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'La hija', un drama sobre la maternidad imposible es la gran apuesta del cine español
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69 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

'La hija', un drama sobre la maternidad imposible es la gran apuesta del cine español

Manuel Martín Cuenca estrena este drama seco protagonizado por Patricia López Arnáiz y Javier Gutierrez que se proyecta en la Sección Oficial de San Sebastián fuera de concurso

Foto: Javier Gutiérrez y Patricia López Arnaiz en 'La hija'. (Caramel)
Javier Gutiérrez y Patricia López Arnaiz en 'La hija'. (Caramel)

En una casa sobre la cima de una sierra de Jaén vive una pareja. Él, Javier (Javier Gutiérrez), es educador social en un centro de menores de la capital jiennense. Ella, Adela (Patricia López Arnáiz), apenas sale de casa. Para llegar a la casona, hay que tomar varios desvíos y atravesar durante más de una hora carreteras estrechas y sinuosas. Parece que quisieran olvidarse del mundo. O parece que quisieran que el mundo se olvide de ellos. Del centro de menores en el que trabaja Javier ha desaparecido una adolescente de apenas 14 años, Dana (Irene Virgüez). De familia desestructurada, la chica ha ido dando tumbos por la vida y seguramente haya intentado escaparse en varias ocasiones. El problema: que sigue siendo una menor bajo tutela estatal y que, además, está embarazada.

Los caminos de estos tres personajes confluyen en 'La hija', la última película de Manuel Martín Cuenca, que se ha presentado este miércoles en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián —fuera de concurso— y que vuelve a demostrar el carácter genuino de un director que, como Lucky Luke, cabalga solo: sin pertenecer al cine industrial ni a los márgenes más vanguardistas, sus películas se mantienen en el difícil equilibrio de un cine de autor sobrio, contenido, y la aspiración al gran público. La cinta se estrenará en cines el 26 de noviembre.

Quizá porque no se prodiga frente a las cámaras o porque sus trabajos —que guardan mucho mucho cine en cada encuadre— son historias ásperas, casi esquemáticas, de personajes incomprendidos capaces de lo mejor y lo peor. En 'La hija', apenas necesita estos tres personajes —más Osman (Sofian El Benaissati), el novio de Dana, encerrado en un centro penitenciario por un delito menor, y Miguel (Juan Carlos Villanueva), el policía que investiga la desaparición de la chica— para construir una historia de un género muy particular, que no podría calificarse ni como drama puro ni como 'thriller', que se sustenta en una tensión creciente que acabará por estallar. O no.

Con 'El autor' (2017), Martín Cuenca colocó a Javier Gutiérrez en la posición de un escritor frustrado frente a una página en blanco que haría lo que fuera por convertirse en un novelista de éxito. Para ello, adaptó un relato de Javier Cercas. Ahora, en 'La hija', medita sobre la maternidad, sobre la muerte de la pareja y, como en 'El autor', sobre hasta dónde puede llegar el ser humano para conseguir lo que cree que será su fuente de felicidad. "Me gusta trabajar con premisas muy escuetas", reconoce Martín Cuenca. "En ‘La hija’ sería: una pareja que no puede tener hijos decide quedarse con el hijo de una adolescente que no quiere tener hijos. Y la historia te va llevando. ¿Él qué es? ¿Médico? No, es educador social porque una chica si tiene padres no podría dar a su hijo sin que se enterasen, así que ella está en un centro de menores en el que se conocen los protagonistas. La premisa es fundamental porque es el faro que te guía".

Los personajes que escribe el almeriense son complejos y poliédricos. Para el cineasta es fundamental indagar en el comportamiento humano de una forma desprejuiciada y empática. ¿Hasta dónde podría llegar el que lee si, por ejemplo, su familia estuviese amenazada? ¿Hasta dónde si su vida dependiese de perjudicar a otro? "A no ser que seas un psicópata, todo el mundo tiene sus razones para hacer las cosas", razona. "Ojalá todos los que hacen algo mal fuesen unos psicópatas, pero la gente cometemos actos atroces por egoísmo, por dolor, porque nos sentimos legitimados por nuestros intereses, porque tenemos unas ideas muy claras y sabemos que son la verdad. Piensa que el 99% de la gente seríamos capaz de matar si nos diesen las razones justas: defender a tu hijo, defender tu casa. Lo que sea. La gente va a la guerra porque cree que tiene que hacerlo y eso puede extrapolarse a la vida común, a la pareja. El cine ‘mainstream’ es, como la política, maniqueo. Blanco o negro. Y olvidan que el mundo no es así, por desgracia, porque, si no, sería mucho más fácil comprenderlo".

placeholder Manuel Martín Cuenca en un momento del rodaje. (Caramel)
Manuel Martín Cuenca en un momento del rodaje. (Caramel)

En el cine de Martín Cuenca, el paraje juega un papel fundamental. Siempre busca parajes agrestes que reflejen la convulsión interna de sus personajes. "Intento, por un lado, colocar al ser humano, al animal, en su lugar. Por otro, yo entiendo el cine como un telón teatral, donde están los elementos fundamentales que deciden la historia. Por eso, para mí, el paisaje es el decorado del interior del personaje. En vez de hacer psicologismo, el contexto se convierte en la psicología de los personajes", explica. "La hija’ está rodada en gran parte en la localidad de Santiago de la Espada, un lugar en el que yo estuve con ocho años de colonias, la primera vez que salía de casa. Es un lugar mítico, superalejado, en la Sierra de Segura. Yo no había vuelto hasta que empecé a escribir el guion. También conocía la Sierra de Cazorla. Fui allí a construir una simbiosis entre el desarrollo de los personajes, la investigación, el paraje y la gente que conoces allí, etc. Allí conocí a alguien que luego ha inspirado el personaje del policía. Es un proceso de búsqueda; de hecho, me voy a vivir a los lugares en los que ruedo. Para mí hay algo místico. Es una experiencia espiritual. Rodar un plano es convocar algo mágico, algo único. Y contactar con la naturaleza, rodando con flexibilidad… es estar en comunión con el entorno. Yo llevo a los equipos industriales de cabeza, porque les digo: ‘Ahora tenemos que esperar a que el viento y la luz sea el propicio".

"La casa de la película estaba a una hora en 4x4 desde el hotel en el que se quedaba el equipo", prosigue. "Todos los días una hora de ida y una de vuelta. Los equipos se llenan de urbanitas y al principio se quejaban mucho, porque le tienen miedo a todo. Les parecía un problema hasta bajar por la pista de tierra de noche. Pero luego lo disfrutaron; hacía mucho tiempo que no veía a un equipo tan feliz, porque era todo una experiencia. Los interiores los rodábamos en el mismo sitio: no hacíamos el truco de interiores construidos en Madrid o en Jaén, que es más cómodo. Pero rodando en el mismo sitio teníamos lo más importante: flexibilidad. Cuando hacía buen tiempo nos metíamos a rodar dentro. Cuando hacía mal tiempo de tormenta, salíamos a rodar fuera. Ese viento de la escena final es real".

placeholder Irene Vírgüez es Dana en 'La hija'. (Caramel)
Irene Vírgüez es Dana en 'La hija'. (Caramel)

El gran descubrimiento de 'La hija' es, sin duda, la actriz Irene Virgüez, que interpreta a Dana. Una actriz sin apenas experiencia que se come la pantalla en cada plano. "A Irene yo la llamaba ‘mi actriz japonesa’. Tiene una sobriedad y una contención natural que me encantan. Normalmente, tengo que llevar a los actores en la contención, pero con ella no fue así. Hice un 'casting' para encontrar una actriz que tuviera eso de forma natural. No quería tampoco un personaje realista: no quería una chica que pareciera la lista del centro de menores ni tampoco el chico árabe. Buscaba una estilización. Pensaba en ellos como en Romeo y Julieta. Pensaba en ella como una niña inconsciente que se enamora y que se ha quedado embarazada, que ahora vive eso con pasión y que a lo mejor en dos años ya no está enamorada. Hay una cosa que tienen los jóvenes frente a los adultos, es la pasión, que están vivos, que tienen arrebato. Sin embargo, la pareja adulta está muerta. Son más infértiles que la propia infertilidad de Adela, y en el proceso han muerto como pareja. Adela ve a la chica, a Irene, como un instrumento; no se da cuenta de lo viva que está".

De nuevo, 'La hija' tiene mucho que ver con 'La mitad de Óscar' (2010), la película más importante de su carrera, según las palabras de su director. A pesar de haber rodado anteriormente películas de éxito como 'La flaqueza del bolchevique' (2003), para Martín Cuenca su maduración como cineasta, el encuentro con su voz interior se produjo en la película protagonizada por Verónica Echegui y Rodrigo Sáenz de Heredia. "Para mí, ‘La mitad de Óscar’, es la concepción del cine que yo quería hacer. Es una película que me llevó a muchos sitios, entre ellos al Festival de Toronto, me llevó a trabajar con coproductores como Mod, porque Fernando Bovaira me llamó después de verla en el cine. Fue una sorpresa. Para mí fue una especie de refundación como cineasta. Me siento orgulloso de mis dos películas anteriores, pero no dejan de estar más o menos situadas dentro de la industria. Pero en ‘La mitad de Óscar’ está mi concepción del cine, que es una búsqueda de la esencialidad, de muy pocos elementos y muy arraigada en la geografía —para mí lo geográfico está antes que la historia—. Desde ‘La mitad de Óscar’, primero está el lugar en el que quiero rodar y luego ya construyo la historia que se aplique a ese lugar. Como la historia del planeta: primero existe y luego se desarrolla la vida. Después de encontrar la localización, desarrollo una premisa. Dentro de los márgenes de la industria, que creo que es donde yo trabajo, porque no soy ni un cineasta experimental ni comercial, trato de mantener ese espíritu libre que es ‘La mitad de Óscar’, mi película más querida y la que más disfruté".

placeholder Javier Gutiérrez en 'La hija'. (Caramel)
Javier Gutiérrez en 'La hija'. (Caramel)

Sin embargo, para sacar adelante 'La mitad de Óscar' tuvo muchas dificultades. "Tenía la sensación de que o la producía yo o no me la iba a producir nadie. Pensé ¿para qué voy a convencer a la gente para que se meta en esta película si puedo intentar convencer directamente a las fuentes de financiación yo? Yo tenía una pequeña productora para mis cortos y me decidí: ‘Si tiene que ser mi última película, que lo sea’. Tenía que hacer una película controlada desde el guion y pensando en salir lo mejor parado del asunto. Me costó mucho, pero al final salí vivo".

En una casa sobre la cima de una sierra de Jaén vive una pareja. Él, Javier (Javier Gutiérrez), es educador social en un centro de menores de la capital jiennense. Ella, Adela (Patricia López Arnáiz), apenas sale de casa. Para llegar a la casona, hay que tomar varios desvíos y atravesar durante más de una hora carreteras estrechas y sinuosas. Parece que quisieran olvidarse del mundo. O parece que quisieran que el mundo se olvide de ellos. Del centro de menores en el que trabaja Javier ha desaparecido una adolescente de apenas 14 años, Dana (Irene Virgüez). De familia desestructurada, la chica ha ido dando tumbos por la vida y seguramente haya intentado escaparse en varias ocasiones. El problema: que sigue siendo una menor bajo tutela estatal y que, además, está embarazada.

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