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Cruising, libertinaje y sexo sucio en la corte del siglo XVIII
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72 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE CANNES

Cruising, libertinaje y sexo sucio en la corte del siglo XVIII

Albert Serra presenta en Un certain regard de Cannes 'Liberté', que explora los límites del deseo y el placer y que ha provocado la salida de algunos espectadores de las proyecciones

Foto: Una imagen de 'Liberté', de Albert Serra.
Una imagen de 'Liberté', de Albert Serra.

Albert Serra vuelve a empujar un poco más lejos los límites del cine convencional, entendiendo por convención no la falta de originalidad, sino la norma. Porque el cine de Serra es incómodo y da la sensación de estar sostenido en un limbo temporal, en el que en los planos estáticos y dilatados parece no ocurrir nada pero donde se encuadra la transformación de un sistema que asiste al espectáculo de su propia decadencia.

En los últimos años, Serra ha dedidido establecerse en el siglo XVIII, una centuria determinante para la sociedad europea, principio del fin del absolutismo y encrucijada revolucionaria. En 'Liberté', que compite en la sección Un certain regard de Cannes, el gerundense va más allá que nunca antes en su filmografía, y si en 'Historia de la meva mort' (2013) se recreó con un plano largo de Casanova haciendo de vientre en una bacinilla, en su último film hay masturbaciones, lluvia dorada, 'bondage' dieciochesco y muchos y muy variados fluidos.

placeholder Albert Serra en el photocall de 'Liberté' en Cannes. (Efe)
Albert Serra en el photocall de 'Liberté' en Cannes. (Efe)

Con una estética prerromántica, Serra construye una noche en un bosque de Prusia durante el reinado de Federico II. Entre la maleza aguardan los carruajes de algunos nobles alemanes y franceses que buscan entregar su existencia a los placeres de la carne de la forma más absoluta. Algunos de ellos son libertinos franceses que han huido de la corte de Luis XVI, que busca imponer el puritanismo, y se han instalado en lo que más tarde será Alemania para extender su filosofía devota de la carnalidad. Apenas unos años antes de la Revolución francesa ya se sienten las ansias de cambio, la aparición de colectivos y corrientes filosóficas que propugnan la libertad del individuo frente al monarca y la caída de la moral cristiana tradicional.

Un grupo de libertinos huyen de la corte de Luis XVI de Francia para asentarse en Prusia y extender su filosofía

Desde el primer diálogo, en el que el director y guionista describe con todo detalle el desmembramiento por cuatro caballos de un hombre acusado de intentar asesinar al monarca francés, queda instaurado el juego de la explicitud. Porque en 'Liberté' no sólo se muestran todo tipo de cuerpos —incluso muñones y rostros desfigurados— y de genitales, sino que se reproducen prácticas sexuales de todo tipo y se verbalizan las más perversas de las fantasías. Los actores, la mayoría de ellos poco conocidos o sin experiencia, se pasean por el cuadro entre la alienación y el arrebato, pasando de la excitación al dolor o al éxtasis, enseñando muy generosamente todos sus atributos

placeholder Albert Serra posa junto a Baptiste Pinteaux, Marc Susini, Montse Triola y Iliana Zabeth. (Efe)
Albert Serra posa junto a Baptiste Pinteaux, Marc Susini, Montse Triola y Iliana Zabeth. (Efe)

.Serra busca la provocación tanto en el aspecto temático como en el formal. Porque tanto perturban los planos de los miembros de los libertinos en plena paja como los planos largos y tenebrosos en los que sólo se intuye lo que ocurre en último término, o los diálogos infinitos y afectados que dan paso a silencios igual de infinitos y afectados. Y 'Liberté' consigue hacer equilibrios en esa delgada línea que separa —o más bien une— lo grotesco y la fascinación. A muchos les resultará repulsivo e insultante. A otros hipnótico y sugerente. El último Pasolini en la corte de Vesailles.

Además, la fotografía, que acude a una luz muy dirigida —para conseguir claroscuros impresionantes— y una colorimetría irreal y onírica a la hora de retratar el paisaje exuberante y el vestuario suntuoso de los personajes, está terriblemente cuidada y es de una sugestión tan perversa como el suceso histórico que reconstruye.

placeholder Una imagen del montaje teatral de 'Liberté'. (Ursula Kaufmann)
Una imagen del montaje teatral de 'Liberté'. (Ursula Kaufmann)

La versión cinematográfica de 'Liberté' es la prolongación de la obra experimental homónima que estrenó Serra hace un año en la Volksbühne de Berlín, el famoso teatro epicentro de las artes escénicas alemanas, y una nueva mirada sobre las convenciones morales que fundamentan las bases de la Europa contemporánea, siempre desde el conflicto de ideas y un tono entre lo solemne y lo absurdo.

Ésta es la cuarta ocasión en la que el cine de Serra pasa por Cannes desde que en 2006 la Quincena de los realizadores seleccionó 'Honor de cavallaria'

El director de 'La muerte de Luis XIV' plantea siempre la duda sobre hasta dónde llega su juego, cuánto hay de necesidad de epatar y cuánto de reflexión genuina sobre sus personajes. Mientras que en Francia ya es un nombre de peso —ésta es la cuarta ocasión en la que el cine de Serra pasa por Cannes desde que en 2006 la Quincena de los realizadores seleccionó 'Honor de cavallaria'—, sus anteriores películas han tenido en España un estreno limitado. Tampoco parece que ésta vaya a romper la costumbre, en este sentido. Ni le hace falta. Serra ha encontrado —y consolidado un poco más— un espacio polémico y a la vez sofisticado, una rara avis que trascenderá taquillas, espectadores y titulares.

Albert Serra vuelve a empujar un poco más lejos los límites del cine convencional, entendiendo por convención no la falta de originalidad, sino la norma. Porque el cine de Serra es incómodo y da la sensación de estar sostenido en un limbo temporal, en el que en los planos estáticos y dilatados parece no ocurrir nada pero donde se encuadra la transformación de un sistema que asiste al espectáculo de su propia decadencia.

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