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El insólito caso de las mellizas con mejores notas en España que estudiaron Historia
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El insólito caso de las mellizas con mejores notas en España que estudiaron Historia

Fueron las mejores en el colegio y en el instituto pero, contra la estadística, decidieron estudiar una carrera de letras. Ahora son estrellas entre los historiadores

Foto: Las profesoras, divulgadoras y escritoras Laura y María Lara Martínez.
Las profesoras, divulgadoras y escritoras Laura y María Lara Martínez.

Todos los años, cuando empieza a apretar el calor, los españoles conocemos al estudiante que ha sacado mejores notas en Selectividad. Se ha convertido en un rito: la joven -suelen ser mujeres- explica, en una pequeña entrevista, que estudia mucho y siempre lleva los deberes al día, pero que también encuentra hueco para relajarse y salir con los amigos. Todos tienen claro, por supuesto, que van a estudiar una carrera de ciencias, normalmente una ingeniería, aunque no son pocos los que acaban en Física o Matemáticas. En el contexto del alto rendimiento académico, cualquier cosa por debajo de Arquitectura o Biología equivale a tomarse unos años sabáticos.

Lo que no se le ocurre a nadie con un nueve noventaytantos en Selectividad es apuntarse a Historia. Es una carrera a la que se accede con cuatro puntos menos de nota, en la que priman las horas de estudio sobre la capacidad del estudiante y que, para colmo, no promete un futuro profesional halagüeño. Y, sin embargo, hay casos insólitos en los que la vocación prima sobre todo lo demás.

En la carrera obtuvieron 38 matrículas de las 41 posibles. Las otras tres se las quitaron entre ellas

María y Laura Lara Martínez (Guadalajara, 1981) son dos de las primeras estudiantes que salieron en los papeles por su nota de Selectividad. Cuando se acercaron al instituto para ver sus calificaciones, todo el personal del centro les estaba esperando frente al tablón. "Gracias a vosotras somos el centro que mejores notas ha sacado en Selectividad de todo Madrid", les dijeron. En realidad ninguna de las partes se sorprendió, porque Laura y María venían de sacar diez en todas y cada una de las asignaturas del Bachillerato. En algunas materias tenían doces, e incluso más, porque además de exámenes perfectos estas hermanas mellizas hacían todas las actividades extreescolares para subir nota. "Algunos nos pedían el par de puntos que nos sobraban para ellos, de broma", dice Laura entre risas.

La vida de las mellizas Lara Martínez es una historia de alto rendimiento. Hijas de una profesora de Cuenca, desde el primer momento concibieron los estudios como una jornada laboral a tiempo completo: "En párvulos nos vimos urgidas a estudiar y desde entonces hemos sido las mejores en cada clase y cada centro educativo. Estudiábamos mucho, pero no es algo que nos hayan inculcado en casa, al revés, nuestros padres nos decían que teníamos que descansar", dice Laura. Pero no descansaban, de modo que su paso por el instituto es un rosario de anécdotas, como esa clase de Latín con solo siete alumnos en los que había cinco suspensos y dos dieces, o cuando María sustituyó a la profesora de Matemáticas durante meses: "A la profesora no le salían los resultados y le quise ayudar. No sé, no tenía fresca la materia. Ella se lo tomó bien y después eran los compañeros los que pedían que saliese yo a explicar cuando no entendían algo... al final de las clases la profesora nos llevaba a Laura y a mí a tomar algo, como intentando pagar lo que hacíamos por ella", recuerda María entre risas.

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"Aparte de los estudios, siempre nos preocupábamos por integrar a los nuevos, por detectar quiénes eran los más débiles y ayudarles como podíamos", dice Laura. "También hubo algunas chicas, y subrayo lo de chicas porque los chicos no nos lo hicieron, que nos complicaron la vida. En ocasiones notábamos mucha hostilidad por su parte, e incluso llegaron a amenazarnos, pero los profesores no intercedían porque nos veían con una personalidad muy madura".

Aunque estudiaban por separado y se consideran muy independientes, la trayectoria de las mellizas es simétrica. También a la vez, durante uno de esos largos veranos del Bachillerato, decidieron estudiar Historia: "Desde pequeñas hemos querido ser profesoras, poníamos a las muñecas todas en fila y les dábamos clase, así que nos decidimos por Historia, porque era lo que más nos gustaba", dice Laura. Varios miembros de su instituto, el San Isidro de Azuqueca de Henares, trataron de quitarles la idea de la cabeza, pero no es fácil hacerlas cambiar de idea: "No veas el cabreo que se llevaban nuestros profesores de Lengua e Historia cuando se enteraban de que otros profesores nos pedían que hiciéramos una carrera de ciencias", relatan.

Una excepción para Educación

Hicieron Historia en Alcalá de Henares. Vaya si la hicieron: sacaron matrícula de honor en 38 de las 41 asignaturas: "Hubo un par de ellas en las que solo daban una matrícula, así que la tenemos María o yo, y una tercera en la que el profesor se negaba a poner una nota más alta de nueve", dice Laura. ¿Qué nota sacaron en esa asignatura? Nueve. La primera matrícula se la dieron a los pocos meses de comenzar la carrera; María, ejerciendo de hermana mayor por siete minutos, le dijo a Laura que no podía desmoralizarse si esa era la única matrícula que sacaban en toda la carrera: "Luego sacamos 37 más", dice entre risas.

Cuando terminaron la carrera, con una media de 9,94 las dos aunque en distintas asignaturas, el ministerio de Educación hizo una excepción con ellas: galardonó a ambas con el Premio Nacional de Fin de Carrera, e incluso duplicó la dotación económica por primera vez. "No lo pedimos, ni siquiera hablamos con nadie del ministerio. Cada una quería que le diesen el primer premio a la otra y viceversa, nunca nos planteamos que nos lo dieran a las dos", recuerdan. "No somos engreídas, pero nos parecía normal sacar las mejores notas y recibir premios porque trabajábamos mucho".

La Historia siempre la han escrito los hombres, haciendo hincapié en la política y lo militar

Trece años después de salir de la universidad, Laura y María han seguido trabajando a destajo, dedicando "las 24 horas del día, salvo los lógicos descansos" a la Historia. Han investigado en París y Harvard. Han ganado premios universitarios y literarios. Imparten charlas para amas de casa en bibliotecas públicas. Trabajan en la Universidad a Distancia de Madrid (Udima) como profesoras, son doctoras en Filosofía, han publicado varios libros. Laura tiene una vocación más docente, María más investigadora. Juntas propugnan un enfoque historiográfico diferente: "La Historia siempre la han escrito los hombres. Por eso se hace hincapié en asuntos políticos y militares, pero también se olvidan otros importantes, como la vida de los niños, de las mujeres, de las clases subalternas... nosotras intentamos añadir estas versiones a la Historia, contar la verdad de una Historia para todos", dice María.

"Tomemos por ejemplo el caso de Isabel II", afirma Laura, "a la que la Historia ha presentado como una ninfómana. Tenía amantes, es cierto, pero como los tienen todos los reyes a los que nadie etiquetó. De hecho su marido, Francisco de Asís, también tenía amantes, y también hombres, pero de él no se dice nada porque era un hombre. Nadie recuerda que Isabel II fue una reina con muy poca formación y cultura, abandonada por sus padres desde la niñez y que se movía entre políticos y militares que solo querían utilizarla para su propio beneficio".

placeholder Las hermanas Lara Martínez con su último libro 'Breviario de la Historia de España'
Las hermanas Lara Martínez con su último libro 'Breviario de la Historia de España'

¿Están entonces a favor de la corriente revisionista imperante? "Existe un pecado habitual en Historia que es el adanismo, a menudo hay personas que se presentan ante determinados públicos anunciando que un trabajo se ha empezado de cero cuando ya hay mucho publicado. Esto no nos parece bien. Yo prefiero quedarme con una frase de Bernardo de Chartres, uno de los principales intelectuales de la Edad Media, que dice que somos enanos a hombros de gigantes. Si te subes a los hombros de esos gigantes puedes ver más lejos. Nosotras creemos en ese enfoque historiográfico”, dice María. Completa su hermana: "Es verdad que la Historia ha caído en clichés y en vicios propios de cada época, pero de todas las historias podemos obtener hilos de verdad, aunque solo sea la subjetividad con la que se narraron los acontecimientos, que nos dice cuál era la vertiente ideológica predominante en ese tiempo. Hay enseñanzas tanto en Marx como en Juan Pablo II”.

Cuesta muchísimo encontrar un punto de fricción entre las mellizas, que parecen estar de acuerdo en todo. Hasta para la discrepancia tienen que alcanzar consensos: "El otro día acordamos que tenemos distintas visiones en torno al 2 de mayo de 1808", dice María. "Laura habla siempre de Daoiz y Velarde, de los héroes de Madrid, es súperpatriota, y yo también soy patriota, pero me pregunto qué habría pasado de quedarse los franceses. Fue muy injusto que Fernando VII, el rey en cuyo nombre luchaba el pueblo de Madrid, exiliase y encarcelase a los de la Revolución de Cádiz de 1812… fue el peor rey de la Historia de España, un antipatriota que entró de rodillas a felicitar a Napoleón las campañas que ganó en España. Me pregunto cómo habría sido todo en otras circunstancias”.

Historia desde el despacho y desde el despecho

Aunque saben perfectamente hacia dónde las quiero llevar, despejan balones hasta la pregunta directa: "¿Que cómo pasará a la historia el 1-O? (Se lo piensa mucho). Como un proceso de agonía, que ha durado varios años, que llegó ese día a sus últimas consecuencias. Un intento que tenía como fin romper España", dice María. "En Cataluña hay unos hechos que son los que son. En 1640 se da la rebelión catalana, el corpus de sangre, que puede ser entendida en el marco de una gran oleada de revoluciones en toda Europa, la mayor que se había registrado hasta el momento. Hay revueltas en Nápoles, en Portugal, en Francia, en Cataluña… y de ahí surge una reivindicación que sigue presente en la Diada", sigue Laura.

España fue la primera potencia que hizo autocrítica de sus conquistas

"No se puede hacer Historia desde el despacho ni desde el despecho. Nosotras preferimos abordarlo con una sonrisa. Hay catalanes tan importantes en la Historia de España que es inimaginable la historia de los unos sin los otros. Posicionarte de un lado, sobre todo si es por despecho, suele derrumbar el relato de los hechos", dicen. "Ahora se está escribiendo la Historia de España desde la división, como sucedía hace veinte años con las versiones indigenistas de la Conquista de América frente a la Historia oficial. Por supuesto que los métodos de la conquista no son adecuados desde la perspectiva del siglo XXI, pero no podemos olvidarnos que en el siglo XVI la guerra estaba en todos los lugares del mundo, y que España fue la única potencia colonial que hizo autocrítica de sus conquistas. Cuando Fernando El Católico recibe quejas de La Española (República Dominicana), porque allí están esclavizando a los indígenas, reúne a un consejo de sabios que da lugar a las Leyes de Burgos, y de ahí al primer Derecho de Gentes, que es la primera reivindicación de los Derechos Humanos", dice María.

¿Escribir Historia es hacer política? "Nosotras nos definimos como intelectuales libres. No hay necesidad de buscar interpretaciones políticas en nuestros textos porque no los pensamos en esa clave. Lo que intentamos es construir una Historia para todos, que aporte al experto páginas no conocidas y, a la vez, sea asequible al lector de biblioteca. Somos de la escuela francesa de 'annales', queremos una relectura de los hechos que integre todas las facetas del ser humano: su dimensión política, social, económica... si pensamos en un cerebro humano, es imposible aislar estas facetas de su red neuronal, todas se entremezclan", dicen.

En su último trabajo literario, 'Breviario de Historia de España: de Atapuerca a la era de la globalización', que ha agotado la edición en dos semanas, las hermanas buscan aunar la Historia de España en una sola edición, como un manual para estudiantes, sacando a la luz momentos que pasaron inadvertidos para el relato oficial: "Sobre todo anécdotas que cambiaron la Historia. Es interesante el caso del conquistador jerezano Alvar Núñez Cabeza de Vaca, al que no echaron al caldero en América porque los indios le tomaron por un curandero. Le habían visto sacar una flecha a un cacique local y creyeron que era médico, que sabía hacer conjuros, cuando él no tenía ni idea de esto. O el de Las Meninas, que están en El Prado gracias a que una mano anónima las lanzó por una ventana en la Nochebuena de 1734. El Alcázar de Madrid, emplazado en donde está el Palacio Real, estalló en llamas y alguien, nadie sabe quién, lanzó por una ventana dos cuadros: Las Meninas de Velázquez y el Carlos V a caballo en la Batalla de Mühllberg de Tiziano. Si no es por esta persona se habrían quemado, como todo lo que había en el edificio. Son detalles a los que no se ha dado importancia y que han cambiado la Historia”.

Las Lara Martínez, como Felipe II en sus años mozos, están en fase de colonización. Al otro lado del charco su fama entre las autoridades académicas está en máximos, y se materializa en constantes peticiones de charlas y entrevistas, al tiempo que han entrado silenciosamente en la televisión española. María, por su cuenta, escribe las preguntas de Historia del veterano programa 'Ahora caigo', y junto a su hermana colabora en 'La aventura del saber' de Televisión Española, donde imparten un taller de Humanidades.

Parece que la insólita opción de escoger Historia finalmente les salió muy bien a estas mellizas de Guadalajara. Ahora solo queda formularles la pregunta del millón: "¿Que si recomendaríamos estudiar Historia? Hay otras carreras que pueden… (pausa) hmm… (pausa) no quiero parecer elitista, pero nuestro caso es especial. No se puede decir que Historia sea una carrera con mucha demanda y tenemos compañeros que se han pasado los años tratando de ser interinos, mirando listas. Nosotras nos hemos dejado la vida en esto, hemos llegado hasta aquí por otro camino, el de la excelencia", concluye María.

Todos los años, cuando empieza a apretar el calor, los españoles conocemos al estudiante que ha sacado mejores notas en Selectividad. Se ha convertido en un rito: la joven -suelen ser mujeres- explica, en una pequeña entrevista, que estudia mucho y siempre lleva los deberes al día, pero que también encuentra hueco para relajarse y salir con los amigos. Todos tienen claro, por supuesto, que van a estudiar una carrera de ciencias, normalmente una ingeniería, aunque no son pocos los que acaban en Física o Matemáticas. En el contexto del alto rendimiento académico, cualquier cosa por debajo de Arquitectura o Biología equivale a tomarse unos años sabáticos.

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