No, la RAE no está regalando ejemplares de su diccionario en papel: aclaramos este bulo

La Real Acedemia Española (RAE) no está regalando a los ciudadanos ejemplares de papel de la versión de 2014 de su diccionario. Se trata de una información errónea que ha corrido a través de las redes sociales y de los medios de comunicación que han publicado que la entidad lingüística se había visto obligada a regalar un gran número de ejemplares de este diccionario al no disponer la editorial que los imprime, Espasa Calpe, de espacio suficiente para su almacenaje.

Sin embargo, a través de un comunicado oficial y de su cuenta de Twitter, la Real Academia ha desmentido esta información y ha indicado que desde hace dos años se han venido realizando operaciones de donación del Diccionario de la lengua española (DLE) a las distintas comunidades autónomas para que sean destinados a las bibliotecas públicas y a los centros educativos preuniversitarios.

Además, según explica el organismo, recientemente la RAE también ha empezado a llevar a cabo actuaciones similares a través de la embajadas que España tiene en los distintos países de África subsahariana para dotar de ejemplares del DLE a los centros de enseñanza secundaria y universitaria donde se imparten cursos de lengua española.

Por último el organismo cultural ha indicado que la tercera y última opción por la que se podría conseguir de manera gratuita un ejemplar de este diccionario es, desde 2015, inscribirse como nuevo miembro de la plataforma de apoyo a la entidad, la Fundación Pro Real Academia Española.

Así nace el bulo

La información errónea nace de la mala interpretación de las palabras del académico Pedro Álvarez de Miranda, quien según la agencia Europa Press ha dicho este mismo jueves durante el I Curso de Verano del Instituto Cervantes que se "están regalando a las escuelas" los ejemplares sobrantes de la edición en papel del año 2014, y ha insistido en la gran cantidad de ejemplares que se han quedado sin vender. "No se pueden imaginar cómo están los almacenes de Espasa Calpe, llenos de ejemplares que no se habían vendido", ha asegurado.

El académico ha admitido que hubo un "error de cálculo clamoroso", ya que las entidades responsables pensaron que se iba a vender más "pero la gente prefirió no gastarse 99 euros en el papel y esperar a la versión digital" y ha sostenido que de hecho, la editorial "quería incluso destruir" los ejemplares sobrantes.