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Marina Picasso purga la mala relación que tenía con su abuelo vendiendo sus cuadros
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quiere vender algunos sin intermediarios

Marina Picasso purga la mala relación que tenía con su abuelo vendiendo sus cuadros

Quince años de terapia para disecar los tristes recuerdos que Marina Picasso acumulaba sobre su familia no han sido bastantes. La mala relación de la nieta

Foto: Marina Picasso, en una imagen de archivo
Marina Picasso, en una imagen de archivo

Quince años de terapia para disecar los tristes recuerdos que Marina Picasso acumulaba sobre su familia no han sido bastantes. La mala relación de la nieta del pintor con sus más allegados ha motivado la puesta en venta de algunos de los 300 cuadros que heredó de su abuelo cuando tenía sólo 20 años. “Respeto a mi abuelo y su posición como artista. Yo era su nieta y heredera, pero nunca ocupé su corazón”, afirma con cierto rencor en ‘The New York Post’.

Llena de resentimiento hacia su familia, Marina Picasso define la relación con su abuelo de la misma manera en que lo hizo años atrás al publicar sus memorias en 2001 (‘Picasso: mi abuelo’, Plaza & Janés). El poco apego personal de esta mujer de 64 años por uno de los grandes pintores españoles más conocidos es lo que la ha llevado a desprenderse de algunas obras firmadas por el artista malagueño, algo que ha “asustado” a los comerciantes y subastadores de arte por la manera en la que se realizarán las ventas: sin intermediarios y entre particulares.

Su estrategia para deshacerse de los lienzos ha sorprendido a los expertos. Puede convertirse en un arma de doble filo que beneficie o repercuta negativamente a los compradores particulares. Por un lado, los poco versados en la compraventa de arte podrían desconocer la valoración exacta de los cuadros y ofrecer cifras que no se ajusten a la realidad. Por otro, ahorrarse el porcentaje que cobran las casas de subastas en estas transacciones resultaría bastante ventajoso.

Marina aún no ha decidido la cifra exacta de cuadros que dejarán de formar parte de su patrimonio, pero sí tiene claro que el primero en abandonar su hogar será el titulado ‘La Famille’, un retrato pintado en 1935 en el que se muestra una familia rodeada de un árido paisaje. “Es simbólico porque nací en una gran familia, pero era una familia que no era tal”, recuerda Marina Picasso. El total recaudado se calcula en torno a los 175 millones de euros, aunque esta cifra puede variar en función de cuántas obras ponga a la venta.

Los beneficios se destinarán a obras filantrópicas

Los ingresos que la nieta de Picasso consiga con la venta de los lienzos irán a parar a varios proyectos con los que colabora: “Es mejor para mí vender las obras y utilizar el dinero distribuyéndolo en causas humanitarias”. Entre sus ideas está la financiación de un hospital pediátrico en Vietnam (lugar de procedencia de sus tres hijos adoptados) y una unidad psiquiátrica para adolescentes franceses en situaciones de crisis.

El año pasado, Marina Picasso donó 1,5 millones de euros a una fundación del Hospital de París. Con lo que consiga a través de las ventas de los cuadros, la nieta de Pablo Picasso continuará con sus actuaciones benéficas, a las que se siente muy unida por el pasado humilde que le tocó vivir: “Fue muy difícil llevar este apellido y no tener una vida económica fácil”.

Según el testimonio de Marina, desde niña vivió en la pobreza junto a su padre Paul y su madre Olga, rogando por que su abuelo les mandara alguna asignación y así poder sobrellevar el día a día. A través de las ventas que va a realizar, la heredera de más de 10.000 obras de Picasso intenta hacer frente a un pasado lleno de rencor que pintó las paredes de su hogar con brochazos de resentimiento.

Quince años de terapia para disecar los tristes recuerdos que Marina Picasso acumulaba sobre su familia no han sido bastantes. La mala relación de la nieta del pintor con sus más allegados ha motivado la puesta en venta de algunos de los 300 cuadros que heredó de su abuelo cuando tenía sólo 20 años. “Respeto a mi abuelo y su posición como artista. Yo era su nieta y heredera, pero nunca ocupé su corazón”, afirma con cierto rencor en ‘The New York Post’.

Pablo Picasso