Tres expertos españoles explican cómo cambiar la educación en cinco años
Convertir el sistema educativo español en un sistema de alto rendimiento, con el presupuesto que teníamos antes de los recortes, es ambicioso pero posible
Convertir el sistema educativo español en un sistema de alto rendimiento en cinco años, con el presupuesto que teníamos antes de los recortes parece un objetivo ambicioso, pero que en la Fundación UP creemos posible. Pero necesitamos oír muchas voces expertas para estar seguros de que no simplificamos la cuestión. Antes de poder exigir a la administración publica que se comprometa con ese objetivo tenemos que estar seguros de que es posible. La semana pasada entrevisté a Carmen Pellicer, que consideraba que el cambio debía comenzar en los centros, y que un centro puede mejorarse en tres años. Hoy hemos preguntado a tres personas con profunda experiencia educativa.
Francisco López Rupérez es doctor en Física, Catedrático de Enseñanza Secundaria, y Presidente del Consejo Escolar del Estado. Ha ocupado importantes cargos en la administración educativa, como Director General de Centros del Ministerio de Educación, y en organismos internacionales
PREGUNTA. Todo el mundo está de acuerdo en que la educación española debe cambiar: ¿quién cree que debe gestionar el cambio educativo?
RESPUESTA.- La gestión del cambio de nuestro sistema educativo ha de ser, en mi opinión, un proceso multinivel pero integrado. Los dos niveles fundamentales han de ser el centro educativo, como entorno más próximo donde tienen lugar los procesos básicos del enseñar y el aprender; y la correspondiente administración educativa con un papel de facilitador y de garante de que el cambio para la mejora alcance a todos los centros. Además, el apoyo de las familias ha de ser movilizado principalmente desde los centros y el de los ayuntamientos desde las administraciones educativas. Finalmente, la administración del estado ha de aportar asesoramiento y un marco básico que permita una posterior concreción en niveles inferiores, suficientemente flexible, es decir, capaz de adaptarse a los diferentes contextos.
P. ¿Cree que el sistema educativo español puede convertirse en un sistema de alto rendimiento (reducir el abandono escolar, mejorar 35 puntos en PISA, aumentar el número de alumnos excelentes) en el plazo de cinco años?
R. Multitud de experiencias individuales ponen de manifiesto que, en el nivel propio de los centros educativos, ello es posible. Los cambios se perciben al cabo de dos años en el clima escolar y algo después alcanzan al rendimiento. Ello se ha producido en nuestro país incluso en entornos socialmente desfavorecidos. El mayor problema radica en su generalización, y ahí es donde el papel de las políticas públicas y de su grado de acierto a la hora de operar sobre factores críticos de mejora –calidad del profesorado, calidad de la dirección, formación sobre el cambio para la mejora, orientación, y apoyo material y moral según necesidades y en función de compromisos recíprocos articulados en un plan– resulta esencial.
P. ¿Que cree que se debería hacer para conseguirlo?
R. Como orientación de alto nivel de generalidad, cabe decir que el gran desafío de nuestro sistema educativo consiste en abandonar ese enfoque, ese paradigma burocrático que lo impregna todo –desde la gestión del currículo, hasta la gestión de los recursos humanos del profesorado, pasando por la gestión de los centros– e introducir un enfoque postburocrático centrado en las personas, en su “empoderamiento” y en su talento; en el que se combina libertad con responsabilidad; donde los controles a priori se transforman en controles a posteriori; donde se estimula el liderazgo transformacional; todo ello en un clima de elevado capital social. Sin esa metamorfosis, que transforme progresivamente pero desde su raíz un sistema cuya concepción se ha quedado anquilosada y por tanto obsoleta, seremos incapaces, como sociedad, de asumir con garantías los notables retos del futuro.
Nuestro segundo invitado es Ángel Sanz Moreno, Inspector de Educación, actualmente responsable de Evaluación en la Consejería de Educación de Navarra, una Comunidad Autónoma con un eficiente sistema educativo.
P. Todo el mundo está de acuerdo en que la educación española debe cambiar: ¿quien cree que debe gestionar el cambio educativo?
R. Lo sencillo y políticamente correcto es decir que son los centros y los profesores. Aceptando lo anterior, pienso en la necesidad del liderazgo decidido de personas que tienen cierto poder en las administraciones educativas y en el mundo de la comunicación. Se trata de un grupo (creo que lo asociará inmediatamente con las élites de Ortega y Gasset. No tendría inconveniente en este tipo de asociación si se entendiese en su justo medio esta idea orteguiana) formado por cuadros intermedios, a caballo entre los centros y los políticos. Este grupo es permeable a las necesidades y potenciales de los equipos directivos y sabe hacer el transfer hacia los políticos (en viaje de ida y vuelta). No se identifica con ninguna estructura organizativa dentro de la Administración.
P. ¿Cree que el sistema educativo español puede convertirse en un sistema de alto rendimiento (reducir el abandono escolar, mejorar 35 puntos en PISA, aumentar el número de alumnos excelentes) en el plazo de cinco años?
R. Teóricamente es posible manejando las variables que hay que manejar. Creo que hay que romper muchas inercias, prejuicios y hábitos institucionales, profesionales y personales. Remover estos aspectos cuesta tiempo, esfuerzo, tenacidad y constancia. No obstante un plazo mayor de cinco años equivale a: “lo haremos en el futuro”. Por ello mi respuesta es claramente: “Sí se puede y se debe”
P. ¿Que cree que se debería hacer para conseguirlo?
R. (a). Tener claro el objetivo, creérselo. (b) Marcar una hoja de ruta bien diseñada a partir de un buen diagnóstico, y diseñado de forma realista (teniendo en cuenta la “naturaleza humana” tanto como los medios técnicos y recursos) (c) Una campaña de “comunicación” y sensibilización de la sociedad, (d) Unos indicadores claros y un seguimiento continuo, honesto, técnicamente bien hecho.(e) encerrar “los perros en el sótano”, como decía Thomas Mann, usando una expresión de Nietzsche. En este caso, los perros son la ideología y la política.
Por último, hoy hablo con Ismael Sanz Labrador, economista, Director del Instituto Nacional de Evaluación Educativa del Ministerio de Educación.
P. Todo el mundo está de acuerdo en que la educación española debe cambiar: ¿quien cree que debe gestionar el cambio educativo?
R. Todos los cambios educativos se tienen que llevar a cabo con el apoyo del profesorado. Las reformas educativas de arriba abajo no son suficientes para desencadenar el cambio educativo que necesita España, tienen que venir acompañadas de un convencimiento de la comunidad educativa de mejorar el aprendizaje de los alumnos. Creo que la introducción de pruebas externas y estandarizadas puede ayudar a generar cambios positivos, porque la disposición de más información y la transparencia que incorporan este tipo de pruebas conducen a un mayor esfuerzo de todos los actores en la mejora educativa. En definitiva, el cambio educativo tiene que ser compartido por todos los actores: docentes, familias, alumnos Comunidades Autónomas y Ministerio.
P. ¿Cree que el sistema educativo español puede convertirse en un sistema de alto rendimiento (reducir el abandono escolar, mejorar 35 puntos en PISA, aumentar el número de alumnos excelentes) en el plazo de cinco años?
R. Un plazo de 5 años es algo corto. El sistema educativo cuenta con muchas inercias. Es además un sistema plagado de excusas por parte de todos los actores: se excusan de los resultados señalando que España viene de muy atrás, también se utiliza como coartada el nivel socioeconómico, los recursos con los que se cuenta, el nivel previo del alumno... Todos nos excusamos en algún factor. Los países que han mejorado el aprendizaje de los alumnos como Polonia o Portugal, lo han hecho en plazos más largos, de 10-12 años. No hay que olvidar que 35 puntos en PISA corresponden prácticamente a lo que se aprende en un curso escolar entero. Ahora mismo, los estudiantes de Países Bajos de 3º de la ESO saben tanto de matemáticas como los de 4º de la ESO de España. La mejora de 35 puntos en PISA sería volver a los alumnos españoles al mismo nivel que los del mismo curso en Países Bajos. Se puede hacer, pero se requiere algo más de tiempo que 5 años.
P. ¿Que cree que se debería hacer para conseguirlo?
R. No es fácil responder a esa pregunta. En España, a veces se cree que en la educación las cosas son fáciles de cambiar y mucha gente cree saber cómo mejorar el sistema basándose en su opinión y creencias, no siempre contrastadas. Lo primero que hay que asumir es que es una tarea compleja en la que hay que contar con los 700.000 docentes que hay en España y los más de 8 millones de alumnos. Lo segundo es basar las políticas educativas en evidencia empírica rigurosa y científica. Dejar de lado los sesgos, opiniones, ocurrencias y cambiarlas por evidencias que incluyan como todo análisis científico un grupo de tratamiento, un grupo de control, que las muestras sean aleatorias y contrastar los resultados previos a los posteriores a la introducción de la medida educativa. España se ha quedado rezagada en la elaboración de estos análisis científicos en educación, de modo que pocas veces se basa la política educativa en evidencia empírica rigurosa y sólida. A este respecto parece que la conclusión de la literatura científica señala a la combinación entre autonomía de los centros y rendición de cuentas (a través de pruebas externas y estandarizadas que doten al sistema de transparencia) como una de las medidas que mejores resultados proporciona. La OCDE ha desarrollado una seria de Informes, denominados Education Policy Outlook, en el que se analizan las políticas educativas de todos los países y se analiza cuál ha sido el efecto de las reformas educativas acometidas en ellos. Se encuentran en esta web.
Convertir el sistema educativo español en un sistema de alto rendimiento en cinco años, con el presupuesto que teníamos antes de los recortes parece un objetivo ambicioso, pero que en la Fundación UP creemos posible. Pero necesitamos oír muchas voces expertas para estar seguros de que no simplificamos la cuestión. Antes de poder exigir a la administración publica que se comprometa con ese objetivo tenemos que estar seguros de que es posible. La semana pasada entrevisté a Carmen Pellicer, que consideraba que el cambio debía comenzar en los centros, y que un centro puede mejorarse en tres años. Hoy hemos preguntado a tres personas con profunda experiencia educativa.
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