Es noticia
La locomotora del cine español necesita... ¡más madera!
  1. Cultura

La locomotora del cine español necesita... ¡más madera!

Uno de los palos en las ruedas de nuestro cine es el dichoso IVA al 21%, cuestión tratada y argumentada “ad náuseam” y no por ello resuelta.

Foto: Fernandp Benzo, secretario de Estado de Cultura. (EFE)
Fernandp Benzo, secretario de Estado de Cultura. (EFE)

"¡Más madera!”. Como pedía Groucho ('Los hermanos Marx el Oeste', 1940), esto es lo que necesita la gran locomotora del audiovisual español -sí, el cine- para circular por España y por el mundo sobre vías seguras, con velocidad, sin cruces y sin pasos a nivel. Y esto es lo que venimos reclamando los Furtivos desde hace ya varias entregas en El Confidencial . Por eso hemos contemplado el ICAA en el espejo del CNC francés. Por eso hemos analizado nuestras debilidades. Por eso hemos propuesto una serie de medidas que ahora completamos.

Uno de los palos en las ruedas de nuestro cine es el dichoso IVA al 21%, cuestión tratada y argumentada 'ad náuseam' y no por ello resuelta. Recordemos que el cine ya es la única actividad cultural gravada con este tipo. El gobierno ha ido “amnistiando” al libro, a las artes plásticas, al teatro, a los conciertos y espectáculos en “vivo”, para dejar en solitario al cine, en este caso, sí, en carne viva. Si no es inquina, que lo expliquen.

El impacto de este impuesto está resultando demoledor. Señalemos, de inmediato, la contradicción flagrante que implica promover incentivos fiscales a la producción (¡bienvenidos sean!) y penalizar a la vez el consumo (por tanto, a todos los ciudadanos que van al cine) con un impuesto que duplica y a veces triplica al de la Europa en cuyo espejo tanto nos miramos.

Pero hay más: la decisión de pasar de un IVA reducido en el cine hasta el 21% actual ha provocado el cierre de más de 390 salas cinematográficas desde 2012 (el 11% del total), con la consiguiente reducción de ingresos del Estado por los impuestos no percibidos (IVA, IRPF, SS) y ha supuesto la pérdida de más de 2.300 empleos. Así, a ojo, un “roto” de 400 millones de euros entre 2012 y 2016.

La frivolidad de Benzo

Hace unos días el Secretario de Estado de Cultura anunció la bajada del IVA a partir del próximo ejercicio. Inmediatamente fue rectificado desde instancia superior diciendo que sus declaraciones eran más un deseo que una realidad. Frivolidad en la declaración, frivolidad en la rectificación. Con el mayor de los respetos, que los gobernantes guarden sus deseos en la intimidad, y que se pronuncien con el BOE, que para eso gobiernan. Cuando se produzca -si por fin baja la inquina, o algún partido mete en vereda al gobierno- será, por justa, una buena noticia, pero nuestro argumento sigue vivo porque el daño causado se tardará años en reparar.

Cuando baje al fin el IVA del cine será una buena noticia, pero el daño causado se tardará años en reparar

Nuestras propuestas pretenden que el cine no sea solo apoyado por el Estado. La solución francesa, sostenible y eficaz después de muchos años, supone que una parte de los impuestos que el cine y la televisión generan reviertan en la producción de cine. Se podría de esta manera dotar el Fondo Cinematográfico con los 150 millones de euros que citábamos en el anterior artículo (muy lejos de Francia, Italia, o Alemania, nuestros “espejos”). La paupérrima dotación actual no da ni para pagar las deudas contraídas por ley con películas estrenadas hace ya tiempo. Y nos podemos encontrar en 2018 con una normativa elaborada recientemente pero sin partida presupuestaria para cumplir lo que proclama su texto. Sabemos de la impopularidad de las ayudas directas -no así en los países mencionados anteriormente, ni en el nuestro en otros sectores- pero si el dinero del cine se genera por el cine serán más difíciles de reprobar. Y si se realiza una transición inteligente hacia las desgravaciones fiscales, incentivando la inversión, bienvenida sea. Pero con valentía, transparencia, eficacia y seguridad jurídica para el inversor.

Las diez películas más vistas en España en 2016 -por cierto, con un título español en primer lugar- suponen el 26% del total de ingresos de todos los filmes estrenados en 2016, que fueron 625. Esto ocurre aquí y en cualquier cinematografía, y no por ello deben dejar de hacerse películas necesarias, sí, necesarias para tener un fondo cinematográfico acorde con nuestro bagaje cultural. La legislación debe crear condiciones para que así sea.

Relaciones con las teles

Las relaciones de la cinematografía -en términos industriales y empresariales- con las cadenas privadas de televisión sigue siendo un asunto crítico, pendiente de resolver, por mucho que se haya avanzado. El cine español independiente (esto es, sin influencia dominante de un grupo mediático) debe tener un desarrollo armónico, compatible con los proyectos emanados de los dos grandes grupos audiovisuales. Hoy estos dos grupos acaparan el 85.4% de la inversión en publicidad (el 94.8% si hablamos sólo de televisión en abierto). Es un duopolio cuasi perfecto que además, a través de sus canales, reina en la promoción y el marketing. Que estos grupos estén en el cine no es solo bueno, que lo es; es necesario. Ordenando la competencia como en el resto de sectores, diferenciando entre producir y distribuir (en este caso, emitir). Regulando el acceso a las ayudas y los incentivos. La primera regla de la competencia es la igualdad de oportunidades, y a nadie debe extrañar que el Estado actúe para reequilibrar desigualdades en origen, persiguiendo el bien general.

El cine es para las cadenas de televisión un elemento clave de su programación y así lo demuestran los datos: en el año 2016, los canales de los tres grandes grupos mediáticos privados

(Mediaset, Atresmedia y Movistar+) emitieron casi 4.000 títulos cinematográficos (930 de ellos de origen español) en más de 26.600 pases (emisiones) distintas. Nada menos.

Canarias, País Vasco y Navarra tienen unas primas en sus incentivos, que distan mucho -a veces son el doble- del resto de las comunidades

Debemos tomar lo positivo de otro importante desequilibrio que tiene que ver con los tratamientos fiscales en el territorio español. Canarias, País Vasco y Navarra, por sus derechos forales o por su peculiaridad insular, tienen unas primas en sus incentivos, que distan mucho -a veces son el doble- del resto de las Comunidades Autónomas. Y se han puesto a competir atrayendo rodajes, y por tanto industria y empleo. No es novedoso, pues en los propios Estados Unidos de América los diferentes Estados compiten entre sí para dar el mejor tratamiento y atraer a la industria. Sumando los incentivos estatales y municipales norteamericanos multiplican por más de cien el dinero público que se destina en España. Pero allí tienen el cartel de industria que compite en el libre mercado y aquí lo tenemos de subvencionados, por no ser más crudos en el calificativo.

En España se han constituido 41 Agrupaciones de Interés Económico (AIEs) cuyos largometrajes han sido estrenados en 2016, lo que empieza a resultar una cifra significativa, y anticipa un cambio de modelo. El inversor busca ventajas y esto puede perjudicar a aquellas comunidades que no gocen de un tratamiento tan favorable como otras. En este último caso se encuentran Madrid y Cataluña, con más del 50% de la actividad económica del sector, y territorios que en los últimos años han fortalecido su tejido industrial como Andalucía, Galicia, Comunidad de Valencia, País Vasco y algún otro, generando empleo especializado y virando hacia la nueva economía digital. Será tarea de los gobernantes, cada uno en su delimitación y con sus competencias, el crear condiciones favorables para no provocar deslocalizaciones vergonzantes.

Estas propuestas concretan lo que los Furtivos venimos planteando. Frente a esos “lobbies” de manos largas y luces cortas, lo que pedimos es un pacto de Estado para el cine español, esa locomotora que necesita empuje y velocidad porque tiene que recorrer nuestra ruta audiovisual respetando el equilibrio de los territorios por los que circula. ¡Más madera!

Continuará…

"¡Más madera!”. Como pedía Groucho ('Los hermanos Marx el Oeste', 1940), esto es lo que necesita la gran locomotora del audiovisual español -sí, el cine- para circular por España y por el mundo sobre vías seguras, con velocidad, sin cruces y sin pasos a nivel. Y esto es lo que venimos reclamando los Furtivos desde hace ya varias entregas en El Confidencial . Por eso hemos contemplado el ICAA en el espejo del CNC francés. Por eso hemos analizado nuestras debilidades. Por eso hemos propuesto una serie de medidas que ahora completamos.

Cine español IVA
El redactor recomienda