¿Adiós, Mr. Li? Industria enfría la llegada a España de la fábrica de baterías chinas

El Gobierno trata de frenar la burbuja especulativa generada alrededor de la posible instalación de una fábrica de baterías para el coche eléctrico por parte de inversores chinos. Las expectativas se pusieron por todo lo alto después del viaje institucional de la ministra de Industria, Reyes Maroto, donde varias compañías chinas, a la vanguardia mundial en esta tecnología, mostraron al Ejecutivo español su potencial interés por España.

Sin embargo, en lo que va de año, las empresas chinas han abierto otras posibilidades de inversión en Europa como Polonia y Hungría. Dicho de otro modo, las compañías del gigante asiático están barajando las distintas ventajas que ofrece cada territorio de cara a lograr el trato más favorable.

Por otro lado, una delegación de representantes del sector de vehículo eléctrico chino, China EV100, visitó España invitado por el Gobierno español, con el objetivo de que conocieran el sector español de la automoción, uno de los más fuertes el Europa.

Sin embargo, estos movimientos han generado una ola de ofrecimientos y peticiones de distintas administraciones locales y regionales para albergar esa fábrica de baterías, que las distintas empresas de vehículos y componentes están pidiendo para poder impulsar el coche eléctrico en España.

El Ejecutivo rebaja ahora las expectativas. Fuentes de Industria advierten que el viaje de la ministra a Shangai, los próximos días 11 y 12 de enero, responde a una reciprocidad institucional y destacan que, no obstante, Industria quiere dejar claro que la supuesta fábrica de baterías no es una prioridad en la actualidad y, aunque el proyecto sigue interesando a España como país, este se circunscribe al medio y largo plazo.

El departamento dirigido por Reyes Maroto sostiene que la llegada de una fábrica de baterías a España, en última instancia, es una decisión empresarial que corresponde tomar a actores privados, con lo que el papel de la política se limita al acompañamiento. El objetivo es que se abandone la puja ficticia entre administraciones territoriales por albergar una fábrica sobre la que, por otro lado, hay dudas de qué nivel de rentabilidad tendría ahora mismo. Y, así, poder acabar con una guerra estéril y sin sentido a ojos del Ministerio.

En los últimos meses, al calor de los anuncios de interés, algunos dirigentes como Abel Caballero, alcalde de Vigo, o Javier Lambán, presidente de Aragón, habían reclamado para su territorio la fábrica de baterías que abasteciera a las distintas plantas. También Navarra y otras administraciones como la del Bierzo en León o Valladolid, dentro de Castilla y León, han mostrado interés en mayor o menor medida.

En este contexto, la ministra de Industria, Reyes Maroto, puso en valor a la industria de la automoción española frente a otros lugares del mundo en un acto con la patronal de los proveedores de componentes de vehículos, Sernauto.

España se la juega en Europa con las baterías

Esta semana la Comisión Europea anunciaba un plan de inversión en toda la cadena de valor de baterías de diferentes países europeos por 3.200 millones de euros entre los que no estaba España. El Gobierno actual señala que, desde que llegaron al poder, han hecho importantes trabajos en esta materia.

Sin embargo, señalan que la falta de interés del anterior Ejecutivo del PP hizo que España no esté ahora en esta primera alianza de países para invertir en el desarrollo de baterías en Europa, que lidera Francia y en el que están Alemania, Italia, Bélgica Finlandia y Suecia. Sin embargo, España sí está en un segundo Proyecto Importante de Interés Común Europeo (IPCEI, por sus siglas en inglés) impulsado por Alemania que aún es mucho más incipiente.

No obstante, el Ejecutivo en funciones ve un problema en la inestabilidad política, ya que se trata de un grupo donde cada país hace unas inversiones que Bruselas no considera ayudas de Estado por ser un proyecto comunitario estratégico. La falta de presupuestos en España, que llevan prorrogados desde la época de Cristóbal Montoro, no permite hacer una propuesta concreta como país para esta alianza de Estados (Alemania, Francia, Polonia, Suecia, Eslovaquia y España) para la investigación y desarrollo de baterías.

Abrir las miras fuera del vehículo eléctrico

Por otro lado, Industria no quiere focalizar todos sus esfuerzos exclusivamente en la movilidad eléctrica. Según sostiene, la idea es abarcar toda la cadena de valor no solo alrededor del coche eléctrico, sino también hacia otras tecnologías a día de hoy más coste-eficientes como los vehículos de gas o las propuestas de movilidad en torno al hidrógeno.

En línea con el sector, creen que en la lucha contra la descarbonización puede ser más eficaz la renovación del parque de automóviles por nuevos diésel y gasolina que fiarlo todo al coche eléctrico, cuya autonomía e infraestructura de recarga está aún muy verde, además de tratarse de un producto al alcance de pocos bolsillos.

Una postura que choca frontalmente con los planes de Transición Ecológica. El departamento dirigido por Teresa Ribera ha hecho del vehículo eléctrico su gran apuesta. De hecho, el Plan Moves prevé elevar la cuantía de las ayudas a la compra de vehículos hasta 200 millones el próximo año y destinarlas al vehículo eléctrico, dejando para el gas aquellas propuestas que no tienen alternativa (transporte pesado).

En este caso, Ribera cuenta con el respaldo de un 'lobby' no menos potente como es el de las eléctricas, que quieren aprovechar la ola del coche eléctrico para encargarse de la infraestructura de recarga, sobre la que han anunciado fuertes inversiones.