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"Las ventajas fiscales son decisivas para el mecenas"
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JULIÁN ZUGAZAGOITIA ACLARA QUE LA CONCIENCIA ES IMPORTANTE, PERO LAS EXENCIONES MÁS

"Las ventajas fiscales son decisivas para el mecenas"

El perfil de la página web del museo que dirige en Kansas, el Nelson-Atkins Museum of Art, cuenta someramente la trayectoria de este gestor cultural mejicano,

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"Las ventajas fiscales son decisivas para el mecenas"

El perfil de la página web del museo que dirige en Kansas, el Nelson-Atkins Museum of Art, cuenta someramente la trayectoria de este gestor cultural mejicano, que ha recorrido medio mundo y trabajado en las principales instituciones dedicadas al arte, como en el Guggenheim de Nueva York como asistente del director, como director del Museo del Barrio de la misma localidad o que se formó en la Escuela del Louvre y en la Sorbona de París. Datos que hablan de su preparación y méritos. Pero también cuenta que está casado y tiene dos niños, de 6 y 10 años e, incluso, ayuda al más curioso de los norteamericanos a pronunciar su apellido: “HOO-lian SZU-ga-sa-GOY-tee-ah”.

Esto es América, donde el perfil humano del director de la institución puede ayudar a conseguir más fondos para la buena marcha de la misma. Eso es lo que le ha traído a Madrid, invitado por los Amigos del Museo del Prado, a las jornadas sobre mecenazgo y arte que desarrollan estos días para ver si aprendemos algo del modelo de financiación hacia el que los gobiernos estatal y autonómico han orientado los museos y centros de arte españoles, tras los recortes de las ayudas públicas.

Julián Zugazagoitia es un director atípico en España. Se desenvuelve con las artes de un diestro orador, tiene una visión práctica de la gestión de las artes y la cultura que le lleva a pensar qué le falta a su sector para conseguir tanto dinero como el que obtienen los deportes. Cómo hacer que su mensaje, el de las artes, sea más sencillo y que la gente lo entienda “con la claridad que nosotros lo entendemos”. No se lamenta, busca soluciones: necesita implicación por parte de la sociedad, busca un discurso que legitime el apoyo a las artes.

Durante esta conversación en la terraza del Museo del Prado apenas hablamos, como se verá, de proyecto artístico, como es cada vez más habitual. Las protagonistas de la charla fueron las cuentas. Pero lo acepta, porque como director de un museo dedica más tiempo a recaudar que a las musas. Como él mismo resume, sus objetivos son dedicarse a la parte económica para que la parte artística sea posible. “El sueño es una gran exposición, una gran adquisición, una gran restauración. Eso es lo que nos levanta todos los días para buscar a gente que nos apoye económicamente y lograrlo”.  

¿Las ventajas fiscales son el primer paso para fomentar esa filantropía?

Mi experiencia en EEUU dice que las ventajas fiscales son decisivas. El estatuto mismo del museo es un estatuto fiscal, que tiene las siglas de 501C3, que rige a todos los museos privados-públicos, es decir, que son una iniciativa privada para el beneficio público. Esa ley fiscal nos permite eximir de impuestos y recibir donativos.

¿La desgravación es 100%?

Sí. A cambio recibimos donativos, pero los donantes casi nunca me preguntan cuánto se va a poder desgravar. Creo que los norteamericanos son muy sofisticados en este aspecto, porque por encima de la desgravación está su compromiso con el apoyo a la cultura. Es el American Way, la cosa del Giveback. Tengo donadores que contribuyen y luego se arreglan con sus fiscalistas.

En España parece que no hay motivaciones para la filantropía, pero tampoco tenemos unas ventajas fiscales como las que comenta. ¿De qué manera se puede empezar a construir un nuevo paradigma cuando las ayudas públicas caminan hacia la desaparición y la aportación privada escasea?

Las ventajas fiscales son necesarias. En un momento en el que los impuestos son muy importantes, pero esa desgravación es, en realidad, un impuesto directo, porque es el individuo quien decide dónde va su dinero. Es dinero que regresa al Estado, pero ellos toman la decisión y eso les satisface. En el modelo americano cuenta la visibilidad, el liderazgo social, etc. La conciencia se puede crear pero al mismo tiempo hay que dar ventajas y satisfacciones.

¿Es importante la transparencia en los museos para pedirle a la sociedad que les ayude?

Creo que siempre se podría ser más transparente, pero lo importante es la noción de honrar la intención del donador. El donador con el que se fundó el museo que dirijo estableció en su testamento que no comprásemos obras de artistas que no llevaran muertos más de 30 años. Pero el museo ha crecido tanto que tenemos más aportaciones que únicamente su donativo. Con su aportación compramos con esa clausula, pero tenemos las otras donaciones y compramos bajo otros requisitos. La idea básica es honrar las intenciones de los donantes. Es la manera de aplicar y de mantener el espíritu de ese regalo. Hay donantes para quienes saber que su donativo es importante porque permite que la entrada sea gratuita o que gracias a él podamos restaurar una obra de arte o un programa educativo.  

En este paso que damos hacia otro paradigma, los museos llaman con más empeño que nunca a que la gente acuda a sus centros y compre una entrada. Eso irremediablemente provoca una programación con otros intereses. ¿Es una desventaja que los museos cambien su conciencia de investigación por la de la popularización?

Esta es una de las polarizaciones que no son ni útiles ni necesarias, porque las propuestas más sofisticadas pueden llegar a ser también las más populares. No creo que un museo baje la guardia de la calidad del servicio que deben dar con todas sus colecciones.

Bueno, aquí, cerca del Prado, se ha llegado a mentir al público para reclamar su atención y su entrada.

Todos queremos que el arte sea más visitado. Todos los gestores estamos pensando cómo equilibrar el programa para que algo que tiene un acceso más complicado esté a la par de algo que sea más reconocible, más popular, más…

¿Más “impresionable”?

Exacto, en el momento en que tenemos impresionistas, oro o Tutankamon ya tenemos éxito seguro. Sí, pero al tiempo puedes programar otra cosa. Todos los museos vivimos con ese tipo de contradicciones.

¿Y en los EEUU los museos no sufren recortes?

Ahora, el problema al que nos enfrentamos es que somos cuestionados por nuestro estatuto de instituciones sin fines lucrativos que no pagan impuestos. En este momento en que se necesita recaudación se preguntan por qué los museos no tributan. Hacemos muchas cosas con educación y por eso estamos legitimados. Pero empiezan a erosionar y a cuestionar ese estatuto y si los donativos de obra de arte tendrían que ser desgravables por completo. Esa ecuación que nos ha permitido sobrevivir se está poniendo en duda en estos momentos, además no tenemos ministerio de cultura

Créame: eso tampoco salvaría a la cultura norteamericana de ser cuestionada.

Ya. El ideal sería una combinación en la que la sociedad civil y también el Estado apoyaran al museo.

¿Entonces cuál es el mayor enemigo de ese bien público?

Los enemigos son múltiples. Pero creo que el mayor problema es que no hemos encontrado solución, porque quienes estamos en el arte no hemos terminado de articular los argumentos sobre los beneficios del arte como para que no sean cuestionados.

¿Hace falta un buen lobby?

Hace falta un buen lobby, sin duda. Ayer recibí un correo del grupo de directores de museos de EEUU, en el que se pedía que nos uniéramos para mandar cartas a los legisladores porque nos están atacando y cuestionando nuestra labor… La gente del arte estamos tan convencidos de lo que hacemos y tan apasionados, que acabamos haciendo el ridículo: “El arte es necesario, porque es genial”. Cuando uno está frente al político que tiene que decidir a quién le recorta si a la policía, al hospital, a la biblioteca o al museo esto no sirve para nada.

¿Cuál es el consejo que daría a España en este momento de cambio de financiación de la cultura?

El cambio a un modelo privado es inevitable, pero en los últimos años hay más patrocinadores en España dispuestos a invertir, como La Caixa con sus instituciones…

Eso es algo muy curioso de este país, porque cuando una empresa tiene dinero para la cultura y obra social crea su propio museo en vez de invertir en otros.

En EEUU también vivimos la proliferación de museos individuales: el coleccionista que ha amasado un gran tesoro y en vez de ligarse a una institución ya existente hace su propio centro para mayor gloria. Esto es así desde los Medici hasta Getty. Cuanta más oferta cultural exista, mucho mejor. Sería importante apoyar a instituciones ya existentes en la medida de lo posible, pero cada uno ocupa su propio espacio.

¿Y cuál es el de España?

Debemos articular las razones para seguir apoyando a las artes. Porque eso es lo que hace que uno venga a España. Uno viene a este país a ver su arquitectura, su pintura, Greco, Goya, porque es lo que hoy hace que sigamos viendo a España de otra manera. Esa es su peculiaridad y su reclamo. Debemos saber apoyar eso: España sigue siendo una nación con creadores. Si no se invierte en esas herramientas, que son las que hacen de este país algo relevante, vamos mal.

¿Quiere decir que si España es relevante en el mundo es por su patrimonio?

Si. Y por su comida. Es por lo que uno piensa en España.  

El perfil de la página web del museo que dirige en Kansas, el Nelson-Atkins Museum of Art, cuenta someramente la trayectoria de este gestor cultural mejicano, que ha recorrido medio mundo y trabajado en las principales instituciones dedicadas al arte, como en el Guggenheim de Nueva York como asistente del director, como director del Museo del Barrio de la misma localidad o que se formó en la Escuela del Louvre y en la Sorbona de París. Datos que hablan de su preparación y méritos. Pero también cuenta que está casado y tiene dos niños, de 6 y 10 años e, incluso, ayuda al más curioso de los norteamericanos a pronunciar su apellido: “HOO-lian SZU-ga-sa-GOY-tee-ah”.