En la mente de un dios violador, el caso Strauss-Kahn
'Dios K' lleva al teatro los polémicos episodios relacionados con supuestos abusos sexuales que salpicaron al expresidente del FMI y exministro de Economía francés
Escena interior: 14 de mayo de 2011. Suite 2806 del Hotel Sofitel de Nueva York. Dominique Strauss-Kahn y Nafissatou Diallo. Él, el todopoderoso presidente del Fondo Monetario Internacional. Ella, una inmigrante guienana llegada a Estados Unidos y encargada de la limpieza de las habitaciones del hotel. Se encuentran.
Escena más interior: Mente de Dios K. ¿Qué pasó dentro de esa cabeza para que desencadenara el llamado caso Strauss-Kahn por el que fue acusado de agresión sexual? 'Dios K' llega ahora a la Cineteca de Matadero Madrid (del 24 de febrero al 20 de marzo) para ir más allá del conocido escándalo e intentar bucear en la mente de DSK, o de Dios K.
El caso es de sobra conocido. El expresidente del FMI, exministro de Economía francés y candidato socialista hasta entonces a las Presidenciales de 2012 fue acusado de agresión sexual, detenido en el aeropuerto JFK de Nueva York, arrestado en su casa y, tras copar las portadas de la prensa de todo el mundo, finalmente llegó a un acuerdo económico con Diallo. El asunto se zanjó, aunque provocó que salieran nuevos casos como un acusación por proxenetismo, de la que salió absuelto, y otra en curso por desvío de fondos.
'Dios K' se basa en la novela 'Karnaval' de Juan Francisco Ferré (ganadora del Premio Herralde 2012) y pretende explicar qué pasó y cómo era Dios K antes del juicio. Escrita por Antonio Rojano e interpretada por Alberto Jiménez y Mona Martínez, la obra excede la anécdota y replantea una nueva disección de este escándalo político, económico y, sobre todo, mediático, a la par que ahonda en el abuso de poder. "Descubrí que había muchos más temas dentro de esta novela, sobre todo el abuso de poder pero también, además del acto de esta supuesta violación, la novela intenta bordear el acontecimiento en una especie de búsqueda desesperada de la verdad", explica Rojano.
Por eso, la obra (que nació en un seminario del Festival Frinje) viaja a la cabeza de Dios K, ese súper hombre o ese dios griego intocable, y plantea interrogantes referentes al abuso y la concepción machista del hombre, la sociedad capitalista o los juicios mediáticos. Todo planteando como un juicio público en el que toman partido (en off) desde Shakespearehasta Bloom o Houllebecq y plagado de referencias a 'El mago de Oz'.
"En un primer momento nos planteamos qué había pasado en la cabeza de esta persona en el momento en el que sale del baño del hotel y fuerza a esta mujer. Nos planteábamos qué abismo aparece en ese instante. Como esa pregunta no se puede responder, todo el proyecto está planteado como una hipótesis: en ese segundo pasa toda la obra en su cabeza. Evidentemente no es el caso real. Es una hipótesis en la que, además, se abre la posibilidad de qué hubiera pasado si no la hubiera forzado", asegura el director de la obra, Víctor Velasco.
El paradigma del súperhombre
"Dios K' es el hombre contemporáneo, el paradigma del triunfador, rico, poderoso, liberal y follador", le define Velasco. Así es... hasta que un día su yo más íntimo sale a la luz. El director critica también esa concepción estereotipada del hombre de la sociedad actual. "Ellos dicen no a la mujer natural, no a la mujer madre, no a la mujer compañera, no a la mujer esposa... Ellos dicen sí a la mujer no-natural, sí a la mujer no-madre, sí a la mujer bursátil... Al fin y al cabo, necesitáis a una mujer que podáis revalorizar o devaluar como a la divisa de un país africano", le espetan a Dios K en la obra.
"Dios K' simboliza muchas cosas. La erótica del poder es una de ellas, pero también la dinámica de éxitos y fracasos del mundo en el que vivimos. Me impresionó mucho que después de todo esto en los medios de comunicación hablaran de él en pasado. Es como si el personaje público hubiera muerto a partir de aquí, y esto resume muy bien la dinámica de esta sociedad en la que solo puedes tener éxito absoluto o desgracia absoluta. Un mundo de héroes o villanos", analiza Velasco, que también ha querido ofrecer en este psicoanálisis a un personaje humanizado, al estilo de las tragedias griegas.
La explotación es la única forma de horror y depravación que toleramos sin escandalizarnos ni rasgarnos las vestiduras, ¿y sabe por qué? Porque no la vemos
Pero la obra también explora la sobreexposición de los hombres en la era de las redes sociales y algo tan actual como los juicios mediáticos ante cualquier caso de (supuesta) actualidad y el status quo de los acusadores/opinadores. Lo explica Rojano: "El juicio mediático está muy presente en la novela y en la obra. Es algo que vemos cada día con cualquier escándalo con el orden político o, ahora, con el Ayuntamiento de Madrid. Hablamos de esa marejada de voces que opinan y juzgan desde su lugares de poder los de medios de comunicación. El teatro es el lugar ideal para construir porque el juez termina siendo el público"
La realidad económica, la crisis y España no escapan tampoco en la disección del neocapitalismo que hace 'Dios K'. Desde las cartas que el protagonista escribe a Barack Obama, Christine Lagarde o Rodrigo Rato para que le ayuden a salir de esta acusación hasta las medidas económicas tomadas por el FMI contra Grecia, de las que se dice contrario y a las que califica de "un daño innecesario" que otras potencias querían causar al país al igual que a Italia o España -no podía faltar tampoco la teoría del complot-. Mejor lo explica Dios K: "Oí hablar mucho del fist-fucking, señora. Sobre todo a mis colaboradores más críticos. Acusaban a nuestra institución y a sus líderes de haberlo practicado con muchos países. Lo que el capitalismo le hace a la gente, mire usted, esa es la verdad que quiero comunicarle. La explotación es la única forma de horror y depravación que toleramos sin escandalizarnos ni rasgarnos las vestiduras, ¿y sabe por qué? Porque no la vemos". O sí.
Escena interior: 14 de mayo de 2011. Suite 2806 del Hotel Sofitel de Nueva York. Dominique Strauss-Kahn y Nafissatou Diallo. Él, el todopoderoso presidente del Fondo Monetario Internacional. Ella, una inmigrante guienana llegada a Estados Unidos y encargada de la limpieza de las habitaciones del hotel. Se encuentran.