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"Necesito reducirme a huesos y a piel": dentro de la cabeza de una enferma de anorexia
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"Necesito reducirme a huesos y a piel": dentro de la cabeza de una enferma de anorexia

La anorexia es una enfermedad mental que se expresa de forma física. Más allá del cuerpo, ¿cuáles son los pensamientos obsesivos que se repiten en la enfermedad?

Foto: Otro momento de 'Ecstasy', la ópera prima de Moara Passoni. (Cinema Jove)
Otro momento de 'Ecstasy', la ópera prima de Moara Passoni. (Cinema Jove)

Mientras mira un plato de pastel sin tocar, Moara, que no tendrá más de doce años, hace su propia clasificación: "a) los alimentos que son puros, pero con un leve contagio de polución; b) seguros, pero que tienen una forma extraña; c) con estructuras esponjosas; d) los alimentos calientes que amargan la lengua y raspan la garganta; e) los alimentos que cambian de forma; f) los disformes; g) los que afectan al humor", enumera la niña mientras observa al resto de los comensales de la mesa disfrutar de la comida. "Mi madre tiene estrictamente prohibido tocar mi comida; estoy segura de que ella trafica con las calorías".

Para su primer largometraje como directora -como productora consiguió una nominación al Oscar por el documental 'Al filo de la democracia', sobre los escándalos de corrupción de Lula Da Silva y la llegada de Bolsonaro a la Presidencia de Brasil-, Moara Passoni ha rebuscado en su cabeza y en sus antiguos diarios para intentar recoger cuáles eran los pensamientos que le pasaban por la cabeza cuando decidió matarse de hambre. A partir de su experiencia y a través de los textos de muchas otras enfermas de anorexia -parte de la terapia consiste en llevar un diario en el que se registran las sensaciones del paciente después de cada ingesta-, Passoni ha escrito una película pequeña e hipnótica, muy alejada de las convenciones del drama de hospital. Porque 'Ecstasy' -a concurso en el festival Cinema Jove de Valencia- busca que el espectador no entienda la enfermedad desde lo físico -eso ya lo conocemos: delgadez extrema, piel cetrina, ojeras, debilidad muscular, arritmias- sino de los pensamientos martilleantes que llevan a una persona a cerrarse a cualquier alimento.

Y Passoni no cae en lugares comunes -es más, se mete en fangales-, porque huye del drama y propone una película en la que la voz en off de la protagonista -ella en diferentes etapas de su vida- actúa como hilo conductor de imágenes evocadoras, algunas propias del documental, otras -las recreaciones- planteadas desde la ficción, pero que logran en conjunto una especie de túnel directo a la cabeza de una niña a la que simplemente le ha tocado crecer y que no entiende muy bien ni los cambios de su cuerpo ni los cambios del mundo que la rodea. "Mi problema nunca fue ser gorda o delgada", explica la protagonista -puede que estas palabras hayan salido del diario de la directora o puede que las hayan sacado de los diarios de otras mujeres que aceptaron prestar los suyos para la película-, "si tengo algún problema, es que tengo más energía cuanto menos como".

Entre imágenes de niñas bailando ballet, de músculos tensándose, de manos moviéndose nerviosas, de adolescentes flirteando, de nucas erizándose, de pasillos de hospital vacíos, de edificios brutalistas como el Parlamento Nacional de Brasilia, de escenas de protestas en el Brasil del blanco y negro, la voz en off continúa. "Necesito reducirme a huesos y a piel. No comer y ejercitarme"

placeholder La directora Moara Passoni. (Cinema Jove)
La directora Moara Passoni. (Cinema Jove)

"Hay una disociación entre lo que sientes y lo que le está pasando a tu cuerpo", explica Passoni. "Una de las cosas más duras de la anorexia es que conlleva un placer en ese dolor. Al menos en mi experiencia y en la de las mujeres que colaboraron conmigo, cuando alcanzas ese control sobre ti misma te sientes superpoderosa. La gente no suele hablar de este sentimiento, y si no hablas de ello no se entiende y si no se entiende no se puede solucionar".

Anorexia. Del griego an (falta de) - órexis (hambre o deseo). Aunque los primeros casos de la enfermedad se diagnosticaron en el siglo XVII y a pesar de que desde 1968 el DSM-II lo reconoció como trastorno mental, fue en los años 90 cuando tuvo un empujón mediático y cuando más concienciación hubo al respecto. Sin embargo, desde 1991 (cuando alrededor del ,18% de la población mundial sufría anorexia nerviosa diagnosticada) hasta 2017 (cuando los datos afirman que la cifra es de 0,21%), el ratio de afectados ha aumentado.

"En los 90 la gente ya empezó a entender lo que era esta enfermedad", explica Passoni. "A mí un médico me dijo: “Si no comes, te morirás”. Lo que no entendía el médico es que yo no me sentía así, sino que me sentía superpoderosa, aunque entendiese los riesgos que había. También hay un placer narcisista en pensar que puedes manejarlo todo tú sola, cuando no es verdad. Para mí, la única forma de salir de la anorexia -y eso está apuntado en la película, pero, quizás, no tratado de forma completa, porque eso ya requeriría otra película-, es la necesidad de abrirse a los demás, de salirse de la burbuja y enfrentarse al mundo. Todavía hoy la información sobre la anorexia y los trastornos de la alimentación no están actualizadas. Son trastornos muy habituales, pero aun así no se han abordado muy en profundidad. ¿Por qué? Creo que es la idea de que ocurre a algunas pocas mujeres de clase media -aunque se ha demostrado que esto no es así, porque no entiende ni de clases sociales ni de raza, pero sí es verdad que apareció en los países que se industrializaron de forma más rápida".

placeholder Otra immagen de 'Ecstasy'. (Cinema Jove)
Otra immagen de 'Ecstasy'. (Cinema Jove)

El proceso para sacar 'Ecstasy' adelante ha sido largo y tortuoso: casi diez años de desarrollo, con la directora buscando la forma de contar su historia -"el lenguaje de la ficción, del drama tradicional, me parecía, no quiero decir superficial, pero sí que no llegaba al fondo de la cuestión"-, y repasando todas sus fotos y sus textos de cuando más absorbida estuvo por la enfermedad. "Todas las películas hablaban sobre los aspectos externos y creo que, en general, los trastornos de la alimentación no suelen estar bien representados. Así que tenía una necesidad muy fuerte de comunicar lo que yo había vivido durante esos años, cuál había sido mi experiencia. Primero, la gente de mi entorno no entendía lo que me pasaba. Hay una especie de reducción, un estereotipo, pero sobre todo un estigma. La enfermedad se trata como un espectáculo, como si sólo estuviese relacionada con los modelos de belleza. Hay una dimensión social, pero normalmente se trata en términos individuales, es una paradoja. Otra paradoja es que este trastorno es muy estético y, al mismo tiempo, muy ambiguo. El dolor se visualiza en el cuerpo. Por eso, en ‘Ecstasy’, cuando la voz y el texto son muy concretos, la imagen es abstracta. Y al revés".

En 'Ecstasy' no hay ensañamiento con el cuerpo, sino que la cineasta se centra en esa espiral de pensamiento obsesivo que aísla del mundo y de la realidad. "Cuando se filma un cuerpo con anorexia, la imagen es tan potente, que se mira durante unos segundo y luego no se puede sino apartar los ojos porque te pones nervioso o ansioso o incómodo. Y eso no ayuda a la comunicación ni a acercarse a la persona. Sentí que si me centraba en filmar cuerpos podría entrar en ese juego del espectáculo y no podía acceder a las capas más profundas". Además, la anorexia es una enfermedad que todavía hoy no se toma demasiado en serio, porque es el paciente el que decide, aparentemente de forma voluntaria.

Ahora, con Instagram, con los filtros, con TikTok y demás, ¿cómo afectarán las redes sociales a los trastornos de la alimentación y a las percepciones corporales distorsionadas? "Es brutal. Genera muchísima ansiedad. Tampoco estamos sobre aviso de lo que viene después del Covid. La anorexia es una forma de controlarte a ti y a tu cuerpo cuando no puedes controlar lo que sucede a nuestro alrededor y creo que va a venir un tsunami", advierte Passoni, que insiste una y otra vez en su punto de vista como artista y no como facultativo. "Creo que las redes sociales pueden ser muy útiles para empoderar a los jóvenes y relacionarse con sus cuerpos de otra manera y para encontrar otros modelos de belleza que no sean los habituales. Pero también pueden ser terribles a la hora de generar ansiedad porque están basadas en las comparaciones. Creo que ahora generan más ansiedad que liberan ansiedad. Todo el mundo parece tan perfecto. Creo que esto se estudiará específicamente, el impacto de las redes sociales en la anorexia".

Han pasado muchos años desde que Passoni superó la enfermedad, aunque la mayor parte de los psiquiatras coinciden en que el paciente debe aprender a convivir con ella. "A mí me diagnosticaron anorexia nerviosa, que es una enfermedad crónica y me dijeron que jamás me recuperaría de ello. Pero lo hice. Y ya no forma parte de mi vida". ​

Mientras mira un plato de pastel sin tocar, Moara, que no tendrá más de doce años, hace su propia clasificación: "a) los alimentos que son puros, pero con un leve contagio de polución; b) seguros, pero que tienen una forma extraña; c) con estructuras esponjosas; d) los alimentos calientes que amargan la lengua y raspan la garganta; e) los alimentos que cambian de forma; f) los disformes; g) los que afectan al humor", enumera la niña mientras observa al resto de los comensales de la mesa disfrutar de la comida. "Mi madre tiene estrictamente prohibido tocar mi comida; estoy segura de que ella trafica con las calorías".

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