La guerra entre Cataluña y Aragón por Sijena escala: "Habrá barricadas en el museo"
El juez exige al ministro de Cultura ejercer el papel de 'conseller' en virtud del artículo 155 para devolver al monasterio de Sijena (Huesca) 44 piezas en posesión del Museo de Lleida
El conflicto por la titularidad de los bienes de Sijena, un conjunto artístico de enorme valor que durante siglos descansó en el monasterio de Santa María de Sijena (Huesca) y que desde hace varias décadas custodian el Museo Diocesano de Lleida y el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), ha entrado en una fase inesperada, tal vez definitiva. El juez del juzgado de instrucción número 1 de Huesca, Antonio Martín González, envió el miércoles una providencia al ministro de Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, para que en virtud del artículo 155 de la Constitución tome las riendas de la Consejería de Cultura catalana y cumpla la sentencia que desde hace dos años obliga a Cataluña a entregar a Aragón 44 piezas del museo de Lleida. La noticia ha caído como plomo al este del Ebro, que clama contra lo que consideran un nuevo episodio de catalanofobia.
El tablero judicial es el siguiente: el Gobierno de Aragón y el ayuntamiento de Villanueva de Sijena demandaron a la Generalitat en 2012 por la posesión de 97 bienes del Real Monasterio de Sijena repartidos entre el museo de Lleida (44 piezas) y el MNAC (53). Se trata de dos litigios separados en los juzgados 1 y 2 de Huesca. El del MNAC está en curso, recurrido en la audiencia provincial de Huesca, y es el de Lleida el que avanza y centra toda la polémica. De las 44 piezas solo siete están expuestas al público. Tres cajas sepulcrales de las prioras del monasterio, que datan de los siglos XIV y XV, y cuatro relieves en alabastro procedentes del retablo de Santa Ana, obra atribuida al escultor Gabriel Joly.
En julio de 2015, el juzgado de instrucción número 1 de Huesca dio la razón a Aragón y urgió, en una sentencia provisional, el retorno de las piezas. Pero la Generalitat ha hecho oídos sordos al mandato judicial desde entonces bajo el argumento de que Cataluña compró todas esas piezas a las monjas sanjuanistas, titulares de los bienes, y que hoy el conjunto forma parte del patrimonio cultural catalán.
El MNAC envió 51 piezas al Monasterio de Sijena en 2016 pero no entregó su joya, las pinturas murales
Eso no impidió a la Generalitat aceptar la pérdida en julio de 2016 de las 53 piezas del MNAC, de las cuales 51 se enviaron al monasterio y otras dos se perdieron misteriosamente. Sin embargo, el museo se negó en rotundo a entregar su joya, las pinturas murales, en base al riesgo de daño irreparable en su conservación.
Aragón considera la presencia de los bienes de Sijena en Cataluña "un expolio" que carece de títulos de propiedad válidos. En su sentencia, la jueza Carmen Aznar (recién sustituida por Martín) argumentó que el monasterio es Monumento Nacional desde el año 1923, y eso implica que cualquier venta o movimiento posterior a esa fecha debe ser comunicado al Gobierno central, algo que monjas y Generalitat presuntamente no hicieron. Por lo tanto, la transacción es "nula de pleno derecho".
La Diputación General de Aragón ha presentado más de 20 demandas de actuación policial desde 2015, si bien la jueza dio de plazo hasta el 31 de julio de 2017 a la Generalitat para entregar los bienes. Por supuesto, estos nunca llegaron a Sijena. Por eso, el primer día de septiembre, Aragón solicitó autorización judicial para entrar en el museo de Lleida y y llevarse los bienes escoltados por la policía, en este caso la Brigada de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil.
Lleida reacciona con tibieza
"Es un escándalo que se aprovechen del 155 para llevarse las piezas. El obispado de Lleida recuperó esos bienes del monasterio porque estaban destrozados y abandonados. Aquí se restauraron y se han conservado hasta hoy. ¿Dónde estaba el gobierno de Aragón hace 40 años y por qué las pide justo ahora?", se pregunta Elena Gasen, vecina de Lleida, en la céntrica plaza de Sant Joan, junto al ayuntamiento.
Enseguida sus compañeras se acaloran con el asunto. "La propiedad es de la Generalitat, que compró las obras a las monjas, que nadie se equivoque. A saber dónde estarían esas piezas si se hubieran quedado ahí, habrían desaparecido seguro. Y si el juez obliga a devolverlas, que al menos Aragón pague lo que costaron en su día y lo que se ha invertido en restaurarlas y mantenerlas", le secunda Teresa García.
Lo cierto es que en Lleida apenas se habla del conflicto de Sijena. Los bienes se consideran una parte del patrimonio local pero nunca han generado debate de barra de bar. En realidad, muchos vecinos ni siquiera tienen opinión, en especial los más jóvenes. Saben que las piezas existen y prefieren que se queden en el museo, pero si se van a Huesca no les quitará el sueño.
Otros, en cambio, avisan desde ya que si Méndez de Vigo ordena a la Guardia Civil requisar las 44 piezas del museo de Lleida, piensan atrincherarse en el edificio. "Si conseguimos formar un cordón humano y la policía no puede entrar, entonces las piezas no salen. Yo estaré ahí”, dice Marta Gracia, en una llamada a proteger las piezas que recuerda al 'proteger las urnas' del 1 de octubre. Entretanto, el museo permanece en el más absoluto vacío. Los únicos visitantes del día, un equipo de TV3.
"Si formamos un cordón humano y la policía no puede entrar, entonces las piezas no salen. Yo estaré ahí", avisa una vecina de Lleida
“Es lamentable, pero creo que habrá barricadas por parte de los radicales en el museo de Lleida. El independentismo querrá explotar este tema de cara a su parroquia, pero la gran mayoría de vecinos, que es gente de orden, apoyarán algo tan simple como que se ejecute una orden judicial", vaticina Jorge Español, abogado del ayuntamiento de Villanueva de Sigena. Y sentencia: "El artículo 155 no se ha aprobado solo para convocar unas elecciones en Cataluña, sino para que en Cataluña haya una normalidad, y eso significa que las leyes deben cumplirse. El ministerio de Cultura lo que hará es cumplir la resolución judicial porque es su obligación, nada más".
Español va más allá y sospecha que si la jueza Aznar no envió antes a la policía judicial catalana, es decir a los Mossos d’Esquadra, a incautar los bienes de Sijena es porque sabía que era “una policía al servicio del Govern, como se ha demostrado. Ahora que dependen de Interior, es posible que los jueces tengan más confianza para enviar a los Mossos a los museos para cumplir el mandato judicial". Ya sea como policía judicial en sí misma o para garantizar la seguridad ciudadana en el entorno del museo.
Silencio en el museo
El consorcio del Museo Diocesano de Lleida y el patronato del MNAC han rehusado hacer declaraciones a este diario. Ambas entidades estudian con sus gabinetes jurídicos cómo actuar si el ministro Méndez de Vigo firma, una vez reciba la providencia del juez, la incautación y traslado de las 44 piezas de manera inmediata. Sí se ha pronunciado el presidente de la Diputación de Lleida, Joan Rañé, que calificó de "letal" y "muy preocupante" este nuevo escenario. "No esperábamos esta resolución ni la celeridad con que el nuevo juez ha ejercido, pero actuaremos jurídicamente (…) para que las obras no salgan del museo", adelantó.
Por su parte, Ángel Ros, alcalde de Lleida, pidió "prudencia" y que "nadie se precipite" sacando las piezas del museo. "El tema de Sijena es objeto todavía de muchos recursos por la vía judicial. La prudencia es fundamental para no aplicar una sentencia de un tribunal de primera instancia que es absolutamente recurrible y se ha recurrido”, prosiguió. La parte catalana no entiende que se quiera enviar a la Guardia Civil a por los bienes cuando la sentencia todavía puede ser recurrida ante dos instancias superiores como son la Audiencia Provincial de Huesca y, en último término, el Tribunal Supremo.
Español no lo ve en absoluto así: "El alcalde no es jurista y debe saber que una sentencia en primera instancia provisionalmente se ejecuta igual que una firme en las mismas condiciones. Eso de que como es primera instancia y hay un recurso de apelación no cumplimos lo que dice el juez no lo contempla la ley. Que el alcalde se deje de remilgos y se mentalice de que la normalidad que ellos buscan significa que las resoluciones se acaten y se cumplan".
La normalidad que ellos buscan significa que las resoluciones se acaten y se cumplan
En cuanto a las dudas de conservación, el abogado de Sijena es taxativo: "Aragón ha gastado 400.000 euros en una máquina de climatización inteligente. Qué más quieren. Sijena no es un museo, es un monasterio, su función es ser un edificio religioso y debe seguir siéndolo con su riquísimo tesoro artístico. Es como el monasterio de Poblet (Tarragona) o el de El Escorial (Madrid), que no tiene climatización y mira los bienes que atesora. Ese discurso de los museos catalanes es ofensivo".
Los conservadores del Museo de Lleida y del MNAC han repetido en varias ocasiones que Sijena no cumple las condiciones y que el traslado sería traumático, sobre todo para los enormes murales que hay expuestos en Barcelona. En 2016, Aragón gastó 252.700 euros en acondicionar la sala capitular del monasterio, en cuyos arcos se emplazaban dichos murales originalmente hasta que fueron quemados por anarquistas a inicios de la Guerra Civil, para luego ser rescatados ese mismo año 1936 por el conservador catalán Josep Gudiol y restaurados en Barcelona.
A su vez, las 44 piezas depositadas en Lleida fueron tomadas por obispado de Lleida en 1970 (entonces Sijena pertenecía a su demarcación) ante el presunto abandono. Entre los años 80 y 90 se acordó la venta de las 97 piezas entre las últimas monjas vivas y la Generalitat a precio de ganga, transacción que levanta hoy muchas sospechas. Por desgracia, no queda viva ninguna monja sanjuanista.
"El monasterio de Sijena está construido sobre una laguna y tiene mucha salinidad. Las monjas que allí vivían se tenían que ir al pueblo de Fonz porque en el monasterio de podían vivir. Está por ver si las obras de restauración de la sala capitular tendrán buen resultado, porque las intervenciones que se hicieron durante la década de los ochenta fueron un desastre”, valoró Albert Velasco, conservador del museo de Lleida, un año atrás al diario Nació Digital. En esa ocasión, Velasco calificó como "pérdida irreparable" la salida de los tres sepulcros expuestos porque son "únicos en el mundo", y criticó que se politice el conflicto por encima de cuestiones técnicas.
Al abogado de Sijena eso no le convence y subraya: "Hasta el restaurador de la Capilla Sixtina, [Gianluigi] Colalucci, ha dicho que por encima de todo están las sentencias judiciales y hay que cumplirlas". Y del otro lado, en el MNAC, esgrimen la tesis de la prestigiosa doctora en conservación Simona Sajeva que, tras un estudio detallado, concluyó que el traslado de los murales de los arcos es "imposible de realizar sin dañar irremediablemente y de forma objetiva las pinturas", en un toma y daca de argumentos y contrargumentos artísticos y jurídicos que lleva ya cinco años.
La pelota ahora está en el tejado de Méndez de Vigo. Si firma la providencia del juez y envía de inmediato a la policía judicial, el estallido de tensión social en Lleida, con posibles cordones humanos alrededor del museo, parece garantizado.
El conflicto por la titularidad de los bienes de Sijena, un conjunto artístico de enorme valor que durante siglos descansó en el monasterio de Santa María de Sijena (Huesca) y que desde hace varias décadas custodian el Museo Diocesano de Lleida y el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), ha entrado en una fase inesperada, tal vez definitiva. El juez del juzgado de instrucción número 1 de Huesca, Antonio Martín González, envió el miércoles una providencia al ministro de Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, para que en virtud del artículo 155 de la Constitución tome las riendas de la Consejería de Cultura catalana y cumpla la sentencia que desde hace dos años obliga a Cataluña a entregar a Aragón 44 piezas del museo de Lleida. La noticia ha caído como plomo al este del Ebro, que clama contra lo que consideran un nuevo episodio de catalanofobia.