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La pataleta (y posterior huida) de Viggo Mortensen cuando le preguntan por Cataluña
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estreno este viernes 10 de mayo

La pataleta (y posterior huida) de Viggo Mortensen cuando le preguntan por Cataluña

La entrevista en grupo formaba parte de la promoción de 'Hasta el fin del mundo', western que dirige y en el que actúa junto a Vicky Krieps, que aborda un mundo hostil con mirada femenina

Foto: Vicky Krieps y Viggo Mortensen en el photocall de 'Hasta el fin del mundo' en el hotel Urso de Madrid. (Europa Press/Eduardo Parra)
Vicky Krieps y Viggo Mortensen en el photocall de 'Hasta el fin del mundo' en el hotel Urso de Madrid. (Europa Press/Eduardo Parra)

"Yo siempre he dicho lo que he querido" señala Viggo Mortensen a propósito de la censura o la cancelación de los actores cuando se atreven a hablar de temas que no tienen que ver con el cine. Alguien insiste: "Me refiero a que en Cataluña..." —en el pasado, el actor y director se declaró de Ómnium y en muchas ocasiones ha reinvidicado el uso del catalán—. Mortensen le corta: "Esta película no tiene nada que ver con Cataluña, si tienes otra pregunta hazla rápido, si no, esta entrevista acaba aquí", indica, tajante. Silencio absoluto. Se levanta con una sonrisa, nos saluda y se marcha. Desde prensa se encogen de hombros: "Es que está muy cansado, llevamos semanas de entrevistas...", se excusan.

Mortensen se encuentra promocionando su nueva película, que ha escrito, dirige y en la que actúa: Hasta el fin del mundo, un western protagonizado junto a la siempre lánguida y etérea Vicky Krieps. ¿Qué puede aportar la visión de Viggo Mortensen al género western? Esa puede ser una de las dudas que le surjan al espectador cuando comienzan los primeros minutos de la película, que nos traslada al siglo XIX y al Viejo Oeste más profundo, concretamente a un pequeño pueblo llamado Elk Flats, donde se centra la historia.

Antes de mencionar a Cataluña, la entrevista ha ido convenientemente bien. Mortensen, sentado con aspecto informal en la silla, habla y divaga de manera reflexiva y calmada, algo que comparte con su coprotagonista luxemburguesa, como si todo lo que dijesen fuera extremadamente importante. "Ser correcto históricamente no me importaba tanto como otros detalles de la filmación", asegura. "Quería mostrar la sociedad (el mestizaje, la variedad de culturas), algo que no siempre se suele ver en los westerns. Además, en este tipo de películas los protagonistas son siempre anglosajones y aquí no lo son. Y lo más importante, quería tener una mujer de protagonista sin que eso supusiese que fuera una forajida o una dueña de un rancho, simplemente una mujer cotidiana pero con gran fuerza interior y libertad de pensamiento. Porque, ¿qué pasa con las mujeres cuando sus hijos o maridos se van a luchar a las guerras?".

No pasa nada bueno. Vivienne Le Coudy (Krieps) es una mujer independiente —basada, según palabras del director, en su propia madre—, que tras conocer a Holger Olsen (Mortensen) debe quedarse sola en ese pequeño pueblo de Elk Flats, después de que este se marche a combatir en la Guerra Civil. La particularidad de la historia es que en lugar de centrarse en él, se centra en ella y en cómo se queda entonces completamente expuesta a un mundo violento, controlado por el poderoso ranchero Alfred Jeffries (W. Earl Brown) y su violento y descarriado hijo Weston Jeffries (Garret Dillahunt).

"Quería tener una mujer de protagonista sin que eso supusiese que fuera una forajida, simplemente una mujer cotidiana pero con gran fuerza interior"

A pesar de que Mortensen ha intentado transmitir la mirada femenina en un mundo hostil, insiste varias veces durante la entrevista en que a la hora de hacer cine no tiene un posicionamiento político o activista: "Eso no me ayuda a hacer cine, es demasiado conceptual. Es demasiado intelectual decirle a un actor que 'actúe una idea', eso no les ayuda. A pesar de ello, es inevitable: cada vez que cuentas una historia en la que interactúan seres humanos, independientemente de la época, sirve para pensar en el momento actual y eso me encanta".

No quiere mojarse pero irremediablemente se moja, como argentino adoptivo que es. "Argentina está viviendo una situación muy complicada pero no es la primera vez. Los argentinos tienen mucho aguante como pueblo para remontar y reinventarse, también para buscar soluciones. Es un momento muy complicado, algunos privilegiados podrán llevarse más dinero al bolsillo con esta situación, pero para la ciudadanía y el pueblo argentino es todo muy difícil. De cualquier manera, de los obstáculos salen la invención, el ingenio... es como una forma de resistir. Estoy seguro de que ahora en Argentina se harán buenas películas porque hacer cine sirve para solucionar de alguna forma los problemas y también haciéndolo te tienes que enfrentar constantemente a muchos obstáculos".

"En muchos lugares veo una promoción de la vergüenza, la mentira y la desfachatez por parte de la clase política que es una decepción"

"A pesar de todo lo que he visto en mi vida y de lo que veo hoy en sociedades como España, Estados Unidos, Francia... en muchos lugares veo una promoción de la vergüenza, la mentira y la desfachatez por parte de la clase política que es una decepción. Pero a pesar de eso soy optimista y creo que se pueden mejorar las cosas", apunta.

Política aparte, otro de los fuertes de Hasta el fin del mundo son sus paisajes. Es un mundo hostil, pero indudablemente bello. Como viene siendo habitual en el género, la naturaleza cobra un papel fundamental y envuelve a los personajes, y podemos ver los áridos paisajes del estado de Durango (México): "Fueron un regalo", indica Mortensen. "No quería que la fotografía llamara la atención innecesariamente (aunque en algunos westerns como los de Sergio Leone sí lo hace), y los paisajes de Durango eran propicios porque nunca se había rodado nada ahí. Generalmente se suele ver California, Arizona, Almería, Nuevo México... en este tipo de películas".

placeholder Fotograma de la película 'Hasta el fin del mundo', con Viggo Mortensen y Vicky Krieps. (EFE)
Fotograma de la película 'Hasta el fin del mundo', con Viggo Mortensen y Vicky Krieps. (EFE)

Mortensen se deshace en elogios hacia su coprotagonista: "Vicky es una actriz que transmite una gran fuerza interior con sus silencios, tiene algo muy especial, una belleza particular y una forma de ser que parece de otra época". Con aquello de los silencios coincide la propia Krieps, que configura un papel de mujer con carácter y profundidad, —como nos tiene acostumbrados—.

"Me interesaba el guion porque son las mujeres las que construyen el mundo y las sociedades después de las guerras. En mis ojos, Vivienne es una mujer moderna, como una niña que hace una trastada... fue muy fácil prepararme porque al final he hecho tantos personajes del pasado que siempre puedo recuperarlos y volver a los anteriores. También me resultó sencillo porque Vivienne hace cosas que no debería hacer y yo también soy así, tiendo a buscar lo que no conozco, cada rol es algo que no he hecho antes y procuro hacerlo con una perspectiva diferente. Intento trabajar con directores que quizá solo han hecho una película antes, lo que es un riesgo pero me gusta. Lo único que tuve que preparar mucho el acento canadiense porque Viggo es muy perfeccionista", indica la actriz.

Siempre hay un cierto riesgo a la hora de mirar el pasado con los ojos del presente y ambos son conscientes de ello a la hora de representar al personaje de Vivienne en un género como el western, tradicionalmente masculino. "Yo intento conectar con aquellas mujeres que fueron pioneras pero que no tenían el conocimiento o la libertad que tenemos nosotras ahora. Aquí he intentado captar su dignidad, la resistencia silenciosa. El hecho de que no digas nada no significa que no se vea, se trata de otra manera de comunicar", señala Krieps.

"Hollywood está vacío"

Krieps es la resistencia. Sigue siendo una fuerte defensora del cine europeo frente a Hollywood: "No puedo decir que se esté derrumbando o desmoronando porque es capitalismo y este solo se basa en crecer, pero hay un momento en que si creces demasiado pierdes la conexión con tu base. Eso es lo que le está pasando a Hollywood: ha crecido pero está vacío de significado, hace un círculo y lo recorre, no hay nada nuevo. No se pueden hacer películas en tan poco tiempo. La sociedad americana está dirigiéndose hacia un lugar en el que la idea ya no es importante, solo la persona que la tiene".

"En Europa creo que el pensamiento sigue estando presente y hay una conexión con la cultura, no ha muerto todavía"

"Al final todos somos figuras públicas y estamos perdiendo nuestra interioridad, y en América esto es extremo. ¿Cómo vas a salvar un libro sin una historia? Deberían tener buenos guionistas, artistas, gente que piense libremente... en Europa creo que el pensamiento sigue estando presente y hay una conexión con la cultura, no ha muerto todavía", indica. Hasta el fin del mundo se estrena este viernes 10 de mayo.

"Yo siempre he dicho lo que he querido" señala Viggo Mortensen a propósito de la censura o la cancelación de los actores cuando se atreven a hablar de temas que no tienen que ver con el cine. Alguien insiste: "Me refiero a que en Cataluña..." —en el pasado, el actor y director se declaró de Ómnium y en muchas ocasiones ha reinvidicado el uso del catalán—. Mortensen le corta: "Esta película no tiene nada que ver con Cataluña, si tienes otra pregunta hazla rápido, si no, esta entrevista acaba aquí", indica, tajante. Silencio absoluto. Se levanta con una sonrisa, nos saluda y se marcha. Desde prensa se encogen de hombros: "Es que está muy cansado, llevamos semanas de entrevistas...", se excusan.

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