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Anarquía y lotería: así salvó el Gordo la carrera de Luis Buñuel
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Anarquía y lotería: así salvó el Gordo la carrera de Luis Buñuel

El 22 de diciembre de 1932, al profesor anarquista Ramón Acín le tocó la lotería y destinó parte del premio a ayudar a Luis Buñuel, que no encontraba financiación para 'Las Hurdes'

Foto: Un mural de Montevideo que representa a Buñuel como un santo. (EFE)
Un mural de Montevideo que representa a Buñuel como un santo. (EFE)

Habían pasado cuatro años del rodaje de 'Un perro andaluz' (1929). A la madre de Luis Buñuel, que su hijo dirigiese —y coescribiese junto a Salvador Dalíla obra cumbre del cine surrealista le había costado 25.000 pesetas de la época. Y aunque la película tuvo éxito entre la intelectualidad francesa —en España estuvo prohibida— y le sirvió para que un aristócrata financiase su primer largometraje, 'La edad de oro' (1930) —también ilegalizada a los seis días de su estreno—, en 1933 Buñuel no conseguía reunir el dinero suficiente para financiar su siguiente proyecto, un corto documental sobre la comarca extremeña de Las Hurdes, de una miseria tal que muchos de sus habitantes no conocían lo que era el pan tierno. "Había en Extremadura, entre Cáceres y Salamanca, una región montañosa desolada, en la que no había más que piedras, brezo y cabras: Las Hurdes. Tierras altas antaño pobladas por bandidos y judíos que huían de la Inquisición", recordó Buñuel en su libro de memorias, 'Mi último suspiro', "y yo acababa de leer un estudio completo realizado sobre aquella región por Legendre, director del Instituto Francés de Madrid, que me interesó sobremanera".

Pero nadie quería financiarle: como figura irreverente, polémica y anticlerical, Buñuel ahuyentaba el dinero. Un día, en Zaragoza, y después de quejarse a sus amigos Rafael Sánchez Ventura y Ramón Acín de sus problemas para financiar el documental, este último le dijo: "Mira, si me toca el gordo de Navidad, te pago esa película". Dos meses después de dicha promesa, el 22 de diciembre de 1932, José María San Agustín, el habilitado de la Audiencia Provincial de Huesca, comprobó que el número 29.757, del que llevaba una serie completa, era uno de los números premiados de la lotería de Navidad, que dejó cerca de 15 millones de pesetas en toda la provincia. Y, cosas del azar, el vecino de abajo de José María San Agustín era el anarquista Ramón Acín, que llevaba una participación de 25 pesetas del número premiado, y que, como ha recordado el diario 'El Salto' en un artículo reciente, gracias a la lotería se convirtió en el mecenas de 'Las Hurdes. Tierra sin pan' (1933), uno de los documentales más importantes de la historia del cine español.

"Buñuel y Acín pudieron conocerse a través de Sánchez Ventura, que al igual que Acín era anarquista, y Buñuel no andaba muy lejos. Todos eran aragoneses y en aquellos mundos de las ideas avanzadas, Acín también estaba muy preocupado por los movimientos artísticos, ya que era pintor, escultor, coleccionista y escribía en los periódicos. Tenía una mentalidad muy renacentista", recuerda Ramón García Bragado Acín, uno de sus nietos, en una conversación con El Confidencial. "Mi abuelo era profesor de la escuela de Magisterio, era pedagogo, y sus hijas nunca fueron a la escuela; los profesores venían a casa. Vivieron una infancia feliz en la que su madre, una mujer moderna, tocaba el piano y era esperantista, y él estaba en contacto con todas las élites culturales, García Lorca entre otros".

placeholder Una imagen de 'Las Hurdes. Tierra sin pan' (1933).
Una imagen de 'Las Hurdes. Tierra sin pan' (1933).

Las malas lenguas difundieron durante un tiempo que el dinero para financiar 'Las Hurdes' no procedía de la lotería, sino de atracos a bancos por parte de los anarquistas de Los Solidarios o de la Federación Anarquista Ibérica (FAI). "No hubo Robin Hood en forma de FAI atracadora de un banco con la sana intención de producir una película pedagógico-surrealista. No hubo atraco financiador, como se ha afirmado en alguna ocasión. Hubo órdago, no providencial sino telúrico, que ganó un Acín irredento cumpliendo su palabra y coproduciendo el documental. No solamente financió con 20.000 pesetas la película. Junto a Sánchez Ventura se ocupó de las tareas de producción en tierras hurdanas", explican Emilio Casanova y Jesús Lou en el catálogo 'Ramón Acín. La línea sentida'.

Lo que sí es verdad es que el director nunca pudo devolverle el préstamo. ¿Por qué? Mejor no adelantar acontecimientos.

placeholder Otro habitante de Las Hurdes.
Otro habitante de Las Hurdes.

El rodaje

Dice García Bragado que "esta película cambió el rumbo de Buñuel; hay un Buñuel antes que es muy vacilante, pero que con esta película encuentra su rumbo". El aragonés rodó 'Las Hurdes' con un presupuesto de 20.000 pesetas, una cámara prestada por el director francés Yves Allégret —responsable de ‘Los orgullosos’ (1953), entre otras, y posteriormente marido de Simone Signoret— y con apenas un mes de plazo, de abril a mayo de 1933, para rodar el material necesario. Parte del dinero se lo gastó en un viejo Fiat amarillo que le costó 4.000 pesetas y que él mismo tuvo que reparar a lo largo de ese mes de rodaje. La precariedad de la producción fue tal que Buñuel tuvo que encargarse él mismo del montaje, sin moviola, cortando y pegando los fotogramas —inspeccionados con ayuda de una lupa— sobre una mesa de cocina.

Buñuel tuvo que encargarse él mismo del montaje, sin moviola, cortando y pegando los fotogramas sobre una mesa de cocina

En aquel mes, el equipo —del que Sánchez Ventura también formó parte como coguionista y ayudante de dirección— se alojó en Las Batuecas, un convento requisado durante la desamortización de Mendizábal, que contaba con 10 habitaciones y agua corriente, que no caliente. "Salíamos todas las mañanas antes del amanecer. Después de dos horas de coche, teníamos que seguir a pie, cargados con el material" por una tierra inhóspita sobre la que, una década antes, Gregorio Marañón había escrito en su cuaderno de viaje: "Paludismo, anemia, tuberculosis, bocio, cretinismo, enanismo, imbecilidad, sordomudez y… la peor de todas las enfermedades, el hambre". "Espectáculo horrendo, dantesco. Muchos de los vecinos no han comido jamás pan. Algunos pasan días enteros sin comer más que alguna yerba, algún nabo". "Acín no solo le prestó el dinero, sino que también participó en el guion y en el rodaje", reivindica su nieto. "La escena de la escuela, cuando los niños escriben en la pizarra 'Hay que respetar los bienes ajenos’ en el contexto de Las Hurdes, solo puede ser idea de un anarquista".

placeholder Otro fotograma de 'Las Hurdes. Tierra sin pan'.
Otro fotograma de 'Las Hurdes. Tierra sin pan'.

El equipo de rodaje de 'Las Hurdes' fue testigo de una realidad más propia de la Edad Media que del siglo XX: niñas que comían pan tras mojarlo en un riachuelo, moribundos agonizantes, enfermos deformes, casas sin ventanas... "El realismo de Zurbarán o Ribera se queda por debajo de semejante realidad", como explica la voz en 'off' de la película. Una voz que, de hecho, no existía cuando el director de Calanda proyectó la película por primera vez en el Cine de la Prensa de Madrid: como no había dinero para la sonorización, Buñuel tuvo que servirse de un micrófono y locutar la película en directo. No fue hasta 1935 cuando la embajada de España en París financió la sonorización de la película en los estudios del productor Pierre Braunberger (‘Tirad sobre el pianista’, 1960).

placeholder Ramón Acín. (Fundación Ramón Acín)
Ramón Acín. (Fundación Ramón Acín)

"Este la compró y, de grado o por fuerza, poco a poco, acabó por pagármela (un día tuve que enfadarme y amenazarle con romper la máquina de escribir de su secretaria con una maza que había comprado en la ferretería de la esquina)", confiesa Buñuel en sus memorias, porque la película no pasó la censura y aunque pidieron ayuda a Marañón, que entonces era el presidente del Patronato de Las Hurdes, el médico no les quiso apoyar porque no estaba de acuerdo con que se enseñase "el lado feo y desagradable" de España.

Los fascistas se llevaron entonces a su mujer y dijeron que la fusilarían si Acín no se presentaba

Y ¿por qué Buñuel no pudo devolverle el dinero a Acín a pesar de los pagos de Braunberger? Porque a Ramón Acín lo fusilaron en las tapias del cementerio de Huesca el 6 de agosto de 1936, apenas dos semanas después del alzamiento militar. "Cuando estalló la guerra, un grupo armado de extrema derecha fue a buscarlo a su casa en Huesca. Él consiguió escapar con gran habilidad. Los fascistas se llevaron entonces a su mujer y dijeron que la fusilarían si Acín no se presentaba. Él se presentó al día siguiente. Los fusilaron a los dos", relata el director en 'Mi último suspiro'. A Conchita Monrás, su esposa, la mataron días después. Durante el asalto, los verdugos destruyeron gran parte de sus esculturas, pinturas y escritos. En su certificado de defunción consta que murió "sobre las once de la noche en refriega habida por motivos de la Guerra Civil".

placeholder Pinche para leer la carta de Buñuel a las hijas de Acín. (Fundación Ramón Acín)
Pinche para leer la carta de Buñuel a las hijas de Acín. (Fundación Ramón Acín)

Pero si los del bando sublevado acabaron con gran parte del legado artistico de Acín, los comunistas del bando republicano lo hicieron desaparecer de 'Las Hurdes'. "A Acín lo borraron de los créditos de la película, una película maldita porque ha sido utilizada propagandísticamente por todo el mundo. Se proyectó en el pabellón de la República de la Exposición de París con la guerra ya iniciada. Y entonces, como el Gobierno de la República estaba en manos de los comunistas, quitaron el nombre de Acín porque era un hombre muy significado con la CNT y en el bando republicano también fueron muy cainitas”.

Sin embargo, el premio de la lotería de Acín siguió siendo de ayuda años después de su asesinato. A sus hijas, Katia y Sol, de 13 y 11 años, las llevaron a vivir con el tío Santos y la tía Rosa, unos familiares de Ramón muy conservadores y sin hijos que les cambiaron el nombre por Ana María y María Sol. "Mi madre y mi tía estudiaron una Geografía e Historia y la otra Hispánicas gracias también al dinero de la lotería, porque en esa época era difícil estudiar sin beca".

placeholder Familia Acín y María Espín (de pie), hacia 1927. (Fundación Ramón Acín)
Familia Acín y María Espín (de pie), hacia 1927. (Fundación Ramón Acín)

Cuenta Buñuel en sus memorias que también fue el azar el que quiso que no corriera la misma suerte que Acín, cuando poco antes de la muerte de su amigo volvió a Las Batuecas. "En 1936 estuve a punto de comprarlo todo por 150.000 pesetas, una ganga. Me había puesto de acuerdo con el propietario, un tal don José, que vivía en Salamanca. Él ya estaba en tratos con un grupo de religiosas del Sagrado Corazón; pero ellas ofrecían pagarle a plazos, mientras que yo pagaba al contado, por lo que me dio la preferencia. Íbamos ya a firmar —faltaban tres o cuatro días para ultimar la operación— cuando estalló la Guerra Civil y todo se fue al traste. Si hubiera comprado Las Batuecas y la guerra me hubiera pillado en Salamanca, una de las primeras ciudades que cayó en poder de los fascistas, es probable que me hubieran fusilado inmediatamente".

Si se me encontraba, debía ser entregado inmediatamente a las autoridades falangistas y mi suerte estaría echada

Porque resulta que, cuando las tropas republicanas, con la ayuda de la columna anarquista de Durruti, entraron en el pueblo de Quinto, en Zaragoza, se encontraron con la ficha que de Luis Buñuel había hecho la Guardia Civil. "En ella se me describía como un depravado, un morfinómano abyecto y, sobre todo, como autor de 'Las Hurdes', película abominable, verdadero crimen de lesa patria. Si se me encontraba, debía ser entregado inmediatamente a las autoridades falangistas y mi suerte estaría echada".

En septiembre de 1936, Buñuel tomó un tren con destino a Ginebra vía Barcelona. Después pasó un tiempo en París antes de embarcarse hacia Hollywood con la ayuda económica de Sánchez Ventura. Allí trabajó hasta 1946, cuando, después de varios contratiempos laborales y personales, le ofrecieron trabajo en México. No fue hasta 1962 cuando Buñuel contactó con las hijas de Acín por correo y les escribió desde Zaragoza, en una de sus visitas a España durante su exilio mexicano.

placeholder François Truffaut y Buñuel, en un descanso del rodaje de la película 'Tristana', en 1969 en Toledo. (EFE)
François Truffaut y Buñuel, en un descanso del rodaje de la película 'Tristana', en 1969 en Toledo. (EFE)

"He venido aquí para pasar la Nochebuena en familia. Hubiera querido ir a visitarlas a Huesca, pero resulta muy corrido, ya que mi estancia en Zaragoza no va a pasar de tres días. En marzo volveré otra vez para permanecer en España cinco meses. Entonces tendré que verlas sea como sea", explica en la misiva. "Vengo de París, en donde he conseguido sacarle al distribuidor 200.000 francos, o sea, 25.000 pesetas. Mi cuñado, el ingeniero Sr. Vicente Mercadal, Costa 6, Zaragoza (tel 22525) las tiene desde ahora a su disposición previa presentación de esta carta".

Es posible que Monsieur Braunberger, el distribuidor, me dé unas 30.000 pesetas más en marzo. Pero tendrían que renunciar ustedes al film

"Cuando nos veamos hablaremos largo y tendido sobre el film que casi es ya del dominio público en el sentido que muchas de las copias que salen en los cine-clubs no se sabe ni de dónde vienen [ya ven, la piratería nació mucho antes que internet]. Es posible que Monsieur Braunberger, el distribuidor, me dé unas 30.000 pesetas más en marzo. Pero tendrían que renunciar ustedes al film. Hablaremos y tomaremos la solución que más les convenga. Hasta entonces, tanto a ustedes como a su marido les saludo con gran afecto".

Treinta años después de la muerte de su mecenas, Buñuel saldó la deuda: "Por fin pude devolver el dinero de la película a las dos hijas de Ramón Acín".

'Buñuel en el laberinto de las tortugas'

Precisamente, la película 'Buñuel en el laberinto de las tortugas', dirigida por Salvador Simó y que se estrena el 26 de abril de 2019, ficciona entre otros momentos de la vida de Buñuel la promesa que le hizo Acín aquel invierno de 1932. 

Habían pasado cuatro años del rodaje de 'Un perro andaluz' (1929). A la madre de Luis Buñuel, que su hijo dirigiese —y coescribiese junto a Salvador Dalíla obra cumbre del cine surrealista le había costado 25.000 pesetas de la época. Y aunque la película tuvo éxito entre la intelectualidad francesa —en España estuvo prohibida— y le sirvió para que un aristócrata financiase su primer largometraje, 'La edad de oro' (1930) —también ilegalizada a los seis días de su estreno—, en 1933 Buñuel no conseguía reunir el dinero suficiente para financiar su siguiente proyecto, un corto documental sobre la comarca extremeña de Las Hurdes, de una miseria tal que muchos de sus habitantes no conocían lo que era el pan tierno. "Había en Extremadura, entre Cáceres y Salamanca, una región montañosa desolada, en la que no había más que piedras, brezo y cabras: Las Hurdes. Tierras altas antaño pobladas por bandidos y judíos que huían de la Inquisición", recordó Buñuel en su libro de memorias, 'Mi último suspiro', "y yo acababa de leer un estudio completo realizado sobre aquella región por Legendre, director del Instituto Francés de Madrid, que me interesó sobremanera".

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