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El tío más drogado de internet te ha tomado el pelo (trabaja en una bolera alemana)
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Las bambalinas del viral

El tío más drogado de internet te ha tomado el pelo (trabaja en una bolera alemana)

Parecía un bakaladero enloquecido subiendo vídeos involuntariamente cómicos a YouTube, pero es un cómico español emigrado a Alemania por la crisis. Historia de un fenómeno pop

Foto: El falso rutero en acción.
El falso rutero en acción.

Un tipo colocado de pastillas en el cuarto de baño de una discoteca tecno. El desgraciado se graba con el móvil mientras la droga fríe su cerebro. Sus pupilas parecen fosas sépticas. Restriega la cabeza con las paredes como si intentase borrar todas las pintadas guarras. Es incapaz de articular palabra y entonces se come (repito: SE COME) un rollo de papel higiénico a mordiscos. Un prodigio, porque al tipo le faltan los incisivos superiores.

El vídeo se viraliza, claro. Y meses más tarde, el mismo colgado sale en otro vídeo que corre por grupos de WhatsApp y páginas de Facebook. Esta vez se le ve algo más sereno, aunque también drogado: acaba de llegar de un 'after' después de 48 horas de fiesta, es domingo a mediodía y ha enfurecido al descubrir, de camino a casa, que existen gimnasios abiertos las 24 horas.

El monólogo que dirige a cámara, con la expresión desencajada y la música tecno atronando en su habitación, es básicamente este: “He llegado a la conclusión de que, los días que me queden en este planeta Tierra, voy a luchar por que se prohíban estos centros tan satánicos y asquerosos, donde estáis convirtiendo a la juventud en auténticos zombis, gente sin sentimientos y sin espíritu. ¡Juro que no descansaré hasta que no quede en pie ni un puto gimnasio de 24 horas abierto los domingos! ¡Les habéis metido en la cabeza la mierda de la gimnasia en domingo por la mañana pudiendo estar bailando! ¡Asesinos! ¡Asesinos de la juventud!”.

En la vida real, trabaja en una bolera alemana. Tuvo que largarse a Alemania cuando el banco le embargó la casa de Valencia

Lo que seguramente no sepas es que el drogado se llama Miquel Serrano y que no es la ceniza humana que dejó la ruta del bakalao, sino un cómico suficientemente genial y escurridizo como para tomar el pelo a quien se crea que se está riendo de él. Serrano tiene un montón de personajes en su canal de YouTube: un artista plástico oligofrénico que vende dibujos infames por eBay y trata de colocárselos al Museo del Prado en delirantes conversaciones telefónicas; un padre que quiere comprar un Toisón de Oro para su hija, que es muy fan de la princesa Leonor; un adicto al fútbol enemigo de Hacienda; un putero que da consejos para ir a puticlubs, o el mismísimo Federico Jiménez Losantos en un monólogo de esRadio contra Forocoches.

Es decir: Miquel Serrano es un genio que, al estilo de Juan Carlos Ortega y sus viejos que hablan por la radio, o del señor Casamajor por el que se hacía pasar Xavier Sardá, utiliza un montón de personajes ficticios para divertirse y divertir al personal. Si sus muñecos pasan por auténticas personas es, principalmente, debido a que plagiadores infames como Cabronazi descargan sus vídeos del canal y los difunden sin control ni contexto por internet. Vídeos que en su canal apenas llegan a las 10.000 visitas alcanzan los cuatro millones de reproducciones en la página de Cabronazi sin que esto repercuta económicamente en el autor.

Serrano tiene 38 años, estudios superiores en Marketing, un exiguo número de seguidores fieles y un montón de troles que se creen sus personajes y se dedican a insultarle, sin darse cuenta de que ellos se convierten en una parte fundamental de la gran farsa.

En la vida real, trabaja en una bolera alemana. Tuvo que largarse a Alemania cuando el banco le embargó la casa de Valencia en lo más negro de la crisis. Allí, Serrano trabaja y ha trabajado muy duro. Empezó limpiando váteres y viviendo en cuchitriles, lejos de la familia y los amigos, solo y triste. Para animarse, empezó a grabar estos vídeos y a subirlos a YouTube, donde utilizaba los personajes que interpretó en un pequeño programa de radio local de Valencia que se hundió con él.

Y es bueno. Jodidamente bueno. Santiago Segura, que al principio cayó en una de sus trampas, lo recomendaba desde su cuenta de Twitter con estas palabras: “Qué alegría descubrir cómicos que uno no conocía. Miquel Serrano, tu actuación es escalofriante, ¡enhorabuena!”. La actuación a la que se refiere Segura alcanzó medio millón de reproducciones en Twitter cuando otro tipo robó su vídeo. En su canal, el mismo vídeo llega apenas a 20.000 visualizaciones.

De todos los cómicos que corren por internet, Serrano es el más currante, puede que el único currante de verdad. Su humor convierte la tristeza y la precariedad de la vida del emigrante en un montón de personajes locos y extraños. Vale la pena suscribirse a su canal.

Un tipo colocado de pastillas en el cuarto de baño de una discoteca tecno. El desgraciado se graba con el móvil mientras la droga fríe su cerebro. Sus pupilas parecen fosas sépticas. Restriega la cabeza con las paredes como si intentase borrar todas las pintadas guarras. Es incapaz de articular palabra y entonces se come (repito: SE COME) un rollo de papel higiénico a mordiscos. Un prodigio, porque al tipo le faltan los incisivos superiores.

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