El Museu Picasso de Barcelona exhibe parte de la colección del museo de Antibes

Un total de 88 obras se exhiben desde este miércoles en el museo Picasso de Barcelona en la exposición Los Picassos de Antibes, que muestra obras que salen por primera vez fuera de los muros del castillo Grimaldi de la población francesa, donde el pintor malagueño tuvo su taller hace sesenta años. Las 88 obras expuestas -esculturas, pinturas, cerámicas y dibujos- forman parte de las colección del Museo Picasso de Antibes que, con motivo de la renovación de sus instalaciones, ha cerrado temporalmente sus puertas.

La obra central de la exposición es La joie de vivre (La alegría de vivir), una pintura alegre y desinhibida, en la que Picasso puso de manifiesto, según el comisario y conservador del museo de Antibes, Jean-Louise Andral, "el talante renovador del artista y su apuesta por la vida".

Protagonista destacada de este cuadro es la figura femenina de su entonces compañera Francoise Gilot, presente en otras obras de la muestra. Picasso se había instalado en el Midi francés en el verano de 1946, cuando recibió del conservador del entonces Museo Grimaldi, Romuald Dor de la Souchere, la propuesta de disponer de una de las salas del castillo como taller.

El artista, entusiasmado con la idea, llegó a afirmar, según recordó Andral: "aquí no sólo voy a pintar para mí. Decoraré el museo". Al aceptar la invitación del museo de Antibes, Picasso inició una nueva etapa en su trayectoria, en la que el artista no sólo realizó pinturas y dibujos, muchos de ellos sobre soportes poco habituales como el contrachapado o el fibrocemento, y con técnicas de tipo industrial como la pintura Ripolin, sino también esculturas y cerámicas.

Espíritu mediterráneo

Todas las obras tienen como denominador común la atmósfera, el espíritu mediterráneo y la 'alegría de vivir', claro reflejo del ambiente que se respiraba en el Midi francés después de la Segunda Guerra Mundial. A través de la exposición, el espectador constata que en esta etapa los protagonistas de pinturas, esculturas, dibujos y cerámicas son los personajes mitológicos y las escenas paganas.

El espíritu pagano de este momento, herencia de La Bacanal según Poussin (1944), aflora en una serie de pinturas en las que proliferan las escenas pastorales: los faunos, los centauros y las cabras toman el pulso en la iconografía picassiana. El comisario comenta que el retorno al Mediterráneo supone también "el retorno a la Naturaleza", plausible en las frutas y los personajes y animales de la tierra y del mar que pueblan sus obras, como cabras, toros, lechuzas, sandías, limones, uvas, erizos de mar, pulpos, sepias, peces en general y los propios pescadores. Unos pescadores que, como en dos de las últimas obras de la exposición, Pescador sentado con gorra y Pescador en la mesa, ambas del 3 de noviembre de 1946, recuerdan bastante al mismo Picasso con la clásica camiseta de rayas.

Con respecto a la exposición que se pudo ver meses atrás en el Museo Picasso de Málaga, en Barcelona se ha enriquecido la muestra con tres cerámicas de faunos y una pintura. La exposición incluye asimismo una selección de veinte fotografías del fotógrafo polaco Michel Sima (Michel Smajewski, 1912-1987), imágenes que proceden también de los fondos de Antibes y que constituyen un verdadero reportaje del trabajo llevado a cabo por Picasso en su taller del castillo Grimaldi. Los Picassos de Antibes, que se exhibirá en Barcelona hasta el próximo 15 de octubre, se podrá ver posteriormente en el Palazzo Grassi de Venecia y en el Picasso Graphic Museum de Münster (Alemania).