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De los estoicos a la era del trabajo: cinco libros imprescindibles para este verano
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De los estoicos a la era del trabajo: cinco libros imprescindibles para este verano

Llega el periodo estival y es el momento de disfrutar de la lectura como no hemos podido hacerlo a lo largo del año. Desde El Confidencial te recomendamos cinco imprescindibles

Foto: Imagen: Rocío Márquez.
Imagen: Rocío Márquez.
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Es pleno mes de julio y, con ello, llega uno de los momentos más esperados del año: el verano. O, lo que es lo mismo, la hora de las tan esperadas y merecidas vacaciones. Hayamos decidido ir a la playa, a la piscina o a la montaña -o cualquier otro plan que se nos ocurra-, es el momento en el que muchos de nosotros gozamos del tiempo y la relajación suficientes como para lanzarnos de cabeza a por uno (o varios) libros. La rutina diaria y el estrés constante muchas veces no nos permiten dedicarnos en cuerpo y alma a una de las experiencias más placenteras de la vida, la lectura, y, por ello, El Confidencial ha decidido recomendarle para tan apreciado periodo de tiempo cinco libros imprescindibles que no debe de perderse este verano.

Así puedes ser un estoico

¿Prefiere usted la copia o el original? ¿Atesorar caros y banales libros de autoayuda o acudir a las fuentes originales de las que mana el agua fresca que aliviará su sufrimiento? Ah, ¿que no sabía que en gran parte el miedo, la ansiedad y esa desesperanza que le asaltan por las noches son flores envenenadas que crecen dentro de usted mismo? Mírelo por el lado bueno. Tal vez no pueda arrancarlas del todo, pero sí es posible al menos dejar de regarlas temerariamente. Sí es posible vivir mejor y tres tipos de hace 2.000 años pueden demostrárselo.

Foto: Foto: Rocío Márquez.

Lo recuerda el filósofo británico John Sellars en un librito recién publicado, una joya breve y luminosa que yo le recomiendo a usted y usted recomendará a su vez a otros inmediatamente después de leerla. Se trata de 'Lecciones de estoicismo: filosofía antigua para la vida moderna' (Taurus), 116 páginas felices que no solo resumen la doctrina de la hoy filosofía de moda, sino que además traducen a los actuales tiempos de pandemias, crisis y exaltaciones desenfrenadas los consejos de vida para enfrentar el desánimo y tocar el cielo, si no de la plena vida buena, sí al menos de una vida mejor.

Los asesinos de millones de personas

"Hace doscientos cincuenta años, un desconocido personaje llamado Leeuwenhoek se asomó por vez primera a un mundo nuevo y misterioso poblado por miles de minúsculos seres, algunos de ellos feroces y mortíferos y muchos otros más importantes para la humanidad que cualquier continente o archipiélago".

Foto: Foto: Rocío Márquez.

Así arranca 'Cazadores de microbios' que, publicado en el lejano 1926 por el microbiólogo estadounidense de ascendencia holandesa Paul de Kruif, se alzó rápidamente como una de las obras de divulgación más influyentes de la historia, inspiró a generaciones de investigadores, pero también de curiosos y fascinados lectores, y que hoy, casi un siglo después, vuelve a lanzar en español en una preciosa edición el incansable sello Capitán Swing. Solo dos de sus protagonistas —Koch y Pasteur— forman parte hoy de la cultura popular, pero todos los demás —Spallanzani, Méchnikov, Walter Reed o Paul Ehrlich— son nombres ignotos con un tesoro de historias por descubrir.

Cómo se hundió el Imperio Romano

Desde el historiador romano Amiano Marcelino que vivió y narró esplendidamente aquellos hechos hasta el considerado primer historiador moderno, el británico Edward Gibbon, la visión usual de la cañida de Roma ha puesto el foco en las dificultades internas de un estado en decadencia que esquilmaba a sus ciudadanos para sostener una estructura gigantesca y corrupta, poblada por campesinos hambrientos y legiones cada vez más ambiciosas y a la greña y paralizada por una nueva religión oficial, el cristianismo, que desalentaba toda prosperidad. Roma habría sido, así, destruida desde dentro y los bárbaros sólo habrían tenido que tomar posesión de sus ruinas. Pues bien, según defiende el historiador británico Peter Heather en su espectacular 'La caída del Imperio Romano' (Crítica) está visión es tan incompleta que podríamos decir que es falsa.

Foto: La caída del Imperio Romano. (Foto: Pablo López Learte)

La actual reedición quince años después de su publicación de esta referencia historiográfica completamente descatalogada e inencontrable es todo un acontecimiento. A lo largo de más de 600 páginas, Heather nos muestra un Imperio Romano mucho más potente y poderoso de cómo se suele pintar por aquellas fechas que, sin embargo, no fue capaz de resistir el empuje de unos pueblos bárbaros ya muy romanizados y aún más poderosos. No sería así una conmoción endógena aliñada de decadencia y corrupción la causante de aquel espectacular 'The End', sino exógena: unos ejércitos godos que, después de siglos batallando con los romanos -y siendo derrotados por ellos-, adquirieron al fin la pericia y la fuerza necesarias para vencerlos.

Así conquistó el flamenco el lejano Oriente

En 1982, un cantaor al que apenas le daba el sustento para malvivir deambulando por las ventas andaluzas llegó a Tokio para actuar en el tablao El Flamenco y dejó locos a aquellos japoneses, boquiabiertos con su arte y su comicidad con los que jaleaba cada noche el fin de fiesta por bulerías. Pero aquel local, en realidad, llevaba ya quince años abierto y el flamenco llevaba tiempo apasionando al país asiático. No, Gregorio Sánchez, alias Chiquito de la Calzada, no fue ni muchísimo menos el primer artista flamenco que conquistaba Japón: hubo toda una legión anterior de pioneros cuya asombrosa historia ya tardaba en ser contada.

Foto: Así llegó el flamenco a Japón. (Imagen: Learte)

De ello se ocupa el periodista madrileño David López Canales en 'Un tablao en otro mundo' (Alianza), un libro encantador, divertido y muy bien contado en el que se despliega la peripecia inicial de aquellos españolitos de los sesenta que aterrizaron en aquel país alienígena y, contra todo pronóstico, lo conquistaron sin resistencia. Un Japón, por cierto, que empezaba a abrirse al mundo por aquel entonces, tras la destrucción y el horror de la Segunda Guerra Mundial, para acabar erigiéndose en superpotencia mundial.

El humano no está hecho para trabajar

"Me matan si no trabajo y si trabajo, me matan", cantaba Daniel Viglietti mostrando con descarnada expresividad la tenaza vital en la que todos parecemos estar atrapados desde el principio de los tiempos. Trabajar cansa, pero no trabajar parece aún peor porque la labor no solo nos permite comer todos los días, sino también sentirnos útiles, forjar una identidad, dar sentido en gran parte a nuestras vidas. Y si por un lado curramos hoy las mismas horas, o más, que nuestros abuelos, por otro vivimos aterrorizados por la pesadilla en ciernes de un mundo automatizado en el que seremos prescindibles. Pero… ¿y si todas nuestras cuitas a cuenta del trabajo obedecieran a un dramático equívoco histórico?

Foto: No, el humano no está programado para trabajar. (Foto: Laura Martín)

Es lo que defiende el antropólogo de origen sudafricano James Suzman en su libro 'Trabajo: una historia de cómo empleamos el tiempo' (Debate), un ensayo histórico soberbio que derrumba mitos, abate gigantes y propone una vía alternativa posible a un futuro que no es obligatorio. Suzman es probablemente el más importante estudioso de los pueblos joisanes del sur de África y fue conviviendo con ellos cuando tuvo la iluminación que le voló la cabeza.

Es pleno mes de julio y, con ello, llega uno de los momentos más esperados del año: el verano. O, lo que es lo mismo, la hora de las tan esperadas y merecidas vacaciones. Hayamos decidido ir a la playa, a la piscina o a la montaña -o cualquier otro plan que se nos ocurra-, es el momento en el que muchos de nosotros gozamos del tiempo y la relajación suficientes como para lanzarnos de cabeza a por uno (o varios) libros. La rutina diaria y el estrés constante muchas veces no nos permiten dedicarnos en cuerpo y alma a una de las experiencias más placenteras de la vida, la lectura, y, por ello, El Confidencial ha decidido recomendarle para tan apreciado periodo de tiempo cinco libros imprescindibles que no debe de perderse este verano.

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