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'Voltaire': lo de Mayorga es teatro a lo grande donde chocan filósofos y fanáticos
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'Voltaire': lo de Mayorga es teatro a lo grande donde chocan filósofos y fanáticos

‘Voltaire’, dirigida por Ernesto Caballero, podrá verse en el Teatro Quique San Francisco (Madrid) del 7 de octubre al 7 de noviembre

Foto: Elenco, director y creador de 'Voltaire'.
Elenco, director y creador de 'Voltaire'.

Esto no es una obra de Voltaire. O sí, pero no al uso. No es una adaptación, ni mucho menos. Es algo más allá; explicarla sonaría redundante y no verla, sería un error. En cualquier caso, trataremos de resumir la primera opción. Imagínense, por poner un ejemplo al azar, que están teniendo una conversación con un amigo. Confrontan, se explican, debaten, tal vez se acaloran más de la cuenta. Toman un café para arreglarlo y no acaban de decidir quién tiene la razón y quién la ha pifiado. No encuentran ni culpables ni santos, pero no pasa nada.

Una situación cotidiana que podría ocurrir en cualquier momento. El ‘Voltaire’ de Mayorga en el Teatro Quique San Francisco (Madrid) es algo así, pero a lo grande. Mucho. Más. Bestia.

placeholder 'Voltaire', de Juan Mayorga.
'Voltaire', de Juan Mayorga.

Ahora imagínense un mapa que les muestre dónde viven los jueces de Madrid. Mapas que digan la verdad, que no mientan; aunque quizás haya cosas que no se pueden decir. O imaginen a una profesora de teatro diciendo que una obra no puede ser interpretada (porque es intolerable). O, por último, un debate en torno a un cuento.

Un padre posee un anillo de un valor incalculable que deberá ser entregado al más amado de sus hijos. Pero a todos los quiere, y entregar el anillo solo a uno implicaría reducir su irracional amor paternal a un tercio. Piensa alternativas para ser más justo y el devenir póstumo traerá en juego el dilema de la tolerancia. El cuento trata sobre las tres religiones monoteístas, o sobre la imposibilidad de conocer la verdad, o sobre ambas. O sobre muchas más cosas.

Teatro Urgente

La tolerancia, lo intolerable. Sobre este eje del bien, del mal y de la relatividad de todo aquello juega Juan Mayorga. Se trata de la tercera propuesta de Teatro Urgente, una iniciativa del Teatro Quique San Francisco de conectar el arte teatral con el pensamiento. El proyecto escénico, impulsado por Ernesto Caballero —director de 'Voltaire'— y Karina Garantivá —actriz de la misma—, apuesta por la discusión y alternatividad teatrales. Abren así, con textos de Mayorga, un espacio de reflexión sobre el que discutir 'a posteriori'. 'Voltaire' es una puerta entreabierta que algunos ven cerrada a cal y canto (¿fanáticos?), y otros, abierta de par en par (¿filósofos?).

placeholder Karina Garantivá, en 'Voltaire'.
Karina Garantivá, en 'Voltaire'.

Celebrando el aforo completo de las salas, la obra propone una confrontación de ideas poniendo sobre la mesa una cuestión a la orden del día. La tolerancia, un debate de rigurosa actualidad porque nunca dejó de serlo. ‘Voltaire’ quiere que salgas haciéndote más preguntas que aquellas con las que entraste. De lo contrario, ¿para qué existe el teatro? La búsqueda de respuestas es un viaje personal del espectador, un ejercicio de pensamiento. La obra, en sí misma, pretende hacer emerger las dudas que no sabías que tenías. Porque las tienes. Igual que yo. Igual que todas y todos.

El público pone la mitad

El público permanece activo. Es partícipe del acto. No se puede no estar, no en una propuesta así. Porque supone un ejercicio común. ¿Qué pensaba Voltaire sobre la tolerancia? ¿Tiene sentido hoy en día? “Hacemos teatro para la gente, no contra la gente”; ¿seguro?

Es como hablar frente a un espejo que no te contesta. Es hablar contigo mismo a través de las voces de los intérpretes y no dar con la respuesta

Karina Garantivá, Tábata Cerezo, Pablo Quijano y Alberto Fonseca interpretan tres textos de ‘Teatro para minutos’ (Ñaque, 2010) de Mayorga. ‘581 mapas’, ‘Voltaire’ y ‘Tres anillos’. Situaciones irreales de conflictos reales. Los actores, vestidos con vaqueros y camisetas blancas, trasladan la sencillez de una escenografía cargada de argumentos. Porque el texto lo tiene todo, llena el teatro, el cuadrado blanco sobre el que interactúan, las butacas, el ambiente. El texto es como hablar frente a un espejo que no te contesta. Es hablar contigo mismo a través de las voces de los intérpretes y no dar con la respuesta. Es mentir y decir la verdad.

placeholder Tábata Cerezo y Alberto Fonseca, en 'Voltaire'.
Tábata Cerezo y Alberto Fonseca, en 'Voltaire'.

"Voltaire dijo que los libros más útiles son aquellos en los que el lector pone la mitad. Creo que eso tiene mucho que ver con lo que nos proponemos hacer en este espectáculo. Pienso que es urgente leer a Voltaire y, desde luego, que es muy necesario un teatro en el que los espectadores, que no son nuestro espejo, sino nuestra otra mitad, pongan buena parte de sí mismos", dice Mayorga. Y con —sobre y ante— esta idea, el ganador del III Premio Valle-Inclán nos sugiere a través de tres historias que todo lo que pensamos puede argumentarse de otra forma y que lo único que está claro es la duda.

Mayorga siempre es un buen plan, pero ‘Voltaire’ es una demanda. De miércoles a domingo a las 20:30 de la tarde en el Teatro Quique San Francisco.

Esto no es una obra de Voltaire. O sí, pero no al uso. No es una adaptación, ni mucho menos. Es algo más allá; explicarla sonaría redundante y no verla, sería un error. En cualquier caso, trataremos de resumir la primera opción. Imagínense, por poner un ejemplo al azar, que están teniendo una conversación con un amigo. Confrontan, se explican, debaten, tal vez se acaloran más de la cuenta. Toman un café para arreglarlo y no acaban de decidir quién tiene la razón y quién la ha pifiado. No encuentran ni culpables ni santos, pero no pasa nada.

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