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Isabel Coixet: "Los psiquiatras de Cataluña se van a forrar"
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Isabel Coixet: "Los psiquiatras de Cataluña se van a forrar"

La barcelonesa presenta en Sección Oficial su película 'La librería' y habla de sus referencias cinéfilas, el papel de la mujer en el cine y la pena que le causa la situación en Cataluña

Foto: Isabel Coixet presenta 'La librería' en Seminci. (Efe)
Isabel Coixet presenta 'La librería' en Seminci. (Efe)

Aunque este sábado debería ser un día de exultante felicidad, Isabel Coixet tiene el gesto melancólico. El cielo gris y plomizo al otro lado del muro no ayuda a disipar una suerte de abatimiento soterrado que Coixet intenta disipar con las maneras cálidas de una persona que se adivina tremendamente sensible y reflexiva. Toca presentar 'La librería', su película más reciente, que abre la Sección Oficial de Seminci y compite por la Espiga de Oro, pero al tiempo que se produce esta entrevista, en Madrid se reúne el Consejo de Ministros para poner en marcha el artículo 155, el último paso de un conflicto catalán 'in crescendo' y que a ella le toca muy de cerca. La directora barcelonesa fue una de las firmas del manifiesto de rechazo a la convocatoria del 1 de octubre y ha escrito algún que otro artículo sobre su visión de la situación que "vivimos en Cataluña en estos últimos meses"; difícil abstraerse en un día como éste de la desmoralizante realidad política.

Precisamente, su última película habla del arte, de la literatura, como un motor de cambio social y un puente para acercar a las personas. 'La librería', basada en la novela homónima de Penelope Fitzgerald y protagonizada por la delicadísima Emily Mortimer, Bill Nighy —magnético donde los haya— y Patricia Clarkson en el papel de villana pasivo-agresiva de la 'upper class' británica, es un drama histórico ambientado en 1959 en el que la viuda de un soldado de la Segunda Guerra Mundial decide instalarse en un pueblo de la campiña británica pequeño y conservador y abrir una librería. Una empresa tan aparentemente pacífica e inocente como esa hará que los poderes fácticos del pueblo decidan hacerle la vida imposible a su nueva e ilustrada vecina, un relato agridulce sobre la valentía y la rebeldía de algunas personas frente a los incansables recursos de la mezquindad, la estulticia y la lucha contra el progreso de muchas sociedades.

placeholder Patricia Clarkson protagoniza 'La librería', la nueva película de Isabel Coixet. (A Contracorriente)
Patricia Clarkson protagoniza 'La librería', la nueva película de Isabel Coixet. (A Contracorriente)

Cuenta Coixet que en cuanto la novela de Fitzgerald cayó en sus manos, enseguida sintió un vínculo muy fuerte con la protagonista. ¿Será que en la vida le han puesto también muchas piedras en el camino? "Es verdad que en el momento en el que leí la novela pensé: 'ese personaje soy yo'. En esas circunstancias me hubiera pasado lo mismo, seguro. Además, la novela es muy dura. Tiene esa prosa seca y antisentimental de Penélope Fitzgerald y que acaba de una manera con un nihilismo feroz. Entonces, cuando pensaba en adaptarla, me decía, 'Sí, si esta mujer soy yo, pero necesito darle una luz al espectador, necesito algo que diga que merece la pena, aunque pueda sonar algo naíf. Porque Penélope Fitzgerald tuvo una vida muy difícil, de tener que vivir en una barcaza con tres hijos a su cargo y que se le hundiese la barcaza. No empezó a escribir hasta casi los 60 años. A mí no me han puesto tantas piedras en el camino, aunque alguna se podían haber ahorrado. Pero es lo que pasa cuando te rebelas y te sales del camino que en teoría te debería haber tocado. Yo llegué al mundo del cine viniendo de una familia obrera, sin relación con el mundo del cine. Y eso siempre es más dificil y sí, te encuentras con alguna piedra más en el camino".

A mí no me han puesto tantas piedras en el camino, aunque alguna se podían haber ahorrado

Aunque parezca extraño, ha tenido que ser una directora española la encargada de bautizar la obra de Fitzgerald en la gran pantalla. "Sí, cuando pensé por primera vez en adaptar la novela, hace ya siete años, pensé que sería imposible conseguir los derechos, que ya habría hecho algo con ellos la BBC o que los tendría Stephen Frears, pero resulta que no". 'La librería' es, además, una película muy británica, con actores británicos y un regusto muy británico tanto en el placer por el té como por la lectura. Pero también toca temas universales, como es el del rechazo que transmite muchas veces la figura del intelectual. "Bueno, yo no considero a Florence [la protagonista] una intelectual. Simplemente le gusta leer. Y no lo hace por considerarse una intelectual, sino por el propio placer de la lectura. Pero se encuentra con el rechazo de la gente, sí. Lo del rechazo al intelectual es algo que te encuentras desde pequeño, en el colegio. El que no le gusta el fútbol, el que prefiere la lectura, es el raro. Y yo no tengo nada en contra del fútbol, simplemente me interesa más el cine, el arte y los libros".

El cine es como una montaña; el hombre la sube con un piolet y unas botas de montaña y la mujer lo hace en tacones y con un niño en el regazo

En esta 62 edición de la Seminci, Coixet inaugura una Sección Oficial absolutamente paritaria, en la que la mitad de las películas a concurso están dirigidas por mujeres. Una propuesta que ha despertado sobre todo aceptación, pero también algunas reticencias. ¿Se necesitan más propuestas de este tipo o es una forma de condescendencia? "A mí me parece que este tipo de iniciativas son necesarias. Imagínate el cine como si fuera una montaña y un hombre y una mujer están en la parte de abajo. Los dos acabarán subiendo la montaña si quieren, pero el hombre lo hará con un piolet y unas botas de montaña maravillosas, mientras que la mujer lo hará calzada con unos zapatos de tacón, con dieciséis bolsos a cuestas y un niño en el regazo. Me acuerdo de cuando rodé 'A los que aman' (1997). Mi hija tenía 7 meses y allí estaba yo, dirigiendo una película con mi hija y mis padres al lado. Eso es algo que ningún hombre director se plantea. La paridad es necesaria. Empezando por el reparto de tareas", sentencia. "Mira, el otro día leí en 'El Confidencial' el artículo de Soto Ivars, 'Quiero leer columnas de mujeres mediocres'. Y a eso es lo que voy. No todas las mujeres directoras son geniales igual que hay también hombres directores que no son geniales. Y se necesita más visibilidad, partir todos de las mismas condiciones".

placeholder Bill Nighy e Isabel Coixet este sábado en la Seminci. (Efe)
Bill Nighy e Isabel Coixet este sábado en la Seminci. (Efe)

'La librería' también habla en cierta manera de la importancia de los referentes a la hora de desarrollarse como persona. Normalmente, en las escuelas de cine, en las entrevistas con directores, casi siempre se citan referentes masculinos. Por eso, frente a una de las directoras con una carrera más sólida dentro de la industria del cine español, pica la curiosidad de conocer sus principales referentes, a ver si hay alguno femenino. "Fuera del cine, mis principales influencias provienen de pensadores de izquierda, como Gramsci o Arendt. Es increíble como las teorías de Arendt sobre política todavía son aplicables hoy en día. Dentro del cine, la primera referencia femenina me la descubrió mi padre", confiesa. "Me acuerdo cuendo mi padre me habló de una actriz y directora que se llamaba Ida Lupino. Fue una de las primeras directoras mujeres de Hollywood. Me encanta todo de ella, incluso su nombre. Luego también me gusta mucho Agnès Varda, que también tiene un nombre muy potente. ¿Has visto su última película, 'Visages, villages'? Tiene 89 años y todavía mucho que decir".

Yo me pregunto cómo hemos llegado hasta aquí. [...] El tema catalán lo está vampirizando todo

Llega el momento en el que, inevitablemente, la realidad política se abre camino a codazos en el cálido y acogedor mundo de la disquisición cinéfila. Actualidad obliga, 155 mediante. Coixet toma una bocanada profunda de aire y, de nuevo, vuelven a entrar las nubes plúmbeas a la habitación y a colocarse sobre nuestras cabezas. "Yo lo que me pregunto es cómo hemos llegado hasta aquí. Desde hace años, algunos ya avisamos de que estaban pasando cosas raras, y ahora aquí estamos. No entiendo muy bien lo que supone la aplicación del 155, pero la situación es de una esquizofrenia que no puede aguantarse. Por un lado no estoy de acuerdo con unos y, por el otro, la respuesta ha llegado siempre mal y tarde. Estoy agotada. Es terrible el retorcimiento de palabras que se está haciendo. Como democracia, están retorciendo sin sentido esa palabra. Y es terrible la vampirización que este tema está haciendo de todo. El otro día murieron 350 personas en un atentado en Somalia. Casi medio centenar de muertos en los incendios de Portugal. Cuatro muertos por el fuego en Galicia. Se han quemado hectáreas y hectáreas de vegetación. Y sólo se habla de este tema, en el que además ya no existen los matices".

Una señora me tiró la bandera a la cara y me gritó "¡fascista!". Me dijo: "¡Fascista, ahora vas y cuentas esto, y escribes sobre esto!"

"Mira, te voy a contar lo que me pasó el otro día", se incina hacia delante. "El otro día bajé de mi casa y en la calle me esperaba una señora con una bandera en la que ponía "Democràcia". La señora me tiró la bandera a la cara y me gritó "¡fascista!". Me dijo: "¡Fascista, ahora vas y cuentas esto, y escribes sobre esto!". Y yo estaba temblando. Y le dije: "Pero, señora, ¿ha leído o sabe lo que yo he dicho?". Me contestó: "¡No, ni falta que hace!". Ese es el problema. Y yo soy la fascista. No son fascistas los que no toleran un pensamiento que no sea como el suyo. Yo estaba temblando, y seguí andando por la calle. Y al rato me para una pareja. Y pensé: "No, por favor, dos veces en el mismo día no. Y la pareja me abraza y me dice que muchas gracias por decir lo que muchos piensan y no dicen. Pero es que yo no he dicho nada fuera de lo normal. Y en el mismo día me insultan y me halagan, y a mí me parece tan difícil sobrellevar los insultos como los halagos. Y esto es así, ahora mismo es todo una esquizofrenia. Los psiquiatras de Cataluña se van a forrar".

"Yo no sabía que decir lo que opino iba a afectar tanto a mi vida", se lamenta. "Menos mal que me queda esto, presentar mi película, que lleva siete años conmigo y seguirá estando conmigo dentro de siete años. O el documental que estoy haciendo con el Museo del Prado sobre el proceso creativo de una artista, que me ha dejado acompañarla. Si no tuviese estas cosas para resguardarme yo creo que me volvería loca".

Aunque este sábado debería ser un día de exultante felicidad, Isabel Coixet tiene el gesto melancólico. El cielo gris y plomizo al otro lado del muro no ayuda a disipar una suerte de abatimiento soterrado que Coixet intenta disipar con las maneras cálidas de una persona que se adivina tremendamente sensible y reflexiva. Toca presentar 'La librería', su película más reciente, que abre la Sección Oficial de Seminci y compite por la Espiga de Oro, pero al tiempo que se produce esta entrevista, en Madrid se reúne el Consejo de Ministros para poner en marcha el artículo 155, el último paso de un conflicto catalán 'in crescendo' y que a ella le toca muy de cerca. La directora barcelonesa fue una de las firmas del manifiesto de rechazo a la convocatoria del 1 de octubre y ha escrito algún que otro artículo sobre su visión de la situación que "vivimos en Cataluña en estos últimos meses"; difícil abstraerse en un día como éste de la desmoralizante realidad política.

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