Marca España | Cuando Londres descubrió la ¿peligrosa? Cofradía de la Buena Mesa

Habrán oído hablar de la variante delta, claro. Resulta que ya es la más habitual en España y que es mucho más contagiosa que la anterior -y la anterior ya era más contagiosa que la que venía antes, ya saben ustedes como va esto de la evolución- con todo lo que conlleva. No habrá un repunte de muertos, vacunas mediante, pero sí va a traer de vuelta cosas que pensábamos que ya habíamos dejado atrás, casi como si de Gareth Bale se tratara: las restricciones.

Toques de queda, cierre del interior de los bares, horarios de apertura estrictos, grupos con número de personas limitados... El repertorio completo. Ya hay comunidades aplicándolo y otras pidiendo a los tribunales y el Gobierno más armas para poner freno a los contagios. ¿De verdad hemos dado tres pasos hacia atrás?

Pues dice 'The Wall Street Journal' que sí. "La variante delta, especialmente contagiosa, está amenazando con destrozar el verano en el sur de Europa, donde la economía depende del turismo del resto del continente, Estados Unidos y el resto del mundo", explican.

"La rápida difusión de la variante delta en España es una señal muy clara para el resto del continente, donde muchas franjas de población todavía tienen que ser vacunadas", relata el diario de referencia de los mercados, destacando que "las infecciones en España se han cuadruplicado en dos semanas, desde 3.500 diarios a finales de junio hasta los 13.400 actuales".

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En el 'Financial Times' -sí, el FT, venimos hoy con todo- le han dado un espacio preferente esta semana al baile de ministros que ha provocado Pedro Sánchez. "El primer ministro español ha ascendido a Nadia Calviño, la titular de Economía, y ahora es su número dos, en un cambio del Gobierno que ha sido mucho más grande del que cabía esperar".

El medio británico destaca ese movimiento como el más relevante. Básicamente porque "si Pedro Sánchez está ausente de las reuniones del Consejo de Ministros, será tarea de Calviño -una exoficial de alto rango de la Comisión Europea- dirigir las sesiones".

Por supuesto, también hay un hueco para los caídos. "Los cuatro altos cargos que estaban coordinando las políticas justo por debajo de Sánchez -entre los que están Calvo, Redondo y Ábalos- han dejado el Ejecutivo", explican.

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Esta semana ha tocado algo de periodismo de investigación en 'The Times'. Se han metido de lleno, bien es verdad que con invitación, en un grupo organizado con casi medio siglo de antigüedad. ¿La mafia? ¿Una secta? ¿El Yokohama Marinos? No. La Cofradía de la Buena Mesa. El nombre es inmejorable, claro.

"Entre platos de salmonete, pichón, cangrejo y restos de champán y vino tinto, los miembros de la Cofradía de la Buena Mesa siguen divulgando su poca conocida historia", cuenta el diario británico de esta agrupación de chefs que está liderada por Juan María Arzak, poseedor de tres estrellas Michelin.

La cofradía, tal y como explica en su reportaje 'The Times', fue fundada en el año 1972 por un grupo de amigos que querían poner la gastronomía española en el mapa mundial. "Ahora, en su 50º aniversario, la Cofradía celebra su almuerzo mensual en Hortensio, uno de los mejores restaurantes de Madrid, y cuenta su historia".

En 'Clarín' cuentan la pelea de un pequeño pueblo por entrar en el Guinness de los Récords. Urriés, una localidad de apenas 40 habitantes en la provincia de Zaragoza, quiere pasar a la historia por tener la calle más estrecha del mundo. Apenas 41 centímetros separan ambas paredes del callejón de Urriés.

Si están en la pugna es, claro, porque hay un rival que oposita a quedarse con este título. Los enemigos mortales de los ¿urrienses? son los vecinos de Reutlingen, cerca de Stuttgart. Allí, tal y como explican en 'Clarín', "está la calle Spreuerhof, que tiene 31 centímetros de anchura". Hay, claro, truco, porque "no se trataría exactamente de una calle, ya que tiene la salida a una propiedad particular".

Explica el medio argentino que "tras permanecer cerrado durante 25 años por motivos sanitarios, el callejón fue reabierto en 1955. Desde entonces por él todavía transitan vecinos, aunque la poca distancia entre ambas paredes obliga a pasar de perfil". Solo cabe la equidistancia en Urriés.