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La prensa cambia de bando: de vigilantes del poder a inquilinos de las instituciones
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UXUE BARCOS, PUIGDEMONT, IRENE LOZANO...

La prensa cambia de bando: de vigilantes del poder a inquilinos de las instituciones

Carles Puigdemont, Uxue Barcos o Ximo Puig dejaron el periodismo para dedicarse a la política y han llegado a presidir tres comunidades autónomas. No son los únicos casos de cambio de bando

Foto: El nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. (Ilustración: Raúl Arias)
El nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. (Ilustración: Raúl Arias)

Cuesta recordar otra coyuntura semejante en la que el pomposamente llamado cuarto poder, ese supuesto perro vigilante de los poderosos encarnado a través de los periodistas, estuviera tan intrínsecamente ligado con el verdadero poder, el que tiene mando sobre los Boletines Oficiales y capacidad real para transformar las cosas. Las finas celosías que tradicionalmente han separado a los habitáculos de las altas esferas de Gobierno de los informadores y las redacciones de los periódicos o de las televisiones parecen cada vez más ligeras y permeables. Hasta el punto de que el trasvase entre ambos compartimentos, lejos de ser estancos, se asume como algo natural. Actualmente, tres presidentes de comunidades autónomas provienen del mundo de la prensa y otros tantos casos de comunicadores se sientan o se han sentado hasta hace muy poco en las instituciones públicas. La erótica del poder y las amistades -siempre peligrosas- entre uno y otro bando ya no es un riesgo sino una realidad tozuda.

“Influir desde un medio no es lo mismo que hacer”, explica, categóricamente, la diputada del PSOE y periodista Irene Lozano, que estrena su segunda legislatura tras cuatros años vinculada a las siglas de UPyD. Para ella, el'caso Zaida Cantera' sirve para explicar y entender lo que le impulsó a dar el salto de las columnas y las tribunas de prensa a los púlpitos del Congreso.

“En la política, tú haces las cosas directamente”, señala. “Con la experiencia de Zaida yo decidí hacer algo por eso, luchar contra el acoso en el ejército. Y lo hice directamente. Si estuviera en la prensa, escribiría artículos para influir en el estado de opinión y esperar con ello que alguien hiciera algo. Pero influir no es lo mismo que hacer. Y al final, quien puede hacer las cosas es el político”, concluye.

placeholder Irene Lozano y Toni Cantó, en el Congreso. (EFE)
Irene Lozano y Toni Cantó, en el Congreso. (EFE)

Ella no es la excepción. Carles Puigdemont, recientemente investido presidente de la Generalitat,Uxue Barkos, al frente del Gobierno de Navarra, y Ximo Puig, en el valenciano, han experimentado idéntico trasiego sin retorno. El primero fundó la Agencia Catalana de Noticias (ACN) y creó la cabecera 'Catalonia Today', Barcos desarrolló casi toda su carrera en Euskal Telebista (ETB) antes de presentarse como cabeza de lista de Nafarroa Bai al Congreso de los Diputados en 2003. El socialista Puig, por su parte, trabajó en la Agencia EFE, en Radio Popular y en Antena 3 Radio. En todos estos casos, cabe preguntarse si la prensa era entonces para ellos un medio para alcanzar un fin o un fin en símismo. Pero hay más casos. Juan Carlos Girauta, excolumnista de ABC, es ahora diputado y miembro del círculo pretoriano de Albert Rivera en Ciudadanos. Y, sorpresa, los dos últimos líderes de la CUP, Antonio Baños y David Fernández, también han sido periodistas en otros tiempos.

“Los periodistas siempre están cerca de la política”, explica el exdirector de 'ABC' y colaborador de El Confidencial José Antonio Zarzalejos. “A mí, personalmente, me parece más interesante el lado de la observación y el análisis que el del protagonismo. Muchas veces, la vocación del periodista y analista se solapa con la del político y no se sabe si quiere ser periodista o político. Esa es una gran dificultad para los que nos dedicamos a esto porque corremos el riesgo de caer en hacer algo que no nos corresponde”, añade.

Lozano: "Influir no es lo mismo que hacer. Y al final, quien puede hacer las cosas es el político"

A los periodistas dedicados a seguir a los políticos siempre les han gustado los encuentros a micrófono cerrado con los protagonistas de la actualidad, las comidas reservadas y el contacto muy directo entre fuente e informador. Tan directo y tan estrecho que, a la postre, ambos personajes pueden mimetizarse. Es el caso del político que filtra una información determinada a un periodista para situar un tema en la agenda de debate o del periodista que, a través de editoriales o de portadas de periódico, quiere moldear lo que se discuta después en la cámara de representantes. “Max Weber ya dijo en 'El científico y el político' que el verdadero político profesional es el periodista”, ironiza Lozano. “Al final y al cabo, los que están 30 años viviendo de la política son los periodistas que se dedican a seguir a los partidos”.

placeholder Uxue Barkos y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (EFE)
Uxue Barkos y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (EFE)

Pero otras características o facultades también ayudan a entender por qué cruzar la delgada línea roja es, cada vez, más fácil. El dominio del lenguaje, de las herramientas de la comunicación y las redes sociales y la capacidad de hacer pedagogía política de lo que pasa puede constituirse en una fortaleza de los nuevos políticos periodísticas.

“Para muchos lectores, la política no se entiende y quien la explica mejor es quizá mejor político”, sostiene el politólogo Antonio Gutiérrez Rubi. “La complejidad de la realidad política hace que los periodistas nos expliquen las cosas en términos más narrativos”. Una opinión parecida a la que mantiene también el profesor de Periodismo de la Universidad de Navarra Jordi Gutiérrez Virgili: “La comunicación es sustancial para la política. La presencia en televisión, las redes sociales… Saber usar los registros de la comunicación es vital y, por ello, los periodistas tienen ahí algunas ventajas para dominar estos escenarios”.

Cuesta recordar otra coyuntura semejante en la que el pomposamente llamado cuarto poder, ese supuesto perro vigilante de los poderosos encarnado a través de los periodistas, estuviera tan intrínsecamente ligado con el verdadero poder, el que tiene mando sobre los Boletines Oficiales y capacidad real para transformar las cosas. Las finas celosías que tradicionalmente han separado a los habitáculos de las altas esferas de Gobierno de los informadores y las redacciones de los periódicos o de las televisiones parecen cada vez más ligeras y permeables. Hasta el punto de que el trasvase entre ambos compartimentos, lejos de ser estancos, se asume como algo natural. Actualmente, tres presidentes de comunidades autónomas provienen del mundo de la prensa y otros tantos casos de comunicadores se sientan o se han sentado hasta hace muy poco en las instituciones públicas. La erótica del poder y las amistades -siempre peligrosas- entre uno y otro bando ya no es un riesgo sino una realidad tozuda.

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