Es noticia
De regreso a África
  1. Cultura

De regreso a África

Con El mago de las estrellas vuelve el nigeriano Ben Okri a nuestras librerías, tras Riquezas infinitas, editada en 2005 por El Cobre. Mientras, la novela

Con El mago de las estrellas vuelve el nigeriano Ben Okri a nuestras librerías, tras Riquezas infinitas, editada en 2005 por El Cobre. Mientras, la novela que le valió el Booker 1991, La carretera hambrienta, sigue descatalogada a la espera de que sea reeditada en breve por La otra orilla, bajo el título de El camino hambriento. Okri es un claro ejemplo de hibridación de percepción africana y modos literarios occidentales, que sin embargo olvida en esta fábula de dimensiones folletinescas. Más africano que nunca, quiere contarnos su historia con la voz misma de África, que es la voz de los sueños, de los espíritus del bosque y de los antepasados. Por ello, Okri realiza un ejercicio de inmersión en el pasado étnico y mítico de Nigeria en busca de sus propias raíces, también familiares, porque el origen de esta novela está en las historias que su madre le contaba antes de dormir.

La novela -que deja de ser fábula cuando duplica el punto de vista- cuenta la historia de un príncipe, cruce de Siddhārtha y Kirikú, en quien confluyen diversas premoniciones, y la de la doncella a la que conoce de manera epifánica, que pertenece a una tribu nómada de artistas -a través de los cuales revela Okri su poética-. Es la historia de su amor, de la regeneración de las cosas, de la esperanza y de la esclavitud que asoló a los africanos durante siglos y que Okri describe como una plaga, un viento blanco destructor que se lleva a la gente más allá del mar para convertirlos en esclavos, tal y como anunció una misteriosa escultura creada por la tribu de la doncella. La novela se desarrolla con una gran altura poética, emparentada con los grandes mitos fundadores del imaginario africano y con gran relevancia del mundo onírico.

El fantasma que sobrevuela, en todo momento, a los personajes es la falta de libertad. Al príncipe le abruma la presencia de esclavos en su reino o el sometimiento de la mujer cuya fuerza es, no obstante, “la espina dorsal de la tierra”. Tampoco le agradan las formas de opresión del poder sobre los individuos, ni el desprecio de la naturaleza, ni el olvido de los antepasados y los espíritus. Esa desconexión con el pasado, la imposición de unos individuos sobre otros y la sordera del hombre ante las llamadas de los espíritus son la causa de la plaga que destruirá su mundo y que sólo encontrará la salvación a través del amor con la doncella, que se le presenta en sueños y que pertenece a la tribu de los artistas que no ha olvidado cómo ha de escucharse a los espíritus. Sólo así se regeneran las cosas, superando la danza macabra de una destrucción y recuperando el equilibro del hombre y su circunstancia.

Considerado como el principal representante del “realismo mágico africano”, Okri se considera a sí mismo hiperrealista, y un claro ejemplo de ello es esta novela. Como le ocurre a García Márquez -con quien tanto se le ha comparado-, su percepción de la realidad se amplía al reconocer como elementos tangibles sueños y espíritus. De esa manera, se hace presente también tanto la imaginación como la memoria, añadiéndose nuevos niveles de realidad. Así, los espíritus tallan las obras de arte que, como la fábula, revelan el tejido mismo de la realidad; los sueños son claros y determinantes, frente a la vida ‘real’, que resulta confusa e inocua. Desgraciadamente, una imperfecta traducción -que confunde además ‘ablación’ con ‘circuncisión’- nos priva del ritmo que tan importante era, en esta novela, para su autor. A pesar de ello, esta obra sumerge al lector libre de prejuicios en un mundo mágico y fascinante, de espléndida belleza.

LO MEJOR: su prodigiosa imaginación poética.

LO PEOR: la dispersión y prolijidad del relato.

Con El mago de las estrellas vuelve el nigeriano Ben Okri a nuestras librerías, tras Riquezas infinitas, editada en 2005 por El Cobre. Mientras, la novela que le valió el Booker 1991, La carretera hambrienta, sigue descatalogada a la espera de que sea reeditada en breve por La otra orilla, bajo el título de El camino hambriento. Okri es un claro ejemplo de hibridación de percepción africana y modos literarios occidentales, que sin embargo olvida en esta fábula de dimensiones folletinescas. Más africano que nunca, quiere contarnos su historia con la voz misma de África, que es la voz de los sueños, de los espíritus del bosque y de los antepasados. Por ello, Okri realiza un ejercicio de inmersión en el pasado étnico y mítico de Nigeria en busca de sus propias raíces, también familiares, porque el origen de esta novela está en las historias que su madre le contaba antes de dormir.