Diego Vasallo: "Hace tiempo comprendí que es absurdo competir con Duncan Dhu"

Ha estado más de cinco años sin publicar nuevo material, pero Diego Vasallo (San Sebastián, 1966) no para. En septiembre terminó la segunda gira de Duncan Dhu tras el reencuentro de la banda hace 13 años. Y ahora vuelve en solitario con dos trabajos bajo el brazo. Por un lado, 'Baladas para un autorretrato', un disco que ha visto la luz este fin de semana en plataformas digitales y el 21 de octubre saldrá a la venta en formato físico, que describe como uno de los más autobiográficos y personales que ha escrito en los últimos tiempos. En noviembre empezará a presentarlo en Málaga, Madrid y Donosti.

Además, coincidiendo con el lanzamiento del álbum acaba de publicar 'Al margen de los días' (Harpo Libros), un libro que reúne por primera vez las tres caras artísticas de Vasallo e incluye, además de las letras de sus baladas, poemas y pinturas. Por si fuera poco, el 28 de octubre inaugurará en la galería Modus Operandi de Madrid una exposición con parte de su obra pictórica. Una agenda apretada sobre la que siempre, inevitablemente, sobrevuela la sombra de Duncan Dhu pero en la que Vasallo sigue dejando constancia de su propia voz.

P: Tanto el libro como el disco, ¿son más un balance o un autopsicoanálisis de madurez?

R: Tanto como psicoanálisis no sé (risas), pero sí es una especie de mirada hacia dentro, hacia recuerdos, un viaje por la memoria. En realidad, casi todas mis canciones son un poco así. Trabajo con material autobiográfico. En muy pocas canciones he utilizado la ficción. Generalmente trabajo con material de mi propia vida. Y en ese sentido, este disco es quizás mucho más autobiográfico y habla más sensaciones y de mi forma de ver las cosas.

P: Como dice, es un viaje muy introspectivo en el que muestra varias caras contradictorias. ¿Hubo cierto autodescubrimiento durante su escritura?

R: La escritura tiene eso, que descubres cosas incluso aquellas en las que no te reconoces. Tú mismo te puedes sorprender. Por ejemplo, a mi que me gusta mucho el género de los diarios y dietarios de escritores porque es una fuente de información siempre. Me gusta lo que tiende a llamarse la escritura del yo.

P: ¿Pero uno puede ser sincero del todo?

R: Bueno (risas). Yo creo que en la escritura siempre hay algo de elemento literario, porque la propia escritura tiene una forma que es importante, pero en general yo diría que sí, que es todo verdad, aunque la verdad es un término muy relativo. No hay una verdad monolítica. Puede que seas verdad a ratos, pero diría que sí. Todos somos una fuente de contradicciones y están ahí efectivamente, pero es real. Somos contradicción.

P: En ambos trabajos no derrocha un tono muy optimista. Por ejemplo, esta divagación: "la vida a veces parece simplemente una sucesión de cosas que tienen que ocurrir, no es más que un montón de asuntos que quitarse de encima”.

P: Hay textos que parten de una sensación más que de una sentencia rotunda. A veces los textos transmiten una sensación del momento y hay momentos en los que, de repente, aparece lo que Cioran llamaba el gran tedio, esa especie de pereza. Pero afortunadamente no es siempre, sino sería un poco duro.

P: También noto en varias letras como en 'Que todo se pare' o en varias poemas -“somos parte de una especia de engranaje para el que el bienestar del hombre no es más una nube que pasa y se deshace en la bruma que va cubriendo ya el horizonte”- un poco de cabreo o hastío con lo que nos rodea.

R: No sé si la palabra sería hastío. Es más bien una cierta perplejidad ante el absurdo de las situaciones humanas, pero también del absurdo que tiene la propia existencia a veces. Viene un poco por ahí. Lo relaciono quizás más con la vulnerabilidad y la fragilidad del hombre, con lo pequeño que puede ser el hombre ante la realidad no solo política y humana sino de la tierra. Habla más de la insignificancia de lo que somos.

P: Aun así me parece que también tiene conexiones con la situación política que nos tiene absortos, quizás por eso mismo.

R: Al final la política, y ya no digamos los programas políticos concretos actuales, sobre todos los que ocupan las noticias, cuando la miras con perspectiva o al cabo de los años no deja de ser una cosa tan pequeñas e insignificante que sigue siendo otro gran absurdo. Yo me refiero más a la pequeñez de la existencia humana.

P: Decía hace unos años en una entrevista: “me siento no ya infravalorado sino ignorado” como solista. ¿Sigue pensando igual?

R: No, la verdad es que no. No especialmente. Yo mismo he estado muchos años, diría que casi los 10 últimos, dedicado a otras cosas, entre ellas a la pintura. Quiero decir que tampoco lo he trabajado como para esperar frutos. No, la verdad es que me siento bastante a gusto con la situación que tengo ahora mismo dentro del panorama.

P: Supongo que donde es más evidente esa diferencia de repercusión es cuando toca con Duncan Dhu (el mes pasado terminaron una gira que les volvió a reunir por segunda vez tras el miniLP de 2013).

R: Por supuesto, pero ya hace muchísimo tiempo que comprendí, casi desde que empecé a hacer discos, que era absurdo competir con Duncan Dhu. Yo tengo otros objetivos totalmente distintos. No busco lo mismo que buscamos cuando trabajamos con Duncan. Ni siquiera pienso en Duncan. Incluso mi público es distinto, mi forma de trabajar es diferente y tampoco busco empezara a hacer hits que suenen en la radio. Yo diría que estoy a gusto, dentro de lo a gusto que se puede estar siendo músico en este país, que es bastante complicado porque sigue siendo un país en el que no se respeta a la música ni a la profesión. El músico sigue siendo hoy día en España una especie de cómico ambulante. Tener la música como profesión en España es complicado.

P: ¿Y cómo ha notado el cambio de la industria desde la mitad de los ochenta a esta máquina frenética actual?

R: Ha cambiado todo en realidad, desde la forma de consumir música, que ha sido una revolución en la profesión en la industria, pero sí cada vez el ritmo es más endiablado. Esa ansia de novedades de la actualidad no la comparto. Intento rebelarme ante eso e ir a mi propio ritmo…

Igual dentro de un tiempo nos da por grabar algo de material nuevo o hacer otra gira en clubes pequeños con Duncan Dhu

P: Bueno ha tardado seis años en sacar nuevo material...

R: Quizás me he pasado un poco sí (risas). Pero no tengo una urgencia.. De hecho, cada vez tardo más en escribir las canciones y preparar un disco. Cada vez me cuesta más. A medida que pasan los años me va pareciendo más difícil escribir. No sé si es porque los objetivos me los pongo también más lejos o es que me cuesta más encontrar a las musas. Sí, han pasado seis años pero he vuelto con ganas con el cambio de compañía [Vasallo ha firmado con Subterfuge]. Es como un inicio de una nueva etapa y mi intención es seguir con una frecuencia mayor.

P: Y la pintura es otra de las facetas artísticas que más le están ocupando en estos años. Además de varias exposiciones, en el libro están sus obras. ¿Qué le aporta la pintura?

R: La pintura ha sido muy importante toda mi vida. Pinto desde que era un crío, desde antes de tocar un instrumento. Yo empecé arquitectura por el arte y la plástica. Estuve unos años en diseño gráfico, dibujé cómics… Siempre he estado cerca a ese mundo y desde hace años me lo tomé más en serio. La pintura en los últimos años ha sido la actividad que más tiempo me ha ocupado. Tanto que cuando paso un tiempo, como estos tres meses de gira con Duncan Dhu, sin pasar por mi estudio me empiezo a sentir inquieto y me da remordimiento de conciencia. Siento que en el sitio donde tengo que estar es en el estudio pintando.

P: Hablando de la última gira de Duncan Dhu, que terminó en septiembre, ¿cómo es volver y encontrar a esa legión de fans pero estar en otro sitio vital?

R: El retorno de Duncan Dhu ha sido una experiencia muy placentera. Lo hemos cogido con ganas. Lo hemos disfrutado sin ninguna presión. Lo hemos hecho un poco para disfrutar de ello, y ha sido así. Las dos giras han ido muy bien, la banda suena como nunca, el disco estuvo muy bien. Entonces, se ha convertido en una actividad que hacemos por placer. En el público hay gente de nuestra quinta, nostálgicos de los ochenta que hay bastantes (risas), pero también jóvenes que han conocido a Duncan después de que lo dejáramos. Ha sido un reencuentro fácil y placentero, ya te digo.

El músico sigue siendo hoy día en España una especie de cómico ambulante. Tener la música como profesión en España es complicado

P: ¿Y hay planes de futuro?

R: Creo que de continuar serán encuentros esporádicos porque tanto Mikel como yo estamos totalmente inmersos en nuestros proyectos. Es difícil compaginar y que podamos dedicarnos de una manera continua a Duncan Dhu, pero bueno sí pienso que se podrían a hacer proyectos concretos esporádicos. Quién sabe, igual dentro de un tiempo nos da por grabar algo de material nuevo o hacer otra gira en clubes pequeños, que es otra idea que anda por ahí.

P: No sé si lo hablan, pero ¿pesa Duncan Dhu en sus carreras?

R: A veces sí, porque cuando inicias un proyecto lo que quieres es que se hable de tu disco o tu nuevo material, pero siempre es una pregunta inevitable y es normal. A veces sí te gustaría soltar amarras, olvidarte y que el mundo se olvide un poco, pero sé que es imposible y tampoco tenemos mayor problema con ello. Yo lo que intento separar mucho mi trabajo, realmente lo está en cuanto temática, forma y en todo. En mi caso no es difícil separarlo y el público también es diferente.