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Picasso descubre a su última amante en Valencia
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Picasso descubre a su última amante en Valencia

Jacqueline Roque, la única mujer con la que Pablo Picasso no "acabó mal" y la última de sus amantes, es la protagonista de una serie de

Foto: Picasso descubre a su última amante en Valencia
Picasso descubre a su última amante en Valencia

Jacqueline Roque, la única mujer con la que Pablo Picasso no "acabó mal" y la última de sus amantes, es la protagonista de una serie de linóleos del pintor malagueño que se exhiben por primera vez ante el público en el Centro Cultural Bancaja de Valencia. Picasso linograbador. Retratos de Jacqueline, que se inaugura se inauguró el martes y podrá visitarse hasta el próximo 1 de marzo, pretende ser un reflejo de la relación que Picasso mantenía con las mujeres, una de las facetas más controvertidas de su obra.

La muestra, que apenas recoge seis linograbados -todos ellos de 1962- y un documental sobre la relación del creador con Jacqueline, es "una aproximación muy cercana, un zoom" a una serie concreta del pintor, la más sosegada de las que dedicó a sus amantes, según explicó el comisario de la colección, Juan Carrete, durante su presentación.

La relación de Picasso (1881-1973) con sus mujeres -que entre esposas y amantes llegaron a trece- ha marcado no sólo su biografía, sino su propia obra, y todas ellas fueron un gran estímulo creativo para el pintor. El artista reflejó a sus mujeres en función del estado de ánimo que atravesaba en cada fase de la relación: desde el deseo, a la indiferencia, el dolor e incluso la repugnancia hacia la que una vez fue amada, y a la podía terminar retratando como un cerdo, ha relatado Carrete.

Sin embargo, todos los retratos de Jacqueline, la "única mujer con la que no acabó mal", están ausentes de violencia, reflejan el "sosiego, el "equilibrio y la perfección" que la amante ofreció al artista durante los últimos 20 años de su vida, explicó. Picasso vio en esta joven parisina, casi 50 años más joven que el artista, la belleza de las mujeres españolas, mientras que ella, sumisa y dócil según algunos biógrafos, le proporcionaría la tranquilidad y los cuidados que el pintor necesitó hasta su muerte.

Durante casi dos décadas, Picasso retrató a Jacqueline repetidamente, aunque su año más prolífico, con cerca de 70 retratos, fue 1962, al que pertenecen los seis linóleos expuestos. En ellos, el rostro cubista de la amada encaja dos perfiles, uno femenino y otro masculino, unidos por un beso, y se percibe una mirada y expresión serena, ha añadido el comisario. "Es una exposición de cámara", caracterizada por "la unidad en el tipo de técnica empleada", con la que el Centro Cultural Bancaja pretende dar "una visión exquisita", alejada de otras muestras "más mediáticas", subrayó Carrete.

Las seis estampas editadas por la Galería Louise Liris de París en 1963 fueron realizadas por Hidalgo Arnera el año anterior, con las matrices de los linóleos originales, y pertenecen a la serie de pruebas de artista firmadas por Picasso, sólo ocho de las 35 que se hicieron. En colaboración con Arnera, Picasso empleó la técnica del linograbado, aunque invirtiendo el proceso: en lugar de utilizar planchas para cada uno de los colores empleados en el retrato, según el procedimiento tradicional, utilizaba una sola para todos ellos.

Según Carrete, Picasso "incorporaba la técnica al proceso creativo", de modo que recortaba o reutilizaba los linóleos ya usados y cambiar el color para crear nuevas estampas, lo que le permitió "romper con la idea de prueba definitiva". Estos linograbados nunca antes habían sido expuestos al público, según ha indicado el gerente de la Fundación Bancaja, Miguel Ángel Utrillas, quien avanzó que la colección será itinerante, al igual que anteriores muestras de Picasso pertenecientes a los fondos de la entidad, sin que haya precisado su próximo destino.

La Fundación Bancaja adquirió estas piezas hace un año y medio a la Galería Louise Liris de París, por un precio "puede que superior a los 90.000 euros" cada una de ellas, ya que los linograbados suelen ser "más caros" que los grabados, al ser "menos habituales", precisó Utrillas.

Jacqueline Roque, la única mujer con la que Pablo Picasso no "acabó mal" y la última de sus amantes, es la protagonista de una serie de linóleos del pintor malagueño que se exhiben por primera vez ante el público en el Centro Cultural Bancaja de Valencia. Picasso linograbador. Retratos de Jacqueline, que se inaugura se inauguró el martes y podrá visitarse hasta el próximo 1 de marzo, pretende ser un reflejo de la relación que Picasso mantenía con las mujeres, una de las facetas más controvertidas de su obra.

La muestra, que apenas recoge seis linograbados -todos ellos de 1962- y un documental sobre la relación del creador con Jacqueline, es "una aproximación muy cercana, un zoom" a una serie concreta del pintor, la más sosegada de las que dedicó a sus amantes, según explicó el comisario de la colección, Juan Carrete, durante su presentación.

La relación de Picasso (1881-1973) con sus mujeres -que entre esposas y amantes llegaron a trece- ha marcado no sólo su biografía, sino su propia obra, y todas ellas fueron un gran estímulo creativo para el pintor. El artista reflejó a sus mujeres en función del estado de ánimo que atravesaba en cada fase de la relación: desde el deseo, a la indiferencia, el dolor e incluso la repugnancia hacia la que una vez fue amada, y a la podía terminar retratando como un cerdo, ha relatado Carrete.

Sin embargo, todos los retratos de Jacqueline, la "única mujer con la que no acabó mal", están ausentes de violencia, reflejan el "sosiego, el "equilibrio y la perfección" que la amante ofreció al artista durante los últimos 20 años de su vida, explicó. Picasso vio en esta joven parisina, casi 50 años más joven que el artista, la belleza de las mujeres españolas, mientras que ella, sumisa y dócil según algunos biógrafos, le proporcionaría la tranquilidad y los cuidados que el pintor necesitó hasta su muerte.

Durante casi dos décadas, Picasso retrató a Jacqueline repetidamente, aunque su año más prolífico, con cerca de 70 retratos, fue 1962, al que pertenecen los seis linóleos expuestos. En ellos, el rostro cubista de la amada encaja dos perfiles, uno femenino y otro masculino, unidos por un beso, y se percibe una mirada y expresión serena, ha añadido el comisario. "Es una exposición de cámara", caracterizada por "la unidad en el tipo de técnica empleada", con la que el Centro Cultural Bancaja pretende dar "una visión exquisita", alejada de otras muestras "más mediáticas", subrayó Carrete.

Las seis estampas editadas por la Galería Louise Liris de París en 1963 fueron realizadas por Hidalgo Arnera el año anterior, con las matrices de los linóleos originales, y pertenecen a la serie de pruebas de artista firmadas por Picasso, sólo ocho de las 35 que se hicieron. En colaboración con Arnera, Picasso empleó la técnica del linograbado, aunque invirtiendo el proceso: en lugar de utilizar planchas para cada uno de los colores empleados en el retrato, según el procedimiento tradicional, utilizaba una sola para todos ellos.

Según Carrete, Picasso "incorporaba la técnica al proceso creativo", de modo que recortaba o reutilizaba los linóleos ya usados y cambiar el color para crear nuevas estampas, lo que le permitió "romper con la idea de prueba definitiva". Estos linograbados nunca antes habían sido expuestos al público, según ha indicado el gerente de la Fundación Bancaja, Miguel Ángel Utrillas, quien avanzó que la colección será itinerante, al igual que anteriores muestras de Picasso pertenecientes a los fondos de la entidad, sin que haya precisado su próximo destino.

La Fundación Bancaja adquirió estas piezas hace un año y medio a la Galería Louise Liris de París, por un precio "puede que superior a los 90.000 euros" cada una de ellas, ya que los linograbados suelen ser "más caros" que los grabados, al ser "menos habituales", precisó Utrillas.