificultades. Siempre me he sentido un soldado que tenía que empezar una guerra todas las mañanas.”

PREGUNTA: ¿Por qué eres artista?

RESPUESTA: “Porque una misma es el reflejo de la sociedad en la que vive y yo encontré en el arte una herramienta para hablar de nuestros obstáculos diarios en un país como Afganistán.”

La impotencia de esta situación y la frustración de un robo en su domicilio el octubre de 2018 le llevó a apostar por Abar Zanan. Los ladrones extrajeron gran parte de su producción artística como algunas pinturas y las tarjetas de memoria con sus fotografías. “¿Cómo iba a considerarme fotógrafa si ya no tenía ninguna foto?”, pregunta irónicamente. Pensó que debía de “reinventarse” y, aunque no se considera diseñadora de moda, apostó por esta modalidad tras un evento en Pakistán y triunfó.

Salida de Kabul

Cuando Rada Akbar habla de este tema, cambia el tono y suena a rabia y enfado. La artista narra las dos primeras semanas de agosto de 2021.

Intentó varias opciones para salir del país. Meses antes solicitó un visado en Turquía para irse una temporada con su sobrino, pero se lo denegaron dos semanas antes de que ciudades como Kunduz, Sar-e-Pul cayeran en manos de los talibanes. Después se planteó la forma de sacar sus pinturas del país. Habló con la embajada francesa gracias a un amigo periodista de la Agence France-Presse (AFP) e intentaron movilizar la documentación para conseguir un visado en Francia. Lo que no sabían es que era demasiado tarde. Kabul cayó el 15 de agosto y no hubo tiempo de arreglar papeles.

El mismo día se trasladó a la embajada en busca de asilo. Los estadounidenses enviaron dos helicópteros de rescate para trasladarlos al aeropuerto pero “solo para extranjeros. Los afganos no teníamos derecho a subir ahí. No me sorprendió, la verdad, es como hemos sido tratados todos estos años”. Permaneció tres días en la embajada hasta que Francia envió un avión para poder ser evacuados de Kabul, y así fue. Escala en Abu Dabi, Cannes, y finalmente aterrizaje en París el 19 de agosto. “Estoy agotada. Lo que quiero es dormir en mi cama”, relata a este medio. Su familia consiguió salir del país una semana después, ahora viven en Alemania.

Pero vienen proyectos futuros y pensamientos optimistas. “Estoy en París, el sitio ideal para cualquier artista. Me agarro a eso, a que sé que aquí tengo un enorme abanico de oportunidades”.

Dos supuestas enfermeras timbraron en casa de Rada Akbar hace unos meses para extraer información e intentar asesinarla. No lo consiguieron, y ahora nos atiende desde un apartamento en la ciudad de la luz a mitad de la tarde. Lleva viviendo en él desde su llegada a la capital francesa el 19 de agosto, cuatro días después de la toma de Kabul de los talibanes. Insiste en que, de momento, no lo considera hogar. Ha sido reconocida por la revista española Mujer Hoy con su galardón estrella, premiada en Holanda con el Prince Claus Award e inaugurará una exposición en Italia próximamente. Le hubiera gustado venir a Madrid para recoger el premio pero los trámites burocráticos se lo impidieron. Actualmente se encuentra como refugiada en París y su mérito es claro: la defensa constante de los derechos de las mujeres afganas a través de expresiones artísticas.

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