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"El juez me felicitó por tener 47 años y una banda de rock 'n' roll"
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El cantante de Reincidentes explica su arresto en EEUU

"El juez me felicitó por tener 47 años y una banda de rock 'n' roll"

El cantante de Reincidentes rememora su peripecia judicial tras ser detenido en Miami con "unas cervezas de más"

Foto: Fernando Madina, en el centro, durante la rueda de prensa que ofreció ayer en Madrid (EFE)
Fernando Madina, en el centro, durante la rueda de prensa que ofreció ayer en Madrid (EFE)

Ataviado con una camiseta de los desaparecidos Barricada, pegó un suspiro cuando se sentó delante de una decena de micrófonos. Fernando Madina, bajista y vocalista del grupo Reincidentes, se disponía a contar este miércoles por la tarde en un local del madrileño barrio de Lavapiés la "surrealista historia" -como la calificó su manager- que sufrió el pasado fin de semana entre el aeropuerto y una cárcel de Miami. Admitiendo estar todavía en estado de shock, narró cómo "unas cervezas" supusieron, no sólo la cancelación de su concierto en Quito ante el presidenteRafael Correaen el Festival Mundial de la Juventud, sino el inicio de un camino lleno de "vejaciones" y cuyo único protagonista coherente fue un juez... quien terminó felicitándole por "tener 47 años y una banda de rock 'n' roll".

"Íbamos a estar tres horas y media en Miami así que, no sólo como cualquier banda de rock 'n' roll, si no como cualquier persona puede hacer, nos comimos una hamburguesa y pedimos alguna cerveza. La última nos la acabamos al lado de la puerta de embarque para tener controlado el tiempo. Llegó el momento de entrar en el avión y una tripulante de American Airlines me dice que el resto del grupo puede entrar pero yo no. Soy una persona que hablo alto, haciendo aspavientos y, encima, soy alto, así que se me ve bien". Apesadumbrado, comenzaba a relatar su historia intentando poner en situación detalles de la escena con la que comenzó su odisea.

Bienvenido al infierno

Sin restar culpabilidad por haber ingerido alguna cerveza, (ni más ni menos que el resto de las que pudo beber otros miembros de la banda) explicó que olía alcohol "porque acabo de dar un trago a una cervecita". Dicho trabajador de American Airlines consideró que no podía subirse a un avión por lo que le exigió que esperase al siguiente vuelo. "Y me senté, pero en un minuto y medio comencé a pensar si me dejarían volar en el siguiente o iría lleno... el concierto en Quito era muy importante porque estamos de presentación del disco Aniversario y lo íbamos a hacer ante miles de personas y hasta el presidente Correa. Así que le pedí, por humanidad, que me dejara coger el vuelo porque eran motivos profesionales".

A continuación, se encendió la mecha al escuchar Madina cómo "le importaba un pito yo y mi familia, pero me lo dijo en otros términos. Con lo que, enrabietado, le dije que era un ruin y que siempre pasaba lo mismo en este país. Tiré mi bolsa al suelo y cuando le hice un gesto de que estaba loco (poniendo su dedo índice en la sien) noté unas manos en hombros y muñecas". La seguridad del aeropuerto entró en acción y al vocalista de este grupo que lleva 30 años en la carretera le mandaron a una comisaría del propio aeropuerto y de allí a una cárcel.

Todo esto sucedió el viernes día 6. "Ya sabemos que el sistema penitenciario de EEUU actúa bajo el principio de que tú eres el culpable hasta que se demuestre lo contrario. Y no me dejaron ni hacer una llamada, ni me pusieron un traductor para comprender todo bien, ni me dieron ningún tipo de explicación". Y en esa situación de incertidumbre hizo noche en lo que los estadounidenses llaman un correccional... "eso era una cárcel".

A la mañana siguiente, "con la misma ropa, nos trasladaron a una sala a unos 85-90 personas para hacernos un juicio rápido por videoconferencia". Y, de repente, "una chica enfadada aparece y nos echa a golpes de la sala diciendo que ya no había más juicios. En ese momento supe que no iba a haber concierto en Quito y me empecé a preocupar por cosas más importantes, como que ni mi familia, ni mi pareja, ni el grupo sabía nada de mí porque no me habían dejado llamar en todo este tiempo".

Estaba asustado. Me pusieron un traje vejatorio de esos naranjas

"Estaba asustado. Me pusieron un traje vejatorio de esos naranjas y, antes de meterme en una celda, me pusieron un vídeo de cómo actuar ante el caso de sufrir una posible violación... y me metieron en una celda con un gay cubano que le habían detenido por malos tratos a su novio. Aquí estuve cerca de quebrarme pero en esos momentos no puedes, porque no".

Y su 'hogar' para la noche del pasado sábado fue un habitáculo "de 2x3, con la letrina al lado, sin mantas, sin almohadas y con bastante frío. Además, no te dejaban dormir porque cada dos horas te despertaban para hacer revisión y tampoco me habían dado de comer. Era un pequeño infierno que sólo había visto en las películas".

Por si fuera poco y aderezando con toques de Hollywood, no faltaron los 'polis mafiosos' puesto que descubrió los llamados "fiancistas ilegales. Había un par de presos que, encargados por el vigilante, iba celda por celda pidiendo más dinero del que decía la fianza para agilizar los trámites".

Luz al final del túnel

El domingo lo pasó en esas condiciones y el lunes por la mañana, por fin, comenzó a ver la luz cuando fue atendido por "un juez de raza blanca de entre 65 y 70 años en la videoconferencia que no pude hacer dos días antes. Era la primera persona en tres días que me dio los buenos días y le conté todo". El juez, al escuchar su testimonio, señaló que "el caso queda anulado... y le felicito desde esta corte por tener 47 años y una banda de rock. Y pensé... anda que si llega a ver a Rosendo...". La sala de prensa, curiosamente habilitada para la ocasión en la calle de la Fe, tras minutos intensos escuchando esta historia, por fin relajó la mandíbula para soltar una carcajada.

Me soltaron a otra celda con un esquizofrénico dominicano y me dejaron jugar al baloncesto con un negro alto

Ahí no terminó todo. "Me soltaron a otra celda con un esquizofrénico dominicano y me dejaron jugar al baloncesto con un negro alto. El juez me dijo que quedaba libre a las 9 de la mañana y no salí de allí hasta las 8 de la tarde, donde vi al cónsul español y a Carlos (otro miembro de la banda). Por cierto, que me devolvieron todas mis pertenencias menos un piercing y mi cartera... donde tenía hasta la tarjeta del Mercadona".

Tanto Fernando como el cónsul, se quedaron estupefactos no sólo por la "surrealista historia", si no porque el músico abandonó el centro penitenciario sin ningún tipo de papel. "Sólo hay constancia de que he estado allí porque hay una foto mía por internet cuando me ficharon y nada más. Quizás es porque los que te han metido allí no quieren ningún rastro para no ser demandados... pero serán demandados y ya hay unos abogados en Sevilla trabajando para ello".

Esa misma noche durmió en Miami y al día siguiente tomó un vuelo hasta Madrid vía Berlín. Tras una noche en la capital española, el miércoles a las 18 horas se subió en el AVE rumbo a su ciudad, Sevilla, dando las "gracias" por toda la atención recibida en España y asegurando que "si volvemos a latinoamérica será en vuelos directos porque en EEUU no se nos ha perdido nada".

Ataviado con una camiseta de los desaparecidos Barricada, pegó un suspiro cuando se sentó delante de una decena de micrófonos. Fernando Madina, bajista y vocalista del grupo Reincidentes, se disponía a contar este miércoles por la tarde en un local del madrileño barrio de Lavapiés la "surrealista historia" -como la calificó su manager- que sufrió el pasado fin de semana entre el aeropuerto y una cárcel de Miami. Admitiendo estar todavía en estado de shock, narró cómo "unas cervezas" supusieron, no sólo la cancelación de su concierto en Quito ante el presidenteRafael Correaen el Festival Mundial de la Juventud, sino el inicio de un camino lleno de "vejaciones" y cuyo único protagonista coherente fue un juez... quien terminó felicitándole por "tener 47 años y una banda de rock 'n' roll".

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