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Los diarios inéditos de Stefan Zweig, en exclusiva en El Confidencial
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ADELANTO EDITORIAL

Los diarios inéditos de Stefan Zweig, en exclusiva en El Confidencial

Por primera vez, el lector en español conocerá sus anotaciones privadas relativas a su vida cotidiana, sus relaciones con otros escritores o las aventuras amorosas, entre otras cosas

Foto: Foto: Raquel Cano.
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¿Le gustaría saber qué sentía, pensaba y experimentaba el mismísimo Stefan Zweig? Hasta ahora, tan solo podía hacer suposiciones a partir de sus escritos, pero, por primera vez, puede saber de su puño y letra cuáles eran los impulsos que movían al escritor austriaco. Ediciones 98 publica 'Diarios (1912-1914)', un contenido inédito en español que escribió en las situaciones más delicadas de su vida personal. Consignó en ellos sus deseos y anhelos con la inmediatez y la sinceridad que solo se pueden dar cuando se escribe para sí mismo. Los amantes de la obra de Zweig, al leerlos, penetrarán en la intimidad del autor vienés como nunca lo habían hecho hasta ahora.

Por primera vez, el lector en español conocerá sus anotaciones privadas relativas a su vida cotidiana en Viena, sus relaciones con otros escritores, las aventuras amorosas, los estrenos de sus obras de teatro, los viajes a Alemania, las estancias en París y las impresiones y vivencias durante los primeros meses de la Primera Guerra Mundial. Estas páginas las escribió Stefan Zweig en París, entre el 1 y el 5 de abril de 1913. En ellas se refieren, entre otras cosas, sus encuentros con Romain Rolland, Rilke y otros escritores, además de aspectos de su relación con su amante francesa Marcelle. Descubran esta verdadera joya en este adelanto editorial exclusivo para El Confidencial.

Diarios

Martes, 1 de abril

Trabajo en el 'Ravaillac'. Veo a Guilbeaux por la noche. En verdad se encuentra mal, en gran medida por culpa propia. Luego con Schwerdtfeger. Y, de madrugada, termino el 'Ravaillac'.

Miércoles, 2 de abril

En la buhardilla de Romain Rolland al mediodía. ¡Un quinto piso! Es modesta y estrecha, pero con vistas a unos jardines. Vive como un estudiante en esa pequeña habitación, que ordena una criada. Como única decoración tiene la máscara funeraria de Beethoven, un retrato de Richard Strauss y libros y más libros. Hay algo monacal en esa habitación. No obstante, la mera presencia de cantidad de cartas y diarios permite atisbar que aquí el mundo fluye hacia un centro que todo lo acoge. Rolland me muestra la carta de Tolstoi y una de Nietzsche a Malvida von Meysenbug, que esta le regaló. Diserta sobre su amor a este barrio. Al igual que los demás de esta generación, no cree que la 'Rive droite' [Ribera derecha] sea propiamente París, como tampoco creo yo. Le agrada sentirse allí cual estudiante que idolatra asistir a cursos y lecciones magistrales. Aún hoy se percibe cuánto aprecio le profesan en la École Normale. Luego se presentan los 'frères' [hermanos] Tharaud, astutos pueblerinos estrechos de miras. El mayor, secretario de Maurice Barrès, acaba de volver de Skutari, donde ha participado en el sitio por parte de los montenegrinos. En tanto que el más joven ha estado en Galitzia para escribir un libro sobre los 'Urjuden' [judíos originarios]. Más tarde como con Châteaubriand, quien resulta algo insignificante.

Buenas conversaciones relativas a la situación en Francia, que todos padecen, pero contra la que nadie combate abiertamente. Caminamos por el jardín de Luxemburgo. Desgrana lo que adora de Italia; en especial aprecia su variedad de paisajes. Asevera "j’aime la terre" ['adoro la tierra'] cuando comento cuánto añoro los bosques. Afirma que tiene grabada la diversidad de vistas en torno a Roma. Por momentos, temo por él al observar su afilado rostro y la forma en que se abriga apretando la bufanda negra en torno al cuello. Quizás esté sufriendo. Me cuenta Tharaud que pese a que este sea su aspecto habitual es muy resistente. Solo sufrió una doble fractura de brazo cuando tuvo la desgracia del año pasado. A continuación, voy a la tienda de Charavay. Hojeo los volúmenes del legado de Stendhal. Luego estoy con Marcelle.

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Posee una bondad que casa magníficamente con su energía. De qué manera desea "asumir el sufrimiento" pues arde enteramente en su éxtasis del sacrificio. Lo reconoce ella misma. Asevera que será firme en la despedida y que nunca saldrán quejas de su boca, solo sonrisas y mimos. A pesar del inevitable abandono y de escuchar que no sabe qué hacer consigo misma, me siento firme y calmado siendo consciente de haber revitalizado y elevado su existencia; algo que me hace sentirme agradecido para los restos. ¡Noche fogosa!

Jueves, 3 de abril

Tras el almuerzo, visito a Duhamel. También él reside en un quinto piso, al igual que todos los poetas aquí y muy al contrario de nuestras comodidades. Resulta franco y agradable, disfrutamos de dos buenas horas. Después paso largo tiempo en el jardín de Luxemburgo. Llegada la noche, de nuevo subo a la casa de un poeta en un quinto piso: Christian Beck. Es muy inteligente y polifacético. La habitación es curiosa. Convive en ella con una mujer estirada que la presenta como propia —cosa que no creo—. Ella escucha atentamente mientras nosotros hablamos sobre asuntos amenos. Interesante su visita a Tolstoi.

Viernes, 4 de abril

Escasos temas relevantes. Tras avanzar algo el trabajo, almuerzo abstraído a la manera de antes. Paseo por el Luxemburgo otra vez. Por la noche suceden cosas paradójicas. Voy en coche desde la rue Richelieu al 'Etoile', que me causa una impresión extraña y peculiar.

Sábado, 5 de abril

Rilke me viene a buscar a las 12. Repasamos juntos algunos poemas y luego vamos a almorzar. Comenta la creciente cohibición del poeta alemán ante la dificultad lingüística que le obstaculiza la realización de su obra. Una vez que la padece, el alemán siempre debe comenzar de nuevo. Al contrario de lo que acontece al poeta francés, cuya propia lengua le facilita continuar la creación poética. Asevera que hacer poesía es para él un acto tan religioso como el rezar. Dice que no siempre se consigue realizar con el mismo recogimiento y que se necesita una reclusión interior. Añade que ahora padece cierto estancamiento. Pese a que en Duino logró pergeñar grandes composiciones, encuentra que aquí [en París] precisa recuperar un estado de ánimo ensimismado. Lamenta que no puede comenzar nada nuevo, porque encuentra problemático dar forma definitiva a sus creaciones previas. Departimos sobre Hofmannsthal. Entrevé en él una despedida de la juventud. Le encuentra inclinado ante la mundanal realidad con la ambición de llenarse de nuevo, dada su incertidumbre sobre si alcanzará suficiente creatividad. Le planteó objeciones a todo esto. Me alegra que alabe mis dos libros: 'Los Comediantes', quizás demasiado, y 'Ardiente secreto'.

¿Le gustaría saber qué sentía, pensaba y experimentaba el mismísimo Stefan Zweig? Hasta ahora, tan solo podía hacer suposiciones a partir de sus escritos, pero, por primera vez, puede saber de su puño y letra cuáles eran los impulsos que movían al escritor austriaco. Ediciones 98 publica 'Diarios (1912-1914)', un contenido inédito en español que escribió en las situaciones más delicadas de su vida personal. Consignó en ellos sus deseos y anhelos con la inmediatez y la sinceridad que solo se pueden dar cuando se escribe para sí mismo. Los amantes de la obra de Zweig, al leerlos, penetrarán en la intimidad del autor vienés como nunca lo habían hecho hasta ahora.

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