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Veinte años de 'Crónicas Marcianas': "Hoy no nos dejarían hacer este programa en TV"
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LA MADRE DE TODOS LOS 'LATE NIGHTS'

Veinte años de 'Crónicas Marcianas': "Hoy no nos dejarían hacer este programa en TV"

Nació como una versión culta de 'Esta noche cruzamos el Mississipi' y terminó cruzando todas las líneas rojas de la televisión

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Hace justo veinte años mi profesora de Literatura del instituto, una de las personas más cultas y sofisticadas que he conocido, entró al aula, dejó los libros sobre la mesa y, con una sonrisa que nunca habíamos visto, nos dijo: "Os digo todos los días que no pongáis la televisión, que nada de lo que sale os puede servir para formaros como personas, pero hoy os voy a recomendar un programa, para los trasnochadores. Se llama 'Crónicas Marcianas', como el libro de Ray Bradbury, y es una delicia. Hacen entrevistas, hay música... no dejéis de verlo".

Con el tiempo perdí de vista a aquella mujer. Me hubiera gustado preguntarle, un par de años después, si seguía viendo 'Crónicas Marcianas' y, lo más importante, si aún se lo recomendaba a sus nuevos alumnos. Porque aquel programa que nació el 8 de septiembre de 1997 estaba llamado a revolucionar la televisión española para siempre, pero no con los contenidos del comienzo. "La idea nace de Joan Ramón Mainat que era productor de televisión, cuando recibe el encargo de crear un programa en Telecinco para competir con el 'late night' de Pepe Navarro, que dejaba 'Esta noche cruzamos el Mississippi' y se marchaba a Antena 3. Pensaron en nosotros, que estábamos haciendo 'La ventana' en la SER, porque ya habíamos hecho el debate 'Moros y cristianos' (1997) en Telecinco", relata Jordi Roca, subdirector y guionista de 'Crónicas Marcianas'.

El 2 de diciembre de 1997 el programa de Pepe Navarro fue cancelado. Vía libre para 'Crónicas Marcianas'

"Era un encargo muy abierto, en el que cabían todo tipo de contenidos, pero que trasladase el espíritu de 'La ventana' a la televisión. Y 'La ventana' tenía una parte periodística, otra de debates, una más experimental... pero, igual que 'La ventana' evolucionó como el ser vivo que era, también lo hizo Crónicas. Hubo un Crónicas experimental, uno mucho más salvaje, otro que se adentró mucho en el corazón, otro que prestaba mucha atención a Gran Hermano... la idea era provocar y sorprender todos los días, pero las líneas al principio no estaban claras", dice Roca, "lo único que sabíamos es que iba a ser muy difícil. La gente nos decía que aguantaríamos quince días, un mes contra Pepe Navarro".

'Crónicas Marcianas', el del principio, el del medio y el del final, era cosa de Xavier Sardá y Joan Ramón Mainat, director creativo en Gestmusic a finales del siglo pasado. Amigos íntimos y familiares (el hermano de Joan Ramón, Josep Maria, estuvo casado con Rosa María Sardá y tienen un hijo en común), juntos conformaron "un binomio creativo perfecto", afirma Eva Tovar, coordinadora del programa. "Joan Ramón era un visionario de la televisión, un gurú. A menudo me levantaba y tenía correos suyos a las seis de la mañana proponiendo ideas que yo tenía que trasladarle a Sardá, nunca paraba de trabajar. Encajaba perfectamente con Xavier porque eran más que amigos, eran hermanos. Xavier, por su parte, es un monstruo, una persona que no faltó un día en ocho años, que se presentaba enfermo y no se notaba, con eso te lo digo todo". Mainat había llegado a Gestmusic tras ser jefe de programas en Televisión Española Cataluña, de donde fue cesado tras emitir la noticia del asesinato de Mijaíl Gorbachov en un golpe de Estado en la URSS que nunca sucedió. Pese a que se emitió en un programa de tono humorístico, muchos espectadores no comprendieron la broma y le costó el puesto a Mainat. Enric Sopena, por entonces directivo en TVE Cataluña, reconoció hace poco que se equivocó recomendando su despido.

Crónicas arrancó con los mimbres de 'La Ventana': debates, una mesa de mujeres, otra de niños, entrevistas a famosos... y con una respuesta de la audiencia buena, que le permitía plantar cara a 'La sonrisa del pelícano', el nuevo espacio de Pepe Navarro en Antena 3. Navarro había llegado a San Sebastián de los Reyes con un contrato multimillonario y la firme promesa de que nada sería censurado. Así, en apenas dos meses de emisión, el Pelícano transitó de escándalo en escándalo, consiguió una protesta de la Casa Real e incluso su cancelación el 2 de diciembre. Al parecer, según ha relatado Navarro recientemente, el cese se debió a la presunta emisión del vídeo sexual de Pedro J. Ramírez.

placeholder Escaleta del programa. (Eva Tovar)
Escaleta del programa. (Eva Tovar)

A partir de esa noche, y hasta la irrumpción nacional de Buenafuente en 2005, 'Crónicas Marcianas' cabalgaría en solitario en la medianoche, machacando a sus competidores y consiguiendo cuotas de pantalla del 40%, hoy impensables más allá de una final de Champions. "No tomamos champán cuando cancelaron 'La sonrisa del pelícano' si es lo que quieres decir. Nosotros estábamos emocionados por la libertad y las posibilidades que teníamos en Telecinco y no le prestábamos tanta atención, aunque los mirábamos siempre. Nosotros contraprogramábamos a la competencia, claro, pero no solo era a Pepe, también al 'Peliculón de Antena 3', que tenía muchos espectadores. Eran unos directos muy divertidos, los echo de menos", dice Tovar.

Un detalle que muchos espectadores no conocen es que Sardá controlaba todo el programa desde una tablet primigenia que tenía incrustada en la mesa. "¿Recuerdas cuando Xavier salía escribiendo algo? Pues se estaba comunicando conmigo. Fue un invento de Joan Ramón Mainat, era una pantalla en la que Xavier escribía y yo le respondía por otra, él podía cambiar la escaleta durante el directo. Yo creo que fue la primera vez que se hizo en televisión", explica la comunicadora.

Los directos de 'Crónicas Marcianas' son legendarios en el sector. Nadie sabía -exactamente- qué iba a pasar. "Tuvimos críticas por momentos concretos en los que nos acusaban de haber preparado una situación desagradable, pero no era así. Nosotros no sabíamos que eso iba a suceder. La mayoría de las situaciones surgían, nosotros solo juntábamos los elementos para que sucediesen cosas", explica Roca. "Recuerdo una noche que entrevistamos a Ángel Cristo. Él tenía problemas de salud y le iban a embargar el circo. Yo estaba en el control y empezamos a pasarle llamadas. Llamó Gaby, llamó Emilio Aragón... todos diciendo que iban a apoyarle, que no se preocupase, aquello se convirtió en un auténtico homenaje. Y a última hora nos llama su hija, Sofía Cristo, la pasamos a antena y dice que su padre es un maltratador, que ha agredido a su madre, y pone una grabación al teléfono. Nadie nos esperábamos eso, y fue un escándalo fuerte", dice Roca. En aquel programa, Sofía emitió una grabación de su padre en el que se le escuchaba decir esta frase: "Si esta señora, -refiriéndose a Bárbara Rey- ha sido capaz de chantajear a uno de los hombres más importantes de este país, ¿cómo no va a tratar de destruir a un pobre hombre de circo como yo?".

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Tampoco se contaba con los desnudos de Boris Izaguirre, que con el paso del tiempo se han convertido en un mito para la sociedad española. "Recuerdo perfectamente el día que Boris se bajó los pantalones por primera vez. Fue con Concha Velasco. Ella estaba presentando una obra de teatro que Boris había visto y sabía que había un desnudo, así que se quedó desnudo. Esto sucedía porque Xavier nos decía a todos que nos lo pasásemos bien ante todo, que disfrutásemos el programa", dice Tovar. Para él mismo se reservaba las más amplias libertades, que iban desde levantar el guion minutos antes del comienzo de Crónicas por el asesinato de Ernest Lluch hasta llamar "hijo de puta" al presidente de Estados Unidos. "No recibíamos ningún tipo de presión de Telecinco. Crónicas, en determinados momentos como el 11M, se convirtió en un programa informativo, porque Sardá tenía y tiene esa pulsión periodística. Aquel día hicimos uno de nuestros picos de audiencia porque, junto a la Cadena SER, fuimos los únicos que sostuvimos que ETA no estaba detrás del atentado de Atocha. Éramos un programa que hablaba del corazón, pero la gente nos dio esa credibilidad porque estaba harta de ser manipulada por los demás medios. A partir de aquí la libertad en televisión no volvió a ser igual, hoy no nos dejarían hacer 'Crónicas Marcianas' en televisión", afirma Roca.

La nueva hornada

Crónicas mantuvo el formato, y para muchos la compostura, hasta la explosión de Gran Hermano y los programas de telerrealidad. Nombres como Ismael, El Yoyas o Jorge Berrocal ocuparon paulatinamente el espacio de Galindo, Mariano Mariano o Xavier Deltell. "Teníamos la necesidad de crear personajes. Piensa que España no es Estados Unidos, es un país muy pequeño. Hay 150 personajes, no hay más. De esos 150, 50 están muy bien para entrevistar, pero solo 25 están dispuestos a ir a la televisión. Después no hay nada más", dice Roca. "Creamos nuestros personajes, aunque ya existían, pero los convertimos en televisivos. Eso lo hacíamos muy bien, mira Javier Sierra, que es un escritor magnífico, Carlos Latre y Frank Blanco, que conocieron a Sardá en una entrevista de la universidad... no solo eran los frikis".

En España hay 150 personajes, de los cuales 50 son buenos para entrevistar y solo 25 están dispuestos

Junto con los acalorados debates de los miembros de la casa y los desnudos eventuales, los 'frikis' fueron la parte más polémica de 'Crónicas Marcianas'. A su cargo estaba Javier Cárdenas, que se dedicaba a reclutarlos por toda España para humillarles públicamente, al menos desde la perspectiva actual. El Pozí, Tamara, La pantoja de Puerto Rico, todos llegaron al programa del mismo modo: se les grababa en su ciudad, gratis, y si funcionaba se les contrataba esporádicamente para acudir al plató.

En el imaginario colectivo, Leonardo Dantés pertenece al grupo de frikis de Cárdenas, aunque él no se reconoce en la etiqueta: "No sé cómo llegarían los otros al programa, pero cuando yo salí en Crónicas ya había compuesto canciones de éxito para Los Chunguitos y había sido número uno de los 40 Principales, yo no iba a hacer el friki, tenía una trayectoria", dice a este periódico. "Con unas letras más serias, con sentimiento. Lo que hice en Crónicas fueron canciones divertidas, como la canción a Sardá o el 'Baile del pañuelo', que todavía me lo siguen pidiendo". ¿Le molesta que le llamen friki? "Depende de cómo me lo digan. Si es con cariño, no, pero normalmente la gente lo dice con mala leche. De todas formas a mí no me lo dicen demasiado". Dantés afirma que cuando acudía al programa era tratado como cualquier otro colaborador, aunque reconoce una especial cercanía con Carlos Latre: "Es enorme profesional y personalmente. La primera vez que le vi imitándome, durante un segundo, me vi a mí mismo, fue una sensación increíble que solo puede hacer un imitador de la talla de Latre", dice.

Un año después del fin de 'Crónicas Marcianas, Dantés regresó a su pueblo, San Vicente de Alcántara (Badajoz), donde se dedica a componer rancheras y canciones basadas en la obra de Gustavo Adolfo Bécquer: "Lucho por ser reconocido como un artista serio, porque es lo que soy, y al menos veo que en Badajoz la cosa va calando, solo queda que se dé cuenta el resto de España", afirma al otro lado del teléfono.

Dantés tampoco participó en ‘FBI: Frikis Buscan Incordiar’, una película de elaboración infame, facturada en dos meses, que marcó el cénit del fenómeno friqui y llegó a colarse entre las películas más vistas de la cartelera española. Cárdenas, que ejercía como presentador, director, guionista y productor de la cinta, llevó a tal punto la ridiculización de estos personajes que uno de los actores, Paco Porras, llegó a demandarle por abusos. En concreto fue por atarle a una lancha motora y ser arrastrado mar adentro.

En torno a 2001 comenzó a acuñarse en España el término "telebasura" para referirse a 'Crónicas Marcianas'. El consenso en la calle era que Crónicas se había vuelto un programa alocado donde todos gritaban y se insultaban hasta que finalmente alguien se subía a una mesa y enseñaba los bajos a toda España. Sin embargo, los audímetros daban cada vez datos más positivos: "Recuerdo estar en el gimnasio y ponerme a escuchar las conversaciones de la gente. Nadie veía Crónicas, pero unos estaban hablando de que si Matamoros casi pega a uno, otros del tamaño del pene de Boris... para no verlo se lo sabían todos muy bien", dice Xavi Aranda, cámara durante los ocho años que se emitió el programa.

"De todas formas les veías gritarse y decirse de todo en directo y a las dos horas estaban tomándose copas en el Luz de Gas", afirma Aranda, en referencia a un conocido local de la noche barcelonesa propiedad de Federico Sardá, hermano de Xavier y Rosa María. "Había en general muy buen rollo, salíamos los jueves todos juntos". De aquellas noches surgieron decenas de leyendas urbanas relacionadas con el sexo y la droga; algunas de ellas han sido confirmadas por sus protagonistas, como la historia de que Coto Matamoros sufrió un infarto en el plató tras consumir cinco gramos de cocaína en una hora, mientras que otras solo se detallan 'off the record' al periodista y, en cualquier caso, pertenecen al ámbito privado.

La maldición de Antena 3

Mientras Crónicas cabalgaba marcial sobre los audímetros -y Telecinco abría cada vez más la mano ante sus escándalos-, en Antena 3 se tiraban de los pelos. El megafichaje de Pepe Navarro se había resuelto de la peor manera y la cadena estaba sin 'late night' ni presentador, cuya salida terminó costándole 1.300 millones de pesetas y un pleito de varios años. En realidad 'La sonrisa del pelícano' de Navarro fue la tercera apuesta de la cadena por el formato de medianoche, consumados de los fracasos de 'La noche prohibida' (1996) de José Coronado y 'Efecto F' de Francis Lorenzo (1997) ante 'Esta noche cruzamos el Mississippi', que les duplicaba la audiencia.

En 2000, con Sardá en plena ebullición marciana, Antena 3 contratacó con 'La central', un magacín con tintes de cine negro concebido a imagen y semejanza de Pepe Navarro, quien a última hora rechazó el contrato y fue sustituido por Jesús Vázquez, con un perfil profesional completamente distinto. Vázquez, debutante en la medianoche, introdujo un componente didáctico al formato que mezcló raro con los contenidos propios. Definía con tino ABC la esencia de 'La central' semanas antes de su desaparición: "El perfil marcadamente infantil que presenta la audiencia de 'La central' contrasta con el tono de sus contenidos. El pasado lunes dedicaron el programa casi monográficamente a la masturbación, aunque la apuesta decidida por los contenidos sexuales no ha conseguido frenar la crisis del programa, cuya debilidad ha permitido a 'Crónicas Marcianas' despegar con un elevado índice de seguimiento". Aguantó dos meses en antena.

Los enfoques buenrrollistas de Lorenzo y Vázquez eran meritorios, pero no podían competir con personas desnudas sobre mesas, de modo que Antena 3 recurrió a la proverbial mala leche de Máximo Pradera para dirigir 'Maldita la hora' (2001), un espacio pretendidamente canalla del que solo se emitieron 13 episodios. Pese a que era una apuesta estratégica de la cadena, y a que en sus primeras entregas entrevistó a personajes como Joaquín Sabina o Pep Guardiola, las audiencias nunca acompañaron a la criatura de Pradera, que en octubre ya estaba fuera de la parrilla. Y, lo que la cadena vendió como una ruptura suave, como un simple cambio del programa a periodicidad semanal, terminó con otra traumática salida con indemnizaciones abultadas.

Tuvo que ser otro catalán, Andreu Buenafuente, el que le moviese la silla a Sardá. El 26 de enero de 2005, apenas veinte días después del estreno de 'Buenafuente' en Antena 3, por primera vez un 'late night' de la cadena batió en espectadores a 'Crónicas Marcianas' o a su predecesor 'Esta noche cruzamos el Mississippi'. Lo hizo con la fórmula del humor, la misma que no había funcionado antes, con la salvedad de que Buenafuente venía rodado de TV3 y que, a estas alturas, el formato de Crónicas estaba casi agotado. A finales de la temporada, después de ocho en antena, 'Crónicas Marcianas' dejó de retransmitirse desde Marte.

Los motivos del final no solo tienen que ver con la audiencia, ya que Crónicas lideró incluso durante su útima temporada. "Hubo varias razones. La primera, el agotamiento de Xavier. Tal y como lo hacíamos era muy, muy agotador. Crónicas no eran unas cajitas donde echas contenidos, sino que cada día nos planteábamos qué íbamos a hacer casi desde cero, con toda la producción que implica. Y el segundo motivo fue la muerte de Joan Ramón Mainat", dice Jordi Roca. "Sin duda, el golpe de perder a Joan Ramón afectó muchísimo a Xavier y nos afectó a todos, yo aún le echo de menos. Pero también teníamos la sensación de que habíamos cumplido una etapa y quisimos dejarlo en un momento muy dulce, con una audiencia importante, y mira, aquí estamos hablando de Crónicas veinte años después, tan mal no salió", concluye Tovar.

Hace justo veinte años mi profesora de Literatura del instituto, una de las personas más cultas y sofisticadas que he conocido, entró al aula, dejó los libros sobre la mesa y, con una sonrisa que nunca habíamos visto, nos dijo: "Os digo todos los días que no pongáis la televisión, que nada de lo que sale os puede servir para formaros como personas, pero hoy os voy a recomendar un programa, para los trasnochadores. Se llama 'Crónicas Marcianas', como el libro de Ray Bradbury, y es una delicia. Hacen entrevistas, hay música... no dejéis de verlo".

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