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'Rinconete y Cortadillo', el ADN español ladrón y corrupto que ya señaló Cervantes
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'Rinconete y Cortadillo', el ADN español ladrón y corrupto que ya señaló Cervantes

Santiago Molero y Rulo Pardo -SeXpeare- protagonizan esta adaptación de la novela ejemplar de Cervantes escrita por Alberto Conejero y dirigida por Salva Bolta

Foto:  Santiago Molero y Rulo Pardo, como Rinconete y Cortadillo. (Daniel Pérez)
Santiago Molero y Rulo Pardo, como Rinconete y Cortadillo. (Daniel Pérez)

España no ha cambiado tanto. Aquí siguen instalados los pícaros y los Monipodios. Los pobres y los corruptos. Lo escribió Miguel de Cervantes pero parece que no le escuchamos, o al menos solo cuando hay un centenario. "Y así, se deja para otra ocasión contar su vida y milagros, con los de su maestro Monipodio, y otros sucesos de aquellos de la infame academia, que todos serán de grande consideración y que podrán servir de ejemplo y aviso a los que las leyeren".

Este es el final de 'Rinconete y Cortadillo', que se estrena en los Teatros del Canal este miércoles y se podrá ver hasta el 13 de marzo. Santiago Molero y Rulo Pardo, es decir SeXpeare, protagonizan esta tragicómica y divertida versión de la novela ejemplar cervantina, escrita por Alberto Conejero y dirigida por Salva Bolta.

La obra toma como punto de partida el final abierto que dejó Cervantes para la historia de estos dos rufianes -"y les sucedieron cosas que piden más luenga escritura", termina- para elucubrar sobre qué habría pasado si Pedro del Rincón y Diego Cortado hubieran existido en realidad. Y lo que ocurre es que ambos están dispuestos a ajustar cuentas con Cervantes por haberles amargado la existencia con esa imagen (según ellos, distorsionada) de pícaros. Quieren limpiar su nombre y, encerrados en 'Las Meninas' de Velázquez, están dispuestos a contar al rey Felipe (al IV, no a nuestro VI, aunque la broma les da bien de sí) su verdadera historia o, más bien, la historia que debería haber escrito Cervantes.

"Ese final abierto es una puerta para poder explorar las capas que tiene la novela, que tiene que ver con el propio género de la picaresca, de cómo nos reímos de repente de una historia que en verdad es terrible: la de dos niños de los caminos que tienen que robar y llegan a un lugar, donde el robo está institucionalizado, que les supera. Y hemos propuesto un juego muy cervantino sobre qué sucedería si Rinconete y Cortadillo hubieran existido de verdad", explica a este periódico Alberto Conejero.

Repleta de humor, sarcasmo y crítica social, esta oportuna y afilada versión va desgranado la historia de estos dos desgraciados ladronzuelos (ataviados con tijeras y cartas) desde que se conocen en una venta de Toledo hasta que llegan a Sevilla y se topan con Monipodio, así como su búsqueda incansable de Cervantes (le encuentran en el Café Gijón, pero no pueden matar a 'su padre' -a lo Darht Vader-) y del rey para que prohiba su novela. Pero lo más interesante es la conexión de nuestra realidad con la que describió Cervantes en el Siglo de Oro. "Cervantes asoma a dos pícaros al verdadero corazón de la corrupción, que no son los Lazarillos ni los Rinconetes ni Cortadillos. Son la mafia institucionalizada en las ciudades, muy beatos, dentro del tejido de la sociedad, y muy tolerados. A mí eso me parece absolutamente contemporáneo", asegura Conejero.

Estamos en una época llena de Monipodios en los despachos, donde si llevas una buena camisa parece que puedes robar y, sin embargo, si robas para sobrevivir te caen todos los golpes a la espalda

Por eso es hilarantemente trágica la escena de la academia del Memorial de Agravios Comunes. Si Cervantes hablaba del robo consentido y controlado de Monipodio y sus secuaces, de los favoritismos y palos, hoy ambos protagonistas van desgranando la grave situación política y social que azota España citando desde a Rita Barberá hasta los Pujol, los desahucios, la valla de Melilla o los sobres en B.

"Están con los pies en Rinconete y Cortadillo pero conectados hacia nuestro presente y atravesando la realidad de muchas cosas que tienen que ver con Cervantes y con nosotros. Quiero creer que eso debe ser parte de nuestra naturaleza patria. Sí forma parte de nuestro ADN ser Monipodios y Rinconetes y Cortadillos, y ser unos parias y unos pobres y tener delincuentes organizados", afirma Salva Bolta. Igual piensa Conejero, quien añade que en realidad "estamos en una época llena de Monipodios en los despachos, donde si llevas una buena camisa parece que puedes robar y, sin embargo, si robas para sobrevivir te caen todos los golpes a la espalda".

La moda de Cervantes

Para Bolta, llevar 'Rinconete y Cortadillo' al teatro era necesario porque la obra "estaba pidiendo algo más". De ahí nace la necesidad de hablar de estos dos "héroes patéticos, para los que es imposible superar su propio destino, y el destino es trágico lamentablemente. Llevan toda la vida peleando pero no pueden dejar de ser unos miserables", cuenta. Ellos mismos, de hecho, se retratan sobre el escenario primero como "una catástrofe con dos cabezas", como Los Pecos de la picaresca después. "Nosotros robamos para comer. Somos la clase baja de los ladrones, las pulgas de este país llamado España, los únicos que pisamos la cárcel", dicen.

placeholder 'Rinconete y Cortadillo' en su estreno en el Teatro Echegaray de Málaga (Daniel Pérez)
'Rinconete y Cortadillo' en su estreno en el Teatro Echegaray de Málaga (Daniel Pérez)

Estos son los mensajes que nos legó Cervantes y que suenan hoy demasiado actuales. La celebración del IV Centenario de la muerte del escritor alcalaíno está demostrando que su obra es interesante, actual y divertida, y no esa losa que tantos le imponen. ¿Las pruebas? Este 'Rinconete y Cortadillo' o el reciente 'Cervantina', de Ron Lalá. El problema, a la luz de los casos de corrupción, es que parece que no aprendemos. "No sé si aprendemos. Quizá no se trata de aprender sino de explotar y reventar con eso de una vez. Hacer de eso una catástrofe y ver si hay algo detrás", opina.

La realidad es que estamos hablando de Cervantes porque es lo que hay esta temporada en el escaparate. No es cultural, es una moda ahora mismo

¿Y después de las conmemoraciones? "La realidad es que estamos hablando de Cervantes porque es lo que hay esta temporada en el escaparate, dentro de dos temporadas el pantalón estrecho no se llevará, se llevará el ancho y los estrechos se quedarán en los armarios. No es cultural, es una moda ahora mismo y todo eso de la celebración, del Gobierno si está o no, de las instituciones... Todo eso de los eventos y las celebraciones es una cosa que se parece de lejos a la cultura. La cultura tiene que ver con la educación desde mi punto de vista, y eso se hace poco a poco. No tiene resultados inmediatos, pero a la larga sí", analiza Bolta.

Apunta el director que este olvido se debe a "una cuestión cultural y educacional", y añade que el problema es que "lo que no funciona bien es la educación". A pesar de que las comparaciones sean odiosas, España se mira estos días en Reino Unido y los fastos por el IV Centenario de la muerte de Shakespeare. Bolta señala a este respecto: "Yo quiero creer que Inglaterra es de otra manera porque hay una educación y nadie tiene que decir que es el momento de celebrar porque se lleva en el ADN. Para meter las cosas en el ADN, hay que hacerlo a través de la educación y no del escaparate". Y esta obra ayuda a ello en muchos sentidos.

España no ha cambiado tanto. Aquí siguen instalados los pícaros y los Monipodios. Los pobres y los corruptos. Lo escribió Miguel de Cervantes pero parece que no le escuchamos, o al menos solo cuando hay un centenario. "Y así, se deja para otra ocasión contar su vida y milagros, con los de su maestro Monipodio, y otros sucesos de aquellos de la infame academia, que todos serán de grande consideración y que podrán servir de ejemplo y aviso a los que las leyeren".

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