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Poesía en México lindo
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Poesía en México lindo

La fascinación por el poeta romántico, atormentado, es una de las constantes en la historia de la literatura. Todo creador que tenga la ‘fortuna’ de perecer

La fascinación por el poeta romántico, atormentado, es una de las constantes en la historia de la literatura. Todo creador que tenga la ‘fortuna’ de perecer a edad temprana, con suficiente obra a sus espaldas y en ominosas condiciones, tiene garantizado su pedacito de eternidad. Y el caso es que Manuel Acuña, reverenciado poeta mexicano, no resulta ser un poeta memorable, pero su vida ha servido, 135 años después de suicidarse, de inspiración al escritor asturiano Pepe Monteserín para construir una novela sobre el amor abnegado y las relaciones entre la literatura y la vida.

Quizá sería, no obstante, más adecuado decir que la relación analizada es entre la literatura y la muerte, porque para Acuña “el dolor era su musa. No se le escapaba ni una muerte, ni una oda [...]. Nació para condolerse, más que para curar. Jamás haría un hexámetro a un rehabilitado, nunca un himno a Lázaro, ni a la panza de su mamacita. La salud era para él una vulgaridad. ¿Médico? Sí, para agonías y extremaunciones” (p. 123). La presencia de la muerte recorre toda la novela, bien en la forma de cementerios donde los poetas se reúnen a honrar a algún muerto -o a la Muerte misma-, bien en el recuerdo de los padres de Celi, o en la presencia apabullante de la calavera historiada de los Chupaderos.

Si Acuña extrae sus energías de la muerte, Celi -la lavandera del título- las extrae de la vida. Aunque el coahuilense es el gran amor de su vida, no pueden ser más distintos. Mientras aquél “falta pronto a su deber”, en expresión de José Martí, Celi o Soledad seguirá sacando brillo a los botones de muchos presidentes de la República mexicana, hasta cumplir el sueño de regresar a la patria chica de sus padres, Bayona y relatar esta historia que es, a la vez, la suya propia, la de Acuña y la de los años convulsos de establecimiento de la República en México, intervenciones norteamericanas y francesas incluídas.

Esta narración de la finitud vencida por el amor está bendecida por un lenguaje vivo, rutilante, que transporta al lector a las calles de Ciudad de México, calles por las que transitan vendedoras de tamales, damas de alta alcurnia, generales golpistas, poetas malogrados. Y, de fondo, una reflexión sobre la creación poética -y, por extensión, literaria- narrada a través de la relación entre Celi y Acuña y del propio oficio de lavandera. En un pasaje ejemplar, Acuña le pide que le limpie unas manchas de café de un poema, y en otro se revelan las múltiples correcciones que el poeta debía realizar para que sus creaciones alcanzaran un nivel aceptable. Y esto es sólo lo más obvio.

El esfuerzo titánico de Monteserín para ubicarse en la perspectiva de una descendiente de españoles, criada huérfana pero en contacto con las más altas personalidades de la cultura y la política mexicanas de aquellos años, lo salva con un clamoroso éxito que, justamente, le ha valido el XIII Premio Lengua de Trapo de Novela. Con mínimos y totalmente excusables errores, realiza un ejercicio de virtuosismo narrativo a todos los niveles, desde la escritura hasta la estructura, y sólo la ineficacia de Acuña, demasiado plano, perjudica a una novela que en algunos pasajes se comporta como una obra maestra.

LO MEJOR: La recreación, lingüística e histórica, del México de mediados del XIX.

LO PEOR: Que Acuña no termina de humanizarse.

La fascinación por el poeta romántico, atormentado, es una de las constantes en la historia de la literatura. Todo creador que tenga la ‘fortuna’ de perecer a edad temprana, con suficiente obra a sus espaldas y en ominosas condiciones, tiene garantizado su pedacito de eternidad. Y el caso es que Manuel Acuña, reverenciado poeta mexicano, no resulta ser un poeta memorable, pero su vida ha servido, 135 años después de suicidarse, de inspiración al escritor asturiano Pepe Monteserín para construir una novela sobre el amor abnegado y las relaciones entre la literatura y la vida.