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“Los autistas son una fuerza laboral desaprovechada, tienen mucho talento”
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SPECIALISTERNE, EL PROYECTO DE THORKIL SONNE

“Los autistas son una fuerza laboral desaprovechada, tienen mucho talento”

El número de diagnósticos de autismo crece sin parar. El danés Thorkil Sonne ha fundado Specialisterne con el objetivo de integrar a los autistas en el mercado laboral

Foto: Sonne tuvo la idea para fundar su organización después de que su hijo fuese diagnosticado con autismo a los dos años de edad. (YouTube)
Sonne tuvo la idea para fundar su organización después de que su hijo fuese diagnosticado con autismo a los dos años de edad. (YouTube)

Las estadísticas son preocupantes. En Estados Unidos, los CDC (Centers for Disease Control and Prevention) calculan que uno de cada 88 niños ha sido diagnosticado con un trastorno del espectro autista; en España, aunque se dispone de menos datos, algunos estudios como el realizado en Castilla y León han calculado una prevalencia de 1/700. Casi un 1% de la población mundial muestra algún síntoma relacionado con el autismo. Unas estadísticas aún confusas pero que apuntan inequívocamente a un crecimiento imparable del número de casos de autismo en Occidente.

Uno de los muchos niños nacidos dentro del espectro autista fue el hijo pequeño del emprendedor danés Thorkil Sonne, Lars, nacido hace 15 años y diagnosticado a la edad de dos años y medio. Por aquel entonces, Sonne era director técnico de una compañía tecnológica. Preocupado por el futuro de su hijo, empezó a darse cuenta que en dicho sector había un gran número de vacantes para aquellos que compartían la situación de su hijo, a los que quizá podría resultarles complicado encajar en otros empleos habituales pero que podían desempeñar a la perfección roles como, por ejemplo, testeadores de software.

De ahí nació la idea detrás de Specialisterne, compañía fundada por Sonne hace 11 años tras dejar su trabajo, un lugar “donde la gente con autismo pueda ser comprendida e insertada en el mercado laboral”, como explica él mismo a El Confidencial. Su objetivo es integrar a estas personas en el mercado laboral a través de programas de colaboración con distintas impresas. Sus inicios no fueron nada fáciles, pero la organización hoy cuenta con apoyos como el de la red Ashoka de emprendedores para conseguir su objetivo final: crear un millón de puestos de trabajo para personas dentro del espectro del autismo, entre los que se encuentran también aquellos que sufren asperger o el síndrome de Tourette.

Un futuro de independencia para los autistas

No pasó mucho tiempo hasta que Sonne se dio cuenta de que su hijo no tenía muchos amigos y que carecía de las habilidades sociales que otros niños sí tenían, lo que le hizo preocuparse por su futuro laboral y su independencia personal. “Tiene muchas cualidades, pero no las necesarias para ser contratado”, recuerda. “No sería capaz de hacer frente a las exigencias que tiene el mercado laboral hoy en día, como la flexibilidad”. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga: Sonne se percató que algunas de las particularidades de su condición podían ser explotadas de forma muy positiva dentro de algunos sectores de la empresa.

“La gente con autismo tiene muy buena memoria y son muy habilidosos para identificar patrones cuando trabajan con datos, lo que es muy útil”, explica. A ello hay que añadir una gran precisión, la atención al detalle, un estilo de trabajo estructurado y la inclinación a realizar tareas repetitivas. De ahí que entre los empleos recomendados para aquellos que sufren un desorden del espectro se encuentren tradicionalmente la contabilidad, la programación o distintas ingenierías. Pero no esa son las únicas cualidades que distinguen a estos trabajadores, sino que gozan de otras habilidades blandas como una alta motivación y dedicación.

A pesar de ello, Sonne señala que la mayor parte de responsables de recursos humanos sigue pensando que “no pueden hacer un trabajo tan bueno como el del resto”. “Los directores prefieren contratar a la gente que se parece a ellos, es decir, gente que es más social, por lo que si eres individualista tienes problemas”, explica el emprendedor danés. Otro problema que suele detener a los seleccionadores de personal es que “el mercado laboral está obsesionado por producir orden, y que alguien rompa este orden puede poner nerviosa a la gente”.

“Hay mucho talento entre la gente con autismo que no se está aprovechando y hay mucho puestos vacantes en el sector tecnológico que pueden ocupar”, explica Sonne. “Todo el mundo debería trabajar para exprimir el talento que hay en nuestra sociedad y que la gente tenga la oportunidad de ser independiente y tomar sus propias decisiones”.

Un programa en el que todos salen ganando

La mayor parte de empresas que han trabajado con Specialisterne, no obstante, han quedado satisfechas con el papel que dichos trabajadores han jugado dentro de la empresa. “Cuando entran en el espacio de trabajo, los empleadores siempre quedan contentos, porque son honestos, directos, dedicados y siguen las instrucciones que les proporcionas”, explica Sonne. No sólo eso, sino que mejoran a los trabajadores ya presentes. Por ejemplo, muchas compañías han señalado que, después de contratar a autistas, el resto de los empleados ha empezado a mejorar la comunicación con sus compañeros.

“Son una gran fuerza de trabajo, tan sólo hay que romper el hielo”. Entre los países donde Specialisterne ya ha llegado se encuentran Canadá, Polonia, Irlanda, Suiza, Reino Unido, Alemania, Austria, Estados Unidos –donde el emprendedor vive actualmente y donde espera darle un gran empujón a su empresa– y España. La compañía fue implantada en Barcelona, donde firmó su primer partnership con Avnet Services. El pasado mes de noviembre, la compañía inició su actividad en Madrid, con la misión de “evualuar, formar y proporcionar trabajos de alto valor añadido a personas con autismo y síndrome de Asperger”.

“Es un poco extraño hablar de discapacidad para referirte a gente que tiene tal nivel de inteligencia y puede ser tan buena en ciertos aspectos”, concluye el danés. “Si están cómodos, su situación se vuelve invisible y despliegan todas sus cualidades”. Es esta la idea que una década atrás le hizo arrancar con un proyecto que en su día parecía descabellado y para el cual fue incapaz de conseguir un préstamo bancario, pero que ya ha conseguido llegar a 25 clientes en todo el mundo. “Me di cuenta de que si nadie hacía nada, no se produciría ningún cambio. Este no iba a salir de dentro del mercado laboral, sino que alguien loco tendría que impulsarlo. Nada cambia si nadie hace nada”.

Las estadísticas son preocupantes. En Estados Unidos, los CDC (Centers for Disease Control and Prevention) calculan que uno de cada 88 niños ha sido diagnosticado con un trastorno del espectro autista; en España, aunque se dispone de menos datos, algunos estudios como el realizado en Castilla y León han calculado una prevalencia de 1/700. Casi un 1% de la población mundial muestra algún síntoma relacionado con el autismo. Unas estadísticas aún confusas pero que apuntan inequívocamente a un crecimiento imparable del número de casos de autismo en Occidente.

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