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Ni la Guerra Civil pudo con él: 100 años del Palacio de Cibeles
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Ni la Guerra Civil pudo con él: 100 años del Palacio de Cibeles

Centenario de uno de los edificios emblemáticos del centro de Madrid

Foto: Palacio de Cibeles (EFE)
Palacio de Cibeles (EFE)

Hace exactamente cien años, el rey Alfonso XIII inauguró el imponente Palacio de Cibeles, un edificio originariamente destinado a albergar el servicio nacional de Correos y que hoy, convertido en sede de la Alcaldía madrileña, es un elemento imprescindible del paisaje arquitectónico de la capital, hasta el punto de ser apodado por muchos "su otra catedral". Con su inconfundible silueta blanca y su ostentosa monumentalidad, este inmueble es una de las obras cumbre de Antonio Palacios, el gran arquitecto del Madrid de principios del siglo XXI, que con apenas treinta años de edad ganó, junto a Joaquín Otamendi, el concurso nacional convocado para la ejecución de un nuevo centro dedicado al correo y las telecomunicaciones.

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El relato del antaño conocido como Palacio de Comunicaciones comienza en 1904, cuando hacía ya casi 60 años que los servicios de correos habían abandonado la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol y aún estaban en busca de una sede permanente y exclusiva. Tras encallar un proyecto ubicado en la calle de Atocha, las Cortes Generales tomaron la polémica decisión de enajenar la esquina noroccidental de los Jardines del Buen Retiro, que albergaba un espacio recreativo abierto al público, que contaba con kioskos y tiovivos, para levantar ahí el nuevo inmueble.

Cultura y Patrimonio

Para el vicepresidente de la asociación Madrid Cultura y Patrimonio (MCyP), Álvaro Bonet, el palacio representó un importante primer paso en "la idea que desarrolló Antonio Palacios a lo largo de su vida, de llenar Madrid de edificios muy monumentales, influido por las ciudades norteamericanas", y que el arquitecto fue depurando en sus siguientes trabajos. La grandiosidad del edificio quedó enmarcada en el proceso de regeneración de la cultura española que siguió al Desastre del 98, y trasladó con éxito la tipología de los palacios de exposiciones deciminónicos, las 'Catedrales del Progreso', a una función administrativa y de servicio público.

Palacios y Otamendi lograron combinar con audacia elementos heráldicos y folclóricos

No obstante, la inestabilidad política y las dificultades para obtener financiación demoraron sobremanera la construcción del palacio, que tardó quince años en estar terminado. A causa de este retraso, apunta Bonet, el lenguaje expresivo de Palacios había quedado "un poco pasado de moda" para cuando se inauguró el inmueble, y su programa decorativo "no se llegó a completar".

Aún así, Palacios y Otamendi lograron combinar con audacia elementos heráldicos y folclóricos, inscritos en el estilo plateresco, con otros de cariz clásico y romántico, incrustados en un aspecto "catedralicio" que pronto granjeó al edificio el apodo de 'Nuestra Señora de las Comunicaciones'.

En su guía arquitectónica de la capital, el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid destaca del palacio "la originalidad, monumentalidad y deseo de trascendencia, asumiendo el historicismo, los logros espaciales, propiciados por la Revolución Industrial, y el simbolismo de la arquitectura europea contemporánea".

Durante la mayor parte de su historia, el palacio fue ajeno a deterioros -salió casi indemne de la Guerra Civil- o remodelaciones de calado, pero el siglo XXI le tenía reservada una importante novedad: el exalcalde popular Alberto Ruiz-Gallardón, que accedió al Gobierno municipal en 2003, se empeñó en trasladar allí la sede del Ayuntamiento. La costosa transformación -sólo las obras de rehabilitación costaron unos 125 millones de euros- concluyó en 2011 y, si hubo una reforma que simbolizó el cambio, fue la de la estancia donde se distribuía la correspondencia, la 'sala de batalla', que pasó a ser el Salón de Plenos. Además de instalarse las dependencias municipales, se abrió al público el espacio central del palacio, rebautizado como 'CentroCentro', y se acristaló el pasaje entre las calles Alcalá y Montalbán.

Los actos

El propio Consistorio se ha unido a la celebración de este aniversario. Desde hoy y hasta el domingo, el acceso al mirador del palacio será gratuito, con pases cada media hora, y se ampliarán los horarios de visitas guiadas al edificio, centradas en un recorrido histórico a lo largo de sus cien años, su arquitectura original y el contexto socio-histórico en el que se construyó.

Además, CentroCentro ha organizado las exposiciones 'Tramas. El Palacio visto por David Bestué', que invita a diferentes artistas y arquitectos a proponer una lectura personal del edificio, y 'Memelismos', proyecto en el que el artista Juanli Carrión ha transformado en esculturas abstractas objetos y recuerdos que le han donado vecinos de Madrid

Hace exactamente cien años, el rey Alfonso XIII inauguró el imponente Palacio de Cibeles, un edificio originariamente destinado a albergar el servicio nacional de Correos y que hoy, convertido en sede de la Alcaldía madrileña, es un elemento imprescindible del paisaje arquitectónico de la capital, hasta el punto de ser apodado por muchos "su otra catedral". Con su inconfundible silueta blanca y su ostentosa monumentalidad, este inmueble es una de las obras cumbre de Antonio Palacios, el gran arquitecto del Madrid de principios del siglo XXI, que con apenas treinta años de edad ganó, junto a Joaquín Otamendi, el concurso nacional convocado para la ejecución de un nuevo centro dedicado al correo y las telecomunicaciones.

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