Es noticia
¿Serías capaz de matar a tu doble? La anomalía de Le Tellier, el superventas inesperado
  1. Cultura
entrevista

¿Serías capaz de matar a tu doble? La anomalía de Le Tellier, el superventas inesperado

Un escritor francés desconocido ha vendido más de un millón de ejemplares en todo el mundo con una novela fascinante

Foto: Hervé Le Tellier (EFE)
Hervé Le Tellier (EFE)

Un escritor con una carrera sólida aunque minoritaria, afín a los grupos de la vanguardia literaria más juguetona pero también a las matemáticas, la física o la filosofía, vuelca en un libro todas sus pasiones, sus paradojas, sus iluminaciones, bajo el paraguas de una intriga popular e irresistible que sabe a la mejor ciencia ficción. Gana el Goncourt, el gran premio de la literatura francesa, y empieza a colocar ejemplares, uno detrás de otro. Mil, cien mil, un millón. La historia de Hervé Le Tellier y 'La anomalía' (Seix Barral), la novela más apasionante -y 'fácil' en el mejor sentido de la palabra- que puedan ustedes leer este verano es propia de una novela... de Hervé Le Tellier.

Meses después de que un avión con más de doscientos pasajeros aterrice en Nueva York después de una tormenta, otro avión idéntico con los mismos pasajeros vuelve a aparecer en el cielo de la Gran Manzana. Gran tangana, crisis, aislamiento, gabinete de expertos, intrigas y uno de los 'leit motiv' literarios predilectos: ¿qué hacer cuando te encuentras con tu doble? Desayunamos con Le Tellier en Barcelona con motivo de su participación en el imperdible festival Kosmópolis que organiza el CCCB. Y hay pocas conversaciones que se puedan entablar mejores con alguien que danza entre la literatura, la ciencia o la filosofía con la presteza y gracia de este francés tan locuaz como reflexivo.

placeholder 'La anomalía' (Seix Barral)
'La anomalía' (Seix Barral)

PREGUNTA: Escribe en la novela de unos de los personajes, el escritor Miesel: "El mundo literario le parece un tren grotesco en el que unos listillos sin billete se cuelan descaradamente en primera, con la complicidad de unos revisores incompetentes, mientras en el andén se quedan los genios modestos". Tras el tremendo éxito de 'La anomalía', ¿se siente como uno de esos listillos que se ha colado sin billete?

RESPUESTA: Es una descripción del mundo literario que me parece bastante realista. Existe una diferencia clara entre el éxito editorial de un libro y su calidad intrínseca. No entendemos por qué algunos libros tienen éxito y otros no. O por qué algunos se benefician de una cobertura de la crítica casi incomprensible. Lo que usted me cita lo sigo pensando pero también le digo: cuando un libro tiene éxito... ¡no tiene por qué ser malo! Hay buenos libros que funcionan y malos libros que no funcionan. ¿Respecto al éxito de mi novela? Tengo mis propias explicaciones: una buena comercialización, la pandemia, el largo cierre de cines, teatros o restaurantes en Francia que ha hecho que el libro se alce como un objeto cultural casi único junto con las series... También hay razones vinculadas a su contenido: la capacidad de hacer viajar al lector y de proponerle una aventura colectiva con muchos personajes en los que cada uno podría reconocerse, la multiplicidad de estilos o la propuesta filosófica de un mundo virtual en el que todos seríamos personajes. Y luego el uso de ciertos códigos del bestseller como que cada final de cada capítulo empuje a seguir leyendo.

Pero, por supuesto, nadie podía imaginar que vendería más de un millón de ejemplares. Tampoco mi editor, fíjese que la primera edición contaba de 12.000. Y resulta que ha sido la primera vez que un premio Goncourt vende más el segundo año que el primero. Llevo mucho tiempo publicando novelas y siempre he ocupado un lugar pequeñito en el panorama literario aunque no inexistente. Pero ahora he logrado una visibilidad enorme.

Llevo mucho tiempo publicando novelas y siempre he ocupado un lugar pequeñito... pero ahora he logrado una visibilidad enorme

P. ¿Cómo brota en su cabeza esta historia tan compleja y sencilla a la vez? Compleja por la superposición de géneros y personajes. Sencilla porque se ocupa de un tema literario universal, "el doble".

R. Hace como tres años tuve la idea, casi un cuento, de un escritor que volvía a casa y descubría que su doble estaba allí esperándolo para hablar de su estilo literario. Después de la sorpresa, debatían sobre la literatura y sobre la esencia de la vida pero luego empezaban los problemas, ¿cómo se iban a tomar todos esto sus hijos y familiares? Me pareció una propuesta sugerente que necesitaba de mayor extensión para ir hasta al final y tratar todas las posibles situaciones psicológicas de algo así como enfrentarnos a nuestro doble: el sacrificio, la cooperación, la indiferencia o incluso la posibilidad de matar a tu doble. Para eso hace falta una capacidad especial, claro, y por ello inventé al personaje del asesino a sueldo. Pero he de decirle que, como quería evitar la fábula o el cuento de hadas, además de todo esto me interesaba otra cosa, ¿cómo se podría explicar científicamente algo así? Y entonces recordé una charla con el filósofo sueco Nick Bostrom.

placeholder Hervé Le Tellier (EFE)
Hervé Le Tellier (EFE)

P. Pero esa hipótesis de Bostrom, que nuestras vidas sean una ficción, una simulación, ¿no es tan rica para la literatura como infértil para la ciencia? Borges escribió, siguiendo a Hume que "los argumentos de Berkeley [sobre la irrealidad del mundo] no admiten la menor réplica y no producen la menor convicción".

R. Es cierto, y de hecho lo digo en el libro en un momento. Ninguna experiencia puede demostrar ni rechazar la idea de que vivimos en una gran simulación. Pero también propongo en la novela algunas pruebas que se están llevando a cabo ahora mismo sobre las ondas gravitacionales o acerca de la materia oscura que ralentiza la velocidad de las galaxias y que bien medida podría darnos cifras que garantizasen que no vivimos en una simulación. En un asunto irresoluble y, por eso, Nostrom, que da clases de filosofía en Oxford, se plantea la pregunta de otra manera, aplicando la probabilidad, ha establecido una especie de ecuación que recuerda un poco a la ecuación de Drake sobre la existencia de vida inteligente extraterrestre. En cualquier caso, tiene usted razón, la hipótesis tiene mucha más potencia literaria que científica.

P. Pongamos que la hipótesis de la simulación de Nick Bostrom fuera válida. ¿Qué cambiaría? ¿No vivimos ya como si un montón de cosas que no existen en realidad -el dinero, la libertad, la ley, el amor- existieran? Y no nos va mal del todo. ¿No es el Homo sapiens el gran simulador?

R. Sí, cada vez está más claro que el Homo sapiens es más bien Homo fabulator. El ser humano es una fábrica de crear mitos hasta tal punto de que es posible que exista un vínculo entre el desarrollo de nuestro cerebro y nuestra capacidad de crear mitos y transmitirlos. ¿Qué cambiaría si la realidad fuera una simulación? No cambiaría nada porque esta simulación es caótica. Si me echo ahora mismo agua en mi camisa, mi día va a cambiar, tal vez pierda el avión de regreso y todo otro montón de cosas no previstas. Una simulación no tiene por qué ser una predeterminación de todos nuestros actos sino un proceso vivo y caótico en el que cada uno de nosotros interactúa mientras la realidad avanza. Es increíble pensar que si vivimos realmente en una simulación, una novela como la mía es simulación escrita por un autor simulado y que los lectores que se plantean como usted estas preguntas sobre la simulación nacieron también simulados. ¡Pero no cambia nada!

Es increíble pensar que si vivimos realmente en una simulación... ¡mis lectores también son simulados!

P. El transhumanismo postula una cercana fusión del hombre con la máquina, una descarga de conciencia que nos permite crear nuestra propia y mejor simulación. Pero, ¿no parece esto un cartesianismo modificad? Porque parece que no hay una conciencia y un cuerpo separado: la conciencia es encarnada e inseparable del cuerpo.

R. Cuando usted se vaya después de la entrevista, me acordaré de su cara, su cara se quedará eléctricamente inscrita en mi cuerpo. Y puesto que nuestros cuerpos tienen capacidades limitadas, me olvidaré pasado un rato y, si después de un año volvemos a cruzarnos, algo en mi cuerpo almacenado en un lugar que no conozco se acordará de su cara. No hay separación entre el cuerpo y la conciencia, es lo mismo. Nuestros recuerdos, amores, sufrimientos, se hallan inscritos de manera eléctrico química en alguna región de nuestros cuerpos. Uno de los objetivos del transhumanismo no es tanto hacer sobrevivir en el cuerpo más allá de sus capacidades como transferir nuestra conciencia de manera última en un mundo virtual donde no viviremos nunca. Es esta idea un poco loca de crear una especie de paraíso donde podríamos sobrevivir de manera eterna mientras el disco duro en cuestión siga recibiendo energía. Pero se trata de un proyecto totalmente irreal con mucho dinero invertido en él.

P. ¿No recuerda un poco a la religión?

R. La idea de la eternidad es religiosa, claro, el ser humano no quiere aceptar su propia muerte. Pero también hay un componente técnico. La casi totalidad de las ciencias médicas se ocupan de alargar la vida mientras que las religiones explican que hay una vida después de la muerte. Y ahí hay un conflicto. Si estuviéramos seguros de que existe una vida después de la muerte, ¿por qué tanto afán por prolongarla? No estoy seguro de que el transhumanismo sea una religión pero sus aspiraciones se cruzan con las de la religión aunque de manera diferente y sin crear las condiciones para la existencia de un creador o un dogma.

placeholder Herve Le Tellier (EFE)
Herve Le Tellier (EFE)

P. Usted además de novelista también es matemático y las matemáticas son importantes en 'La anomalía'. ¿Qué son las matemáticas? ¿El lenguaje del cosmos como pensaba Galileo? ¿O solo una invención humana que por casualidad, y tal vez solo el momento, parece funcionar?

R. Si, efectivamente, la música de las esferas parece un lenguaje universal y, cuando los seres humanos intentamos comunicarnos con civilizaciones extraterrestres, les mandamos el número pi o la raíz cuadrada de dos. Resulta que la física funciona con base matemática. Decimos que un planeta tiene que estar ahí... y ahí lo encontramos porque las matemáticas nos lo han dicho. Como ocurrió por ejemplo con Plutón. La matemática es un intangible al menos de este Universo. Porque tal vez existan otros universos con unas matemáticas distintas.

P. ¿Novelas como la suya intentan advertirnos de lo que nos empeñamos en negar: que el Universo no tiene ningún sentido?

R. El Universo no tiene sentido. El ser humano quiere que las cosas tengan sentido porque lo contrario sería insoportable. Las hormigas no se plantean preguntas semejantes. La especificidad del ser humano es la conciencia insoportable de su propia mortalidad y la única escapatoria es dotar de sentido lo que no lo tiene. Porque, sinceramente, el estoicismo no se le da bien a todo el mundo. Todos soñamos con tener un final de vida estoico pero no es fácil.

P. Imagine que es usted un cerebro de Boltzman y que toda la realidad se desmoronará en el próximo minuto. ¿Qué le gustaría añadir antes de desaparecer?

R. Me parece que me gustaría escuchar un poco más de música.

Un escritor con una carrera sólida aunque minoritaria, afín a los grupos de la vanguardia literaria más juguetona pero también a las matemáticas, la física o la filosofía, vuelca en un libro todas sus pasiones, sus paradojas, sus iluminaciones, bajo el paraguas de una intriga popular e irresistible que sabe a la mejor ciencia ficción. Gana el Goncourt, el gran premio de la literatura francesa, y empieza a colocar ejemplares, uno detrás de otro. Mil, cien mil, un millón. La historia de Hervé Le Tellier y 'La anomalía' (Seix Barral), la novela más apasionante -y 'fácil' en el mejor sentido de la palabra- que puedan ustedes leer este verano es propia de una novela... de Hervé Le Tellier.

Literatura