Julián López descarrila: ''Hay gente que fomenta el odio y necesitamos unirnos"

Apasionado de la música, del cine de autor y del ser humano en general. Julián López, que estrenará la comedia ‘Descarrilados’ el 20 de agosto, deja entrever sus inquietudes más allá de la interpretación. El manchego conoció a sus compañeros Ernesto Sevilla y Joquín Reyes en su etapa universitaria y el cine apareció en su vida de casualidad. La propuesta televisivia de Paramount Comedy a Ernesto Sevilla le impulsó a dedicarse a la actuación. 'La Hora Chanante' (2006), 'Muchachada Nui' (2007) o 'Museo Coconut' (2014) fueron los títulos de la comedia de la televisión del momento: un grupo de amigos dedicados al humor absurdo conseguía despertar una nueva visión de la risa en el panorama artístico del país.

López, que publicará su primera novela el 23 de septiembre y fantasea con desempeñar su profesión en otros géneros del mundo del cine, presenta 'Descarrilados' recordando anécdotas del rodaje y la impresión de verse rodeado de personal técnico emascarillado. Se cuestiona que habría ocurrido si hubiera continuado con la música y reflexiona sobre el futuro del sector. ¿Quién es Julián López después del humor?

PREGUNTA: Conoces a Ernesto Sevilla desde hace muchos años. ¿La confianza juega a vuestro favor o en vuestra contra?

RESPUESTA: Quiero pensar que siempre es bueno. No recuerdo tirantez trabajando con amigos. Hay una confianza tan profunda que te entiendes con la mirada, nos proponemos cosas unos a otros. En concreto con Ernesto, hacía mucho que no estábamos en un proyecto en común…

P: ¿No coincidíais desde 'Museo Coconut'?

R: Bueno, participé en algunos capítulos de ‘Capítulo 0’ (escrita por Sevilla y Reyes en 2018), pero fue muy breve. ‘Descarrilados’ ha sido una manera de volver a recordar aquellos tiempos. Se nota esa complicidad y esa comprensión mutua.

P: La película está ambientada en muchas localizaciones europeas. ¿El rodaje ha sido íntegro en España?

R: Sí, de hecho, se grabó entera en Euskadi. En un primer momento se quería rodar fuera...me habría encantado porque habría sido una aventura preciosa, pero llegó la pandemia.

P: ¿Qué tal la experiencia de rodaje y covid?

R: Cuando leímos el guion por primera vez, imaginábamos la experiencia de ir a rodar a Roma, a París… pero vino el confinamiento. El proyecto se retrasó y fue mi primer rodaje en época de pandemia. Estábamos los actores y directores en una burbuja, todos los departamentos separados, distancia de seguridad, mascarillas... el primer día recuerdo pensar ‘’joder, con lo que molan los rodajes, qué rabia estar así’’. Lo bonito de este trabajo es compartirlo, juntarte con el equipo a tomar algo después de grabar... pero luego te hace click la cabeza y dices ‘’esto es lo que hay’’. Ahora recuerdo ese rodaje y nos lo pasamos genial. Tiramos hacia delante y fue muy divertido. Conseguí familiarizarme con la situación y en los rodajes posteriores ya me había acostumbrado a esa situación.

P: ¿Cuál dirías que ha sido tu rodaje más complicado? Mucho frío, mucho calor, muchas horas...

R: Igual no un rodaje completo, pero recuerdo días en ‘Justo antes de cristo’ (2019) con exteriores muy complicados. Yo iba en sandalias con una túnica y hacía mucho frío: con ese vestuario no podías ponerte mallas térmicas por debajo. Además se levantaba mucho polvo por la tierra del suelo. Era 2018 y algunos técnicos utilizaban mascarilla para trabajar. Dos años más tarde nos la tuvimos que poner todos.

P: ¿Te has planteado ponerte detrás de las cámaras? Escribir, dirigir o incluso producir.

R: He fantaseado con ello algunas veces, pero es tremendamente dificil que ocurra. Requiere muchísima energía y yo la tengo focalizada en la interpretación. Pero la mente es inquieta y siempre quiere soñar. Ahora vengo de experimentar algo nuevo: he escrito una novela que se publicará en septiembre. He dado rienda suelta a la redacción y he elegido el formato libro. No sé qué ocurrirá el día de mañana: he pensado en escribir una serie. No lo descarto.

El libro 'Planetario' es un alter ego de mi infancia

P: Compartiste la portada de tu libro ‘Planetario’ en tus redes. Sale una persona tocando la trompa, el instrumento que has tocado durante tus años como músico. Aparece también la cara de Freddy Mercury… ¿Estamos ante una autobiografía de Julián López?

R: La verdad es que me gusta el término de ‘autoficción’. Lo escuché por primera vez cuando Almodóvar presentó ‘Dolor y Gloria’ (2019) y me parecía buenísimo. Tiene tintes autobiográficos, pero en su mayoría es ficción. Es un alter ego de mi infancia. Tengo pasión por la música: más allá de haberla estudiado, he aprendido a ver la vida a través de ella. En el libro, hay un acontecimiento que le ocurre al protagonista cuando se entera de que Freddy Mercury ha fallecido. Las canciones de Queen articulan toda la novela. Es una obra que une lo elitista que puede ser un grupo de rock internacional o la música clásica con el costumbrismo de un pueblo castellano.

P: Tú eres de Cuenca, ¿está ambientado en La Mancha?

R: No quería explicitar La Mancha. Es un pueblo de interior pero podría ser cualquiera. León, Castilla, Madrid...hay ciertos rasgos que pueden interpretarse como manchegos, pero quería evocar eso: un pueblo de centro donde no pasaba nada y la ficción y la fantasía eran vías de escape para viajar a otros lugares.

P: Te tienes que conocer mucho las letras de Queen para que sean el hilo conductor...

R: Claro, soy fanático de Queen desde que tengo 13 años. Cuando Freddy Mercury falleció, descubrí la música del grupo. Lo que le ocurre al protagonista es algo que me pasó a mí.

EL libro es una válvula de escape para pensar ‘qué hubiera pasado’ si me hubiera quedado en la música

P: Estudiaste música y te dedicabas profesionalmente a ello. Dar el salto a la interpretación fue una decisión compleja. ¿Te sigues planteando qué hubiera sido de ti si hubieras optado por la música?

R: Por supuesto, de hecho, volviendo al libro, de alguna forma es una válvula de escape para pensar ‘qué hubiera pasado’. Lo he meditado mucho porque creo en que las cosas van sucediendo y existen otros caminos paralelos que no han pasado pero están presentes de alguna manera. A veces me veo reflejado en compañeros y amigos que iban conmigo al conservatorio y es una rama complicada. El que consigue ser profesor, guay; el que tiene plaza en una orquesta, estupendo; pero no siempre es así. Existe cierta similitud con la interpretación, es un sector inestable. Por suerte, al haberme ido bien aquí y haber experimentado cosas tan bonitas, el dolor se ha ido diluyendo. Fue un año de transición muy duro, un cambio de piel muy difícil. Recuerdo pensar: "Yo estaba destinado a la música y ahora no sé qué hacer’". Con distancia, veo ese proceso mucho más tranquilo.

P: Has hecho mucha comedia. ¿Consideras que es un género infravalorado en España?

R: Se puede reflexionar mucho sobre esto. La meta de una comedia es hacer reír, más allá de luego reflexionar y analizar ciertos mensajes. Se busca provocar la risa, que es algo complicadísimo. ¿Qué hay de malo en hacer reír? Hay veces que la gente piensa en una película y dice: ‘’Sí, bueno, te ríes…’’, pues genial. Has pagado por algo y te lo han dado. No diría que está infravalorada porque el público lo agradece, se comenta en los foros, en los bares y en las calles. Quizá falte reconocimiento desde el punto de vista de los premios. Conseguir activar algo tan subjetivo como la risa no tiene ni trampa ni cartón. Con el humor el tempo es crucial: si te pasas puedes no caer en gracia. Hay que darle a la comedia el valor que se merece.

P: ¿Te has planteado hacer otro tipo de cine? Poder, por ejemplo, trabajar en un proyecto de Oliver Laxe o Arantxa Echeverría.

R: ¡Por supuesto! Los dos ejemplos me gustan mucho. De hecho, le dije a Echevarría que me encantó ‘Carmen y Lola’. Hay quienes se sorprenden porque piensan que solo consumo comedia y, en mi caso, es justo al revés. Me gusta más el cine de autor, más experimental, el drama, el thriller. Tengo la suerte de estar metido en el mundillo y me gusta fantasear con poder algún día hacer algo así. Me encantaría porque sería un reto: elegí esta profesión y quiero jugármela. Pero hay otros factores que tienen que intervenir, se tienen que arriesgar otras personas. No es algo que me obsesione, bastante afortunado soy con poder dedicarme a la interpretación, pero sería precioso probarme.

P: Con todo el auge plataformas, ¿crees que morirán las salas?

R: No te voy a negar que no pienso en eso. Lo comento con compañeros y gente que sabe del tema. ¿Hacia dónde estamos yendo? Este siglo va rapidísimo. Cuando estudias Historia te das cuenta de la velocidad a la que está cambiando todo en los últimos años. Nadie tiene una bola de cristal pero sí que me preocupa la exhibición en salas. Cuando apareció la televisión, la radio se vio afectada. Antes, el cine se concebía como un evento especial. Ahora, casi todo el mundo se puede permitir lo que antes era un lujo. Se consume mucho más y le veo lógica al pensamiento de ‘si lo puedo ver en casa, por qué voy a ir a una sala’. Yo tengo muchas plataformas pero lo compagino con ir al cine porque la experiencia es diferente. Ese es el mensaje que quiero lanzar: el cine ofrece cosas que las plataformas no pueden, como focalizar toda la tención a la película.

P: Eres muy activo en redes sociales, especialmente en twitter. No dudas en posicionarte con determinadas cuestiones sociales. ¿Cómo ves tu papel dentro de las redes?

R: Seré franco. El tema de twitter sé que es una proyección nuestra, personal, que ve mucha gente. Hay que tener mucho cuidado con lo que se publica pero yo siempre voy a intentar ser sincero con lo que opino. Cuando era un chavalín tenía referentes y, si alguno de ellos recomendaba un libro, me lo compraba. Soy consciente de esa influencia. Vivimos en un mundo que necesita más empatía: hay gente que quiere fomentar el odio y la confrontación cuando lo que necesitamos es unirnos. Se ha demostrado que el ser humano es gregario y tenemos que ponernos siempre en la piel del otro. Quiero que todos mis mensajes vayan en esa dirección con mensajes reales y honestos. No concibo otra cosa, yo he crecido amando a todas las personas de mi alrededor. Soy un enamorado del ser humano y de que seamos tan diferentes, tenemos que alimentarnos los unos de los otros.

P: Cuando alguien de la industria cultural internacional fallece, todo twitter se vuelca y se manifiesta públicamente. Es imposible conocer a todo el mundo. ¿Alguna vez te ha pasado de no saber quién era alguien y haber puesto un tweet al respecto?

R: (se ríe) Te diré la verdad. Cuando muere alguien, hay veces que digo ‘’no tengo ni idea de quién es’’, pero nunca he puesto algo que no he sentido. Solo comparto un tweet si es alguien que realmente me ha marcado. A veces me ha pasado que he sentido pudor por no saber quién es alguien, pero oye, no podemos estar a todo. Yo pienso, ‘’pues no sé quién es’ y digo ‘’¿para qué lo voy a poner?’’ Nunca lo he puesto si no lo he sentido. Bastantes mentiras hay en redes como para alimentarlas con estas cosas.