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'Mi vecino Totoro': vuelve a los cines el primer clásico de Hayao Miyazaki y Ghibli
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'Mi vecino Totoro': vuelve a los cines el primer clásico de Hayao Miyazaki y Ghibli

Hace treinta años se estrenaba 'Mi vecino Totoro', punto de arranque de la carrera hacia el éxito de la productora que ha cambiado la historia de la animación cinematográfica contemporánea

Foto: Fotograma de 'Mi vecino Totoro'.
Fotograma de 'Mi vecino Totoro'.

Aunque ahora gocen de un culto global, el aprecio masivo a las películas producidas por el estudio Ghibli no fue inmediato. 'Mi vecino Totoro' es un buen ejemplo de film que ha amasado su popularidad en buena parte de forma retrospectiva. Tercer largometraje en la carrera de Hayao Miyazaki y su segundo gestado bajo el paraguas de la Ghibli, la productora que él mismo fundó en 1985 junto a Isao Takahata y Toshio Suzuki, la recaudación que obtuvo en el momento de su estreno, en 1988, fue más bien modesta. Pero la adoración a Totoro como uno de los títulos fundacionales del universo Ghibli creció a medida que el estudio nipón se convertía en un nombre de referencia en lo que a animación cinematográfica se refiere, sobre todo a partir de los éxitos internacionales de 'La princesa Mononoke' (1997) y 'El viaje de Chihiro' (2001).

En España, 'Mi vecino Totoro' tuvo un primer estreno limitado en salas en 2009, como anticipo a su distribución en DVD a finales de ese mismo año que incluía un par de ediciones destinadas ya a coleccionistas, síntoma del estatus de culto generado por entonces por esta película que no gozó de estreno comercial por estas lares en su momento. Ahora regresa a los cines para fascinar a una nueva generación de espectadores. 'Mi vecino Totoro' sigue propiciando titulares a día de hoy. En China, se estrenó por primera vez el pasado 14 de diciembre, cosechando un enorme éxito de taquilla. Y este 2018, Ghibli anunció que daba luz verde a un parque temático inspirado en sus películas que contaría, entre otros, con un Bosque Dondoko, una recreación del entorno mágico del film que completará la ya existente reconstrucción de la casa de los protagonistas que se levantó en 2005. Pero, ¿por qué nos sigue maravillando 'Mi vecino Totoro'?

El mundo cotidiano como aventura

Protagonizada por una pareja de hermanas, Satsuki y Mei, que se trasladan junto a su padre a una nueva casa en el campo a fin de vivir más cerca del hospital donde han ingresado a su madre, 'Mi vecino Totoro' está planteada desde su arranque como una gran aventura para las dos pequeñas. En lugar del trastorno habitual que supone un cambio de residencia, la mudanza se presenta como una oportunidad para el descubrimiento. Las niñas inspeccionan su nuevo hogar y su entorno cotidiano con la excitación propia de quien explora un nuevo mundo cargado de sorpresas. Así es cómo encuentran a los duendes del polvo, esas pelusas de hollín que habitan los rincones abandonados. De la misma forma, Mei también va un paso más allá del espacio de seguridad que supone el jardín en torno a la casa desde donde la vigila el padre y se adentra a través de la maleza hasta ese claro del bosque donde acabará descubriendo al Totoro gigante.

Satsuki y Mei entroncan así con toda una tradición de la literatura en que los protagonistas menores acceden a un conocimiento muchas veces inaccesible para los adultos a partir de este impulso por rebuscar más allá de los límites establecidos. Además, los adultos en la película en ningún caso coartan la fantasía de las niñas con argumentos racionales y positivistas. Por el contrario, les proporcionan el contexto narrativo necesario para relacionarse sin traumas con sus vivencias extraordinarias. La postura que adopta el propio Hayao Miyazaki.

placeholder 'Mi vecino Totoro'
'Mi vecino Totoro'

Las protagonistas femeninas

El progresivo reconocimiento a Ghibli a partir de la década de los noventa certificaba como el estudio japonés se estaba erigiendo como una alternativa de alcance global a Disney desde una misma (o incluso superior) maestría en el arte del dibujo animado. Entre las grandes diferencias que distinguen a los dos gigantes de la animación destacan las protagonistas. Son mayoría las películas de la Ghibli, y sobre todo de Hayao Miyazaki, centradas en muchachas -niñas audaces, brujas adolescentes, princesas combativas...- que se perfilan como las antípodas del rol femenino instaurado por Disney, el de la princesa meliflua como estereotipo de la mujer ideal en la que deben espejarse las jóvenes espectadores. La narración en 'Mi vecino Totoro' por el contrario está conducida por dos niñas normales, la pequeña Mei y la preadolescente Satsuki (que cumple además las funciones de madre sustituta), que viven situaciones extraordinarias sin necesidad de reunir méritos especiales o un estatus concreto para ello.

La espiritualidad y la magia de la naturaleza

El cine fantástico llegado de Extremo Oriente nos ha enseñado que en aquellos países la convivencia con lo sobrenatural es mucho más cotidiana que en Occidente. Las películas de Miyazaki están empapadas de una magia y una espiritualidad que, en buena parte inspirada por el sintoísmo, emanan de la Naturaleza, una de las grandes preocupaciones del director. Ese Japón rural e idílico donde transcurre 'Mi vecino Totoro' está plagado de pequeños templetes en honor a los kami, las deidades sintoístas. Los Totoro, además, viven en el corazón de un enorme alcanforero, ante el cual el padre presenta sus respetos mientras recuerda un tiempo en que “los árboles y las personas eran buenos amigos”. Aparte de convocar al gatobús, el gran truco de magia de Totoro consiste en hacer brotar las semillas que han plantado las niñas, en generar vida vegetal desde la tierra. Pero, aunque la relación que Mei y Satsuki establecen con los Totoro parte de la familiaridad con que su cultura concibe esta dimensión espiritual de la naturaleza, su amistad trasciende cualquier liturgia o interpretación religiosa.

Las películas de Miyazaki están empapadas de una magia y una espiritualidad que, en buena parte inspirada por el sintoísmo, emanan de la Naturaleza

El gigante protector

Entre los muchos detalles que ponen en evidencia la maestría de Hayao Miyazaki como narrador cinematográfico destacan las respectivas presentaciones de Totoro ante cada una de las hermanas. En ninguno de los dos casos las niñas se encuentran a Totoro en toda su inmensidad, con el efecto aterrorizador que esto podría provocar. El gigante no impone su presencia sino que se deja descubrir poco a poco por la niñas. Mei topa con su cola y empieza a jugar con ella como si se tratara de un objeto autónomo para desde aquí abarcar a la criatura en toda su suave y peluda integridad. Mientas espera bajo la lluvia la llegada del autobús, a Satsuki el paraguas le reduce el campo de visión, así que la aparición de Totoro a su lado se hace notar primero por la pequeña parte de su cuerpo que vislumbra junto a ella. Tororo es enorme, pero no amenazante ni autoritario. Su tamaño se asocia ante todo a la protección y al acogimiento.

El tercer largometraje de Hayao Miyazaki se estrenó en Japón en el mismo momento que 'La tumba de las luciérnagas', la obra maestra del otro nombre clave de la Ghibli, Isao Takahata. Proyectadas entonces como una sesión doble, las dos películas pueden leerse como lecturas complementarias de un mismo sentimiento, el desamparo infantil. En 'La tumba de las luciérnagas', uno de los dramas más desoladoramente tristes de la historia del cine, una pareja de hermanos huérfanos sufre un abandono extremo en el Japón sumido en la Segunda Guerra Mundial. En 'Mi vecino Totoro', ambientada en la década de los cincuenta, las dos hermanas protagonistas también sienten miedo al desamparo que les provocaría la muerte de la madre, pero Miyazaki las sitúa en contexto totalmente diferente. Por un lado, imagina la cara contraria del Japón retratado por Takahata, un país donde perviven unos lazos comunitarios que permiten cuidar de dos niñas faltas de madre. Y adonde no llegan ni el padre ni los vecinos, aparece Totoro. Esta criatura enorme, peluda y fantástica encarna el espíritu de protección y seguridad que todo niño necesita para su supervivencia, no solo física.

placeholder Aparte de convocar al gatobús, el gran truco de magia de Totoro consiste en hacer brotar las semillas que han plantado las niñas.
Aparte de convocar al gatobús, el gran truco de magia de Totoro consiste en hacer brotar las semillas que han plantado las niñas.

En los últimos años han proliferado las interpretaciones lúgubres respecto a la película y a la figura de Totoro, que algunos quieren ver como un Dios de la Muerte. Los créditos finales del film desmientan estas teorías, pero incluso así 'Mi vecino Totoro' seguiría siendo una de las películas más luminosas jamás rodadas en torno a la extraordinaria amistad entre unas niñas y unos seres mágicos del bosque.

Aunque ahora gocen de un culto global, el aprecio masivo a las películas producidas por el estudio Ghibli no fue inmediato. 'Mi vecino Totoro' es un buen ejemplo de film que ha amasado su popularidad en buena parte de forma retrospectiva. Tercer largometraje en la carrera de Hayao Miyazaki y su segundo gestado bajo el paraguas de la Ghibli, la productora que él mismo fundó en 1985 junto a Isao Takahata y Toshio Suzuki, la recaudación que obtuvo en el momento de su estreno, en 1988, fue más bien modesta. Pero la adoración a Totoro como uno de los títulos fundacionales del universo Ghibli creció a medida que el estudio nipón se convertía en un nombre de referencia en lo que a animación cinematográfica se refiere, sobre todo a partir de los éxitos internacionales de 'La princesa Mononoke' (1997) y 'El viaje de Chihiro' (2001).

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