Los mejores artículos temáticos | Cataluña: escenario tras la gran batalla (electoral)

Las elecciones en Cataluña se han llevado todos los focos durante la última semana. El escenario tras la gran batalla electoral sigue siendo igual de complejo que antes de los comicios, pero sí ha servido para despejar algunas incógnitas como el hundimiento de Ciudadanos, el auge de Vox y el éxito de Salvador Illa. Todas ellas, sin embargo, no han servido para que el debate no siga girando en torno a la independencia.

Repasaremos más tarde a los vencedores, pues el sonido del golpe que se han dado Cs y PP todavía resuena y sus consecuencias pueden ser especialmente complicadas para Inés Arrimadas y Pablo Casado. Ambos han visto cómo el espacio a la derecha era ocupado en su totalidad por Vox. "Para nosotros suponen una herida mortal", le contaba un gurú de Cs a Nacho Cardero en lo que ya se ha bautizado como el San Valentín sangriento para la formación.

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El director de El Confidencial cuenta cómo Arrimadas se ha hundido en su feudo más potente, ese en el que logró unos espectaculares 36 escaños que sirvieron para bien poco. La líder naranja ya empieza a escuchar ruido de sables, pese al comité ejecutivo del que, dice, salió más reforzada que nunca. ¿Es hora de que Arrimadas y Casado se entiendan? Veremos.

Vox, el culpable de que ambos noten sus sillones algo más inestables de lo normal, ha batido incluso sus cálculos más optimistas. Se preguntaba Marta García Aller en su análisis cuántos escaños hubieran obtenido los de Santiago Abascal si Casado se hubiera desmarcado de la gestión de Rajoy en el 1-O o si Arrimadas se hubiera quedado en Cataluña tras triunfar en 2017.

Es curioso, y así lo destacaba la columnista, que Vox se haya alzado con el 8% de los sufragios en una región en la que casi nadie reconoce ser abiertamente de derechas. El ICPS, sondeo de opinión de la región, registraba que solo el 3,3% de los catalanes dice ser de derechas, que solo el 4,6% se sitúa en el centro derecha y que apenas el 0,8% afirma simpatizar con la ultraderecha. Los números no cuadran.

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El ganador, claro, ha sido Salvador Illa. El exministro dejó sus competencias en Sanidad en mitad de una pandemia y parece que la apuesta le ha salido bien, sobre todo a Pedro Sánchez. Cree Francesc de Carreras que, sin covid-19, Illa nunca hubiera sido candidato a las autonómicas y mucho menos hubiera conseguido tal éxito.

En su columna explica como, en octubre de 2017, se acercó a un cabizbajo y solitario político del PSC que acudió a la manifestación contra el intento de golpe de estado del soberanismo. Nadie lo conocía y estaba allí porque Iceta causó baja. Charló con él un buen rato y, luego, le preguntaron quién era aquel con el que hablaba tantos minutos. Nadie lo conocía. Como habrán adivinado, era Salvador Illa.

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En su blog 'La funesta manía de escribir', Carreras explica que se llevó una muy buena impresión de Illa. Le pareció un hombre sagaz, modesto, buen argumentador y que asumía bien las críticas, valores que han hecho de un desconocido —nunca había pisado la primera línea hasta que fue nombrado ministro— todo un candidato al Palacio de Sant Jaume.

Tras Illa, claro, está Pedro Sánchez. Habrá quienes imputen el triunfo del PSC a Moncloa, pero, más allá de eso, al presidente del Gobierno le ha salido todo a pedir de boca. José Antonio Zarzalejos apunta a que, además de la victoria socialista, para el Gobierno era clave que ERC sobrepasase a JxCAT, que los comunes de Albiach salvaran los muebles, que Cs se hundiera y que la extrema derecha rebasara al PP. Cinco de cinco.

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Puede que el escenario tras la gran batalla haya cambiado un poco, pero los problemas no lo han hecho. El elefante sigue estando en la habitación. O más que el elefante, el dinosaurio, según cuenta Josep Martí Blanch. El dinosaurio es, claro, el independentismo.

Es verdad que los rugidos son cada vez menos sonoros, pero el animal sigue estando ahí y algún día habrá que atajarlo por una vía que resulte efectiva, toda vez que ya se han puesto en práctica las que no lo son. Apunta Blanch a que lo más posible es que ERC y JxCAT repitan la fórmula de gobierno de los últimos años, por mucho que proclamen que no les da miedo la repetición electoral.

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Para Antonio Casado, la llave la tienen los de Oriol Junqueras. Y pueden optar por dos caminos bien diferentes: el primero es el del enfriamiento de la crispación por medio de un tripartito de izquierda, mientras que la otra es recuperar la unilateralidad y volver a las andadas. La segunda vía supondría mantener a Cataluña cautiva durante más tiempo.

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Explica el columnista que todo sería más fácil si ERC pone el foco en acabar con la pandemia y en iniciar la recuperación económica lo antes posible. La independencia puede esperar.