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Cómo hacer del ICAA un tren de larga distancia
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Cómo hacer del ICAA un tren de larga distancia

Para que no se nos diga que tiran la piedra y esconden la mano, hoy los Furtivos arriesgan con una serie de recomendaciones 'ad maiorem gloriam' del cine patrio

Foto: La cartelera cinematográfica en el cine Capitol, en Madrid, el pasado agosto. (EFE)
La cartelera cinematográfica en el cine Capitol, en Madrid, el pasado agosto. (EFE)

Los del Grupo Furtivos ya hemos dedicado tres entregas en este periódico digital a marcar las muchas diferencias que, a nuestro juicio y en el ámbito del cine, separan al ICAA español del CNC francés. Para que no se nos diga que tiramos la piedra y escondemos la mano, hoy nos toca hacer una serie de recomendaciones 'ad maiorem gloriam' del cine patrio.

Como cada vez que en este país hablamos de las cosas de comer alguien propone un “pacto de Estado”, empecemos, en corto y por derecho, a proclamar que la nuestra es una industria estratégica que merece una política cultural ambiciosa si quiere que -Marca España al fin- tenga una presencia nacional y una proyección internacional adecuadas.

Un pacto nacional entre el sector y la Administración requiere, y aquí va nuestra primera propuesta, la creación de un Consejo Estatal del Audiovisual Español con entidad propia, desgajándolo de la CNMC, donde actualmente juega el papel de hermano pobre al lado de otras actividades de aparente mayor relevancia económica. Su definición actual queda limitada a proponer multas o incluso solo “regañar” a los operadores de televisión cuando transgreden las reglamentaciones vigentes. Cierto que en el capítulo de los informes emitidos ha ido muy lejos, tan cierto como que la gran mayoría de sus recomendaciones han caído en saco roto.

El papel de gendarme malhumorado queda muy lejos de nuestra ambición, pero sí pensamos que es prioritario definir las reglas de juego


Ese papel de gendarme malhumorado queda muy lejos de nuestra particular ambición, según la cual debería tener prioridad la definición de las reglas de juego entre los diferentes actores del mercado audiovisual, sobre todo con relación a productores y distribuidores en su sentido más amplio. El principio de leal competencia en el sector audiovisual jamás ha existido, con actuaciones abusivas derivadas de posiciones dominantes, que no son de recibo en otros sectores y desde luego en otros países de nuestro entorno. Este Consejo debe dar cabida a representantes de todas las Administraciones y los sectores profesionales e industriales del negocio audiovisual. Para darle la relevancia y el rango que le corresponde, sugerimos su adscripción a la Presidencia o Vicepresidencia del Gobierno, aunque podríamos entender que colgara -no tanto dependiera- de un ministerio determinado.

Refuerzo y unificación

La segunda propuesta consiste en reestructurar los organismos estatales que intervienen en el apoyo, promoción y generación de contenidos audiovisuales. Se trata de unificar las funciones que ahora hacen el propio ICAA, la Dirección General de Industrias Culturales, a veces el ICEX o el programa Avanza. Se necesita una mayor coordinación con los gobiernos autonómicos.

La idea es reforzar la estructura del ICAA de forma que el cine sea algo así como “la locomotora de las industrias culturales” que arrastra un tren (desde luego) de larga distancia y con muchos vagones cargados de tecnología para competir con otras muchas líneas ferroviarias. Y ojalá que al mando de la locomotora tengamos (se nos disculpe la imagen facilona, cosas del oficio) a “El maquinista de La General”. Un ICAA necesitado de más personal conocedor del sector y por supuesto con una mayor dotación económica, con la que hacer frente al reto que se propone.

Reforzar la estructura del ICAA permitirá que el cine sea algo así como “la locomotora de las industrias culturales”


Por desarrollar las propuestas, ya en términos más técnicos, vemos en el ICAA cuatro unidades clave para el desarrollo armónico del sector cinematográfico y audiovisual:

Área de Prospectiva, Datos y Análisis. Sería muy útil para analizar el futuro del sector, su evolución, los cambios y tendencias del mercado, las modificaciones legislativas, las audiencias y sus hábitos, los avances tecnológicos y sus incertidumbres, la comparación con otros países, la conservación del patrimonio... Esta nueva unidad actuaría como observatorio permanente, siempre en estrecho contacto con la industria, para tomar decisiones eficaces.

Área de Marketing y Comercialización. Será un lugar común pero quienes sabemos un poco de esto coincidimos en que el cine español tiene un grave problema con su promoción y comercialización dentro y fuera de España. No se trata de ayudas, que también, sino de crear una estructura moderna, llámese agencia o consorcio, que esté presente en el mercado; en sus exposiciones, festivales o certámenes de mayor prestancia.

Y ojo al espacio iberoamericano, una comunidad muy potente de la que España forma parte y en la que debería tener siempre un papel muy relevante. Es muy de lamentar que, por diversas razones, su pérdida de influencia por lo que al cine se refiere (comparemos con la literatura y la música) es, cuando menos, penosa. Este mercado, en español y portugués, estrenó en 2016 del orden de 900 títulos (312 fueron documentales) de producción propia, lo que sitúa a la Comunidad en la cuarta posición mundial por número de títulos, si bien sólo se alcanzó un pobrísimo 0,9 por ciento de la venta de entradas en taquilla,.

Área de Ocio Interactivo. Otra unidad que tiene mucho que ver con el correr de los tiempos --o, mejor, con los tiempos que corren--. Hay que promover los nuevos desarrollos digitales del audiovisual. Aquí tienen cabida por derecho propio los videojuegos (una industria cada vez más fuerte), así como otras producciones que podemos llamar “el ocio interactivo”. Nuevas modalidades de expresión como la Realidad Virtual deben considerarse en este capítulo para no perder otro tren que empieza a ser muy pujante en los mercados más avanzados.

Área de Educación Audiovisual. Se nos ocurre que otra iniciativa clave al frente de la cual ha de ponerse el ICAA es la creación de nuevos públicos. No hay sino que incluir en los planes de estudios materias relacionadas con el cine y la televisión. Nunca, nunca, hay que perder de vista que las nuevas generaciones son el futuro. Ayudemos a que conozcan el sector audiovisual en todas sus dimensiones. Servirá también para mejorar la industria española.

Si todo esto suena a más burocracia, no hay tal. Estas unidades se pueden, o bien integrar en la estructura actual del ICAA, o bien externalizar total o parcialmente, pero siempre de forma que resulten ágiles y profesionales.

Más dinero

Una tercera propuesta. Como siempre y para variar, faltan medios económicos. Creemos que el ICAA debería contar con un Fondo de Protección al Cine y al Audiovisual. Recordemos que la inversión en Francia es cerca de diez veces mayor que la nuestra y que Italia ha dotado unos 400 millones de euros. Aspirar a esta última cantidad, siquiera fuese de manera progresiva, no parece ambición de lunáticos. Estamos en 72.45 millones de euros. ¿Es mucho pedir que empecemos a pensar en situarnos en los 150 millones? Los países que han apostado fuerte han tenido retornos muy superiores a la inversión estatal realizada, en ocasiones con ayudas directas y en otras con incentivos fiscales. Estados Unidos no ha sido una excepción y la pugna por atraer rodajes e industria por sus diferentes estados ha regado de ayudas públicas a su industria audiovisual.

Veamos. En 2015 se estrenaron 32 títulos con estructuras financieras basadas en Agrupaciones de Interés Económico (AIEs), de las que ocho (25%) no alcanzaron los 50.000 euros en salas. En 2016, el número de títulos estrenados con AIEs ascendió a 41, con un crecimiento del 28%, de los que seis (14,6%) no alcanzaron esa recaudación de 50.000, si bien otros seis se situaron en el “Top 10” del cine español en 2016. Convengamos pues que las ayudas del Estado (subvención + incentivo fiscal) fortalecen la solidez financiera de las películas y contribuyen de forma directa a su defensa y éxito en el mercado.

¿No es sensato que duplicar este esfuerzo teniendo en cuenta que las miniseries de TV son ya el apéndice más claro del cine tradicional?


En esto de los dineros, hay que jugar con el límite y con la flexibilidad pertinente. Pero si aumentan las ayudas del Estado, crecerán los presupuestos, se harán mejores películas y se dedicarán mayores inversiones en mercadotecnia y promoción para crear industria.

Ya hemos dicho que este año 2017, el Fondo del ICAA asciende a un total de 72,45 millones de euros. La inmensa mayoría va a los largometrajes. La ridícula cantidad restante, a promociones y presencia en festivales de mayor o menor pelo.

Insistimos: ¿no es sensato que consideremos duplicar este esfuerzo teniendo en cuenta que, además de los largometrajes, las miniseries de TV deben ser apoyadas en la medida en que son ya el apéndice más claro del cine tradicional? ¿Teniendo en cuenta que la retroalimentación entre cine, series de ficción y videojuegos --una realidad en muchos países-- ya ha llegado a España para bien de la industria audiovisual?

En línea con la educación, no estaría de más dedicar un esfuerzo “de Estado” a las filmotecas, la española y las autonómicas, para preservar nuestro patrimonio, cuya supervivencia se cree asegurada por una idea equivocada en torno a los soportes digitales.

Tras este menú de tres platos, a modo de propuestas, dejamos varias guindas en el pastel: el vergonzoso IVA al 21 por ciento (no ofendemos al avisado lector con más comentarios); las diferencias fiscales entre Comunidades Autónomas, o la producción de cine para los canales de TV, públicos y privados. Ante estas cuestiones, también tenemos propuestas, claro. Por eso seguiremos dando la lata. Que no les quepa la menor.

(Continuará)

Los del Grupo Furtivos ya hemos dedicado tres entregas en este periódico digital a marcar las muchas diferencias que, a nuestro juicio y en el ámbito del cine, separan al ICAA español del CNC francés. Para que no se nos diga que tiramos la piedra y escondemos la mano, hoy nos toca hacer una serie de recomendaciones 'ad maiorem gloriam' del cine patrio.

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